CAPÍTULO 03

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N/A
¡Holaa, espectritos!
Al final hay una nota un tantito extensa, pero es necesario que la lean para evitar confusiones.
Bien ¡A leer!

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¥ Ellos ¥

Existían unos seres, que eran capaces de ser totalmente humo sin alterar su forma, usaban ese punto a su favor para defenderse de armas letales y atravesar lugares a su antojo, pero, esa misma especie podía volverse totalmente de carne y hueso, en ese estado pasaban desapercibidos con más facilidad entre los humanos, y esa era la única forma de asesinarlos o hacerles daño. Esa especie es llamada Sombra/espectro.

Existían una minoría de ellos porque eran una extraña combinación que muchos aborrecían, al punto de querer crear un clan de cazadores capaces de luchar contra ellos sin importar el campo de batalla. En estos momentos, aquella especie de espectros estaba extinta a manos de la raza de cazadores entrenados específicamente para destruirlos. Y hasta ahora, nadie supo la razón de semejante ataque, los aborrecían, sí, pero llegado su momento habían dejado de perseguirlos porque eran muy escurridizos. Hasta que de la nada, el cazador líder de hace unos años, dió la orden de ejecutarlos a todos, sin excepciones.

Y no puedo contradecir el hecho de que sí sean escurridizos, porque aún quedaba un sobreviviente de entre ellos, y estaba aquí, sentado a mi lado sin despegar la vista del televisor mientras introducía palomitas a su boca con parsimonia.

—Oye lindura. ¿Podrías dejar de mirarme como el ser más hermoso del universo?— pronunció Leo aún con la vista fija en el televisor—. Ya sé que es así, pero no es necesario recordármelo.

Me eché a reír con ganas, saliendo de mi estupor al caer en cuenta que lo había estado mirando todo este rato.

—Solo analizaba tu esencia—mentí a medias, me acerqué y tomé un puñado de palomitas.

Ya habían pasado dos noches desde que se encontraba aquí y con solo eso había logrado sacarme carcajadas por las que Dustin me reprendía, aunque, también lo hacía sonreír a él, pero se negaba a admitirlo como el orgulloso y cabeza dura que es, desde luego.

Leo hizo un intento de fulminarme con la mirada, pero terminó por sonreír.

—Admite que también detallabas mi belleza— peinó su cabello hacia atrás coqueto. Puse los ojos en blanco.

—Admitiré que el color rosa te queda bien.

Es extraño, pero su cabello es de un rosa más oscuro conforme se va alargando a las puntas.

Sonrió satisfecho, le pegué un manotazo.

—Por Dios Chloé ¿Por qué eres tan agresiva?— gruñó masajeando el lugar que recibió el golpe.

—Lo dices y no tienes ni la mitad de tu vida recibiendo sus golpes—Como siempre Dustin y sus ganas de aparecer de la nada. Pegué un brinco cuando tomó asiento a mi lado dejándome a mí en medio de ambos.

Achique los ojos en su dirección—: Ya estás tú exagerando.

—Claro—respondieron los dos a la vez.

Abrí ligeramente la boca, indignada, pero la volví a cerrar, sin encontrar las palabras exactas para contradecir.

Continuamos discutiendo acerca de que no soy agresiva, pero ellos no perdían la oportunidad de contradecirme y Leo de reírse en mi cara. Al final perdí por lanzarle unos cuantos manotazos a los dos.  Me arrojaron palomitas devuelta, y reímos en gran manera. Dustin hacia unos intentos de horrores por fingir que la situación no le causaba gracia, pero lo conocía, tal vez Leo no se hubiese percatado, pero yo sí.

Por Si Te Vuelvo A VerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora