Ciclo de problemas y una solución [Kinktober 2021]

29. Pregnancy

No sabe que lo mantiene más excitado en ese momento, si las hormonas o la manera en que Oneiros adora su vientre.

Ha sido un medio año complicado, entre dar excusas sobre su embarazo y buscar una casa a donde mudarse, ya que sabe que el apartamento les quedara más pequeño ahora que serán 3 personas, así que no se sorprende mucho cuando las hormonas avivan su cuerpo y necesita tener algo encajado en su culo para sentirse satisfecho. Oneiros no está en casa, aunque no debería de tardar en llegar, lo necesita y por un momento se maldice a si mismo cuando le dijo que siguiera yendo a clases presenciales, con lo bueno que sería tenerlo en casa y lo pudiera coger cada que lo necesitara.

Tiene serios problemas para intentar moverse encima del dildo, la panza está comenzando a ser un problema por lo que no puede ver bien y aunque hay cierta satisfacción también puede sentir el disgusto por tener que hacer eso, es un recuerdo enterrado en lo profundo de su mente, parte de la insatisfacción del anterior embarazo que había tenido hace tantos años. Sus ojos se llenan de lágrimas cuando decide detenerse y lanzar el objeto fuera de la cama, está molesto, pero toda ira desaparece de inmediato cuando la puerta del apartamento abre y se cierra, aunque al principio hay silencio, los pasos de Oneiros se escuchan obviamente apurados cuando sienten la necesidad en el ambiente, no pasa mucho tiempo cuando ya lo tiene encima, empujándolo contra el colchón y los cojines mientras responde a sus exigencias.

La marca en su cuello es acariciada superficialmente por los labios más jóvenes, lo que le llena de gusto mientras de acomoda contra las cosas suaves de la cama y abre las piernas para que Oneiros se acomode entre ellas, ninguno de los dos se deshace del traje que viste el más joven, quien claramente esta más apurado por satisfacer su cuerpo como para preocuparse por su propia ropa.

Sus manos se pasean cómodamente desde el cabello plateado hasta los hombros cubiertos por el traje, es entonces cuando fantasea un poco con su situación, desde la posibilidad de estar amamantando a sus dos hijos al mismo tiempo, hasta el de ser cogido mientras el recién nacido permanece pescado de alguno de sus pezones. Respira profundo cuando los labios de Oneiros rozan sus pezones llenos de leche, los que tiene prohibido tocar hasta seis meses después de que nazca él bebé, ya que, el calostro es algo que necesita más el recién nacido, por lo que solo los acaricia un poco hasta descender y besar el bulto que lentamente le deja de permitir hacer muchas cosas.

Y oh maldita sea, las lágrimas se aglomeran en sus ojos nuevamente, no por dolor, sino por un deseo finalmente cumplido. El realmente quería esto, un embarazo que pudiera llevar con cariño, con su alfa amándolo a cada minuto a pesar de que su cuerpo sea una molestia o deje de ser atractivo.

—¿Te duele mucho? —pregunta Oneiros tras notar las lágrimas y la sensibilidad del momento—. Lo arreglare en un momento, Hypnos.

Las lágrimas no se detienen cuando sus labios se encuentran, sus brazos se acomodan alrededor de la cabeza de Oneiros mientras siente como restriega la cabeza de su pene contra su ano, gracias al dildo no necesita más preparación, así que intenta moverse en un esfuerzo por frotarse y que entre de una vez.

—Eres tan hermoso Hypnos —respira profundo cuando se desliza sin ninguna resistencia de por medio, tiembla ante el calor que le envuelve e intenta tomarse su tiempo hasta poder enfundarse completamente—, tan maravillosamente criado.

No tiene oportunidad de decir nada cuando las embestidas comienzan, cualquier comentario se le atora en la garganta junto a la vergüenza, mientras es satisfecho en más de un sentido, desde ser amado como siempre quiso hasta de tener el sexo que, siente, se merece y como si aquello no fuera suficiente, ser llamado por su nombre en lugar de "mamá" le permite olvidarse de todo más fácilmente, por lo que permite que una nueva mordida sea realizada en la otra curvatura de su cuello, mostrando sin vergüenza su cuello ante los besos que recibe en aquella zona.