CAPÍTULO 5

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-Me llamo Catherine Williams, pero todos me llaman Cat. Soy tu compañera de habitación, pero por tu reacción imagino que no me esperabas vaya. - Me tendió una mano que no pude rechazar. Me ayudó a ponerme de pie.

-Yo, lo siento mucho, no pretendía asustarte de verdad. Me dijeron que me avisarían cuando fueras a venir, pero no me han dicho nada. Si lo hubiera sabido te hubiera dado la bienvenida de otra forma...

No me salen ni las palabras para poder contestar a la pobre chica. No para de mirarme preocupada. Normal, después del susto que me ha dado... Pensaba que me iban a atracar en mis primeras horas en los Ángeles. Hubiera sido patético tener que llamar a mi madre llorando contándole lo que me había pasado.

Mis ojos se movían de un lado a otro buscando algún indicio de que todo fuera una broma. En mi solicitud lo había dejado muy claro. Quería una habitación individual. Había discutido muchísimo con mi madre por eso. Ella me decía que las compartidas eran más grandes y que así conocería gente nueva de una vez por todas. No entendía su necesidad de querer que compartiera mi estancia allí y se lo dejé muy claro. No necesitaba a nadie que me distrajera y una compañera sería eso, una distracción.

-No te preocupes, solo que no esperaba a nadie. Deben haberse equivocado eso es todo- las palabras salieron solas de mi boca. Catherine me sonreía, mis palabras parecían haberla calmado un poco. La habitación estaba un tanto desordenada, no había nada colocado ni ordenado. Parecía que cada cosa esta puesta a boleo. De seguro que ya había tenido que perder muchísimas cosas en aquel desastre.

-Si quieres te puedo acompañar a hablar con Pablo, es el conserje, supongo que ha sido él quién te ha dado las llaves.- Estaba tan concentrada en examinar toda la estancia que no me había dado ni cuenta de que Catherine se había puesto delante de mí y tiraba de mi brazo hacia la puerta.

-Oye de verdad que no hace falta que me acompañes, seguro que tienes otras cosas que hacer...- dije por última vez mirando su habitación. No quería ser grosera, cada uno era libre de vivir como quisiera, pero esa chica... un día iba a perderse ella allí dentro.

-¡Que va!, además, hoy no tenía pensado hacer nada. Ayer salimos de fiesta todos, y volvimos a las tantas, fue lo más.- cerró de un portazo y siguió hablando mientras se dirigía hacia las escaleras -¿Sabes qué? -Me miro mientras daba un giro - Claro que no lo sabes -está chica estaba loca, cada vez lo tenía más claro. -me ha hecho ilusión tener compañera aunque solo haya sido por unos minutos. Llevo aquí desde hace dieciséis días y necesitaba un golpe de aire fresco.

Se paró de golpe enfrente del mostrador y dio tres golpecitos sobre el pequeño timbre dorado. Enseguida, Pablo, apareció por detrás.

-¡Buenos días señorita Catherine! Veo que ha conocido a su nueva compañera.

Catherine se llevó la mano a la frente, por su expresión parecía frustrada, pero con esta chica nunca se sabe.

-¡Pablo, le he dicho mil veces que no me diga señorita, y que me llame solamente Cat!- ambos se quedaron mirando y rieron negando con la cabeza. Pablo era un hombre de avanzada edad, con tez morena y un acento mexicano muy marcado. Se notaba a lo lejos que se tenían aprecio.

-Sobre mi nueva compañera...-Giro completamente su cuerpo hacía mí. Después de todo lo que había pasado se me había olvidado presentarme. Qué vergüenza. De reojo vi como Pablo cambiaba su postura relajada a una más tensa. La situación me estaba haciendo sentir muy incómoda.

-Harried, Harried Evans- dije casi en un susurro.

No se me daba bien relacionarme con la gente, en general, solía evitarlo. Se me daba mejor escuchar, eso sabía hacerlo de maravilla.

Se volvió de nuevo hacía el y retomó lo que estaba diciendo.

-Pablo, Harried está convencida de que ha habido un error con su habitación.

Su mirada pasó de Catherine a mí esperando saber cuál era el problema.

-Creo que ha habido un problema con las habitaciones, yo había elegido una individual -gire un poco para evitar que Catherine me escuchará, pero estaba claro que no serviría de nada ya que solamente estábamos nosotros tres allí abajo. -además, hice gran hincapié en eso.

Pablo me miro confundido y saco una carpeta llena de papeles.

-¿Harried Melania Evans verdad?- asentí en silencio. A Catherine se le escapó una risa que intentó tapar tosiendo.

-En tu solicitud pone que elegiste una habitación compartida.

-Eso es imposible, se perfectamente que pedí una individual Pablo, tiene que ser un error.

-Mírelo usted misma señorita.

Me tendió la hoja de solicitud, y como él había dicho antes, ponía que había elegido una compartida.

Me estaba agobiando muchísimo, no podía ser verdad. Cuando rellené los formularios y todo tuve muchísimo cuidado en no equivocarme, quería que todo saliera perfecto y esto estaba lejos de estarlo.

-Está bien- dije con resignación -¿no hay alguna forma de poder cambiarme de cuarto?

Casi suplique. No quería llorar, pero madre mía estaba a punto de hacerlo.

-Podría cambiarse de cuarto - ¡genial! - pero tendría que ser el año que viene.

Pablo debió de ver mi cara de susto porque añadió un "lo siento" casi sin voz.

Catherine salto detrás de mí.

-Ya verás Ri, nos lo vamos a pasar genial te lo aseguro.

Pasé por alto que me llamará Ri, que por cierto no tenía ningún sentido. Nos despedimos de Pablo y fuimos de nuevo a la habitación.

Venga ya. Esto no entraba en mis planes. Pero para nada. No sé qué podía haber hecho mal.

Pero entonces caí en la cuenta, mi madre.

No podía ser, no me haría eso... ¿o sí? Había dejado muy clara su postura, pero pensaba que había quedado claro.

Me empezó a vibrar el móvil en el bolsillo trasero.

"LLAMADA ENTRANTE DE AAMAMÁ"

Hablando de la reina de Roma, vamos a comprobar si sonciertas mis sospechas.

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