CAPÍTULO 11

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La casa de Samantha era enorme, parecía un palacio. Nicholas, como pudo, aparco el coche. Y digo como pudo porque toda la calle estaba hasta arriba. Por suerte, unas chicas se marchaban justo cuando nosotros llegábamos. La puerta principal estaba repleta de gente fumando y bebiendo. La música estaba a todo volumen, apenas podía escucharme a mí misma.

-Quédate aquí, enseguida vuelvo.

No me había dirigido la palabra en todo el trayecto, ni siquiera me había mirado para decirme esas palabras. No tenía ni pizca de ganas de estar allí. Sinceramente, ninguno de los dos quería estar en esa fiesta. Estaba claro que esto le había tocado hacerlo más de una vez.

Me empecé a plantear sus palabras. Llevaba veinte minutos esperando en el coche y no había ni rastro de ninguno de los dos. Me estaba empezando a poner nerviosa. Puede que Cat estuviera realmente mal, o que no la encontrará, o que necesitarán mi ayuda. Miles de posibles situaciones inundaron mi cabeza. Puede que nunca hubiese estado en una fiesta, pero había leído mucho sobre ellas en mis libros. Siempre que ocurría algo así, la protagonista entraba en la fiesta.

Joder.

"No lo hagas, ni se te ocurra hacer lo que estás pensando. Por el amor de Dios Harried, no"

A la mierda. Ignoré por completo la vocecita que me decía todo lo contrario a lo que estaba haciendo.

Atravesé toda la entrada hasta llegar a la puerta que estaba abierta. Madre mía, olía fatal. Tenía bastante claro que no solamente la gente estaba fumando tabaco. Siempre he odiado ese olor. Al momento se me pone dolor de cabeza y unas terribles ganas de vomitar. No entiendo como la gente puede fumar eso.

Para mi desgracia, el olor de dentro de la casa es el mismo. Está claro que en esta fiesta no hay normas. La gente baila por todos lados. Apenas puedo moverme entre toda la gente. Vale, me estoy empezando a marear bastante.

Como puedo, me voy haciendo hueco hasta llegar a unas escaleras. Creo que nunca había visto a tantas personas borrachas. El panorama es bastante de libro. Gente bebiendo de todo, sin importarles en absoluto nada, besándose en cualquier rincón, jugado a cosas estúpidas y fumando en los sillones.

Y entre todas ellas, ni rastro de Cat.

-Hola preciosa –y como en todo libro, el baboso de turno. No puede ni mantenerse en pie. Un suspiro sería suficiente para hacer que perdiera todo el equilibro.

Baje de las escaleras dejándole allí solo.

Mi altura no es que me estuviera ayudando una mierda. Había conseguido evitar muchísimos pisotones pero sin que lo hubiese visto venir, alguien me tiro todo su vaso encima.

-Joder, lo siento muchísimo... -Levante la mirada, y entonces le reconocí.- Tendrías que tener más cuidado... -dijo con una voz muy sensual.

Era uno de los chicos que había visto junto a Nicholas el día que me había caído al suelo.

-¿Has visto a Nicholas?- Negó con la cabeza riendo.

-No sé porque todas buscáis a Nicholas cuando está claro que conmigo podrías pasártelo muchísimo mejor –dijo guiñándome un ojo. Estaba borracho. Tenía los ojos súper rojos y se tambaleaba ligeramente hacia los lados, ni siquiera me miraba a la cara. Ignoré lo que me acababa de decir.

Y, como si de un golpe de realidad se tratara, entendí lo que estaba sucediendo. Todo el líquido que me había derramado había caído sobre mi camiseta blanca, y está se había vuelto bastante trasparente. Apenas dejaba algo a la imaginación.

Noté como me subía el calor por todo el cuerpo hasta llegar a las mejillas. Me tape como pude e intente salir de allí.

Casi corriendo logre llegar al jardín trasero.

Mi primera experiencia en una fiesta estaba resultando ser una mierda. Por no mencionar que encima estaba sola.

-Toma anda, tapate.

Me sobresalte al instante. Me di la vuelta y cogí la chaqueta que me estaba ofreciendo.

Casi me pongo a llorar. Apenas le conocía, pero ver una cara familiar entre todas aquellas personas reconfortaba bastante.

-¿Se puedes saber porque estás aquí sola princesa? –La voz de Matt sonaba igual a la primera vez que nos habíamos visto. Sus ojos no se apartaban de los míos esperando una respuesta.

-Sinceramente, no sé ni que hago aquí. Nicholas apareció de repente...

- Cat lo ha vuelto a hacer.

Era como si le hubieran sobrado todas mis palabras para hacerse una idea de lo que estaba pasando.

-Nick me llamó para preguntarme sobre la fiesta, pero no me imaginé que te traería. –negó con la cabeza en forma de desaprobación. –Vamos, te llevaré a casa. –añadió dirigiéndose hacia uno de los coches.

Parecía que no había bebido nada, y como si me hubiera leído la mente habló.

-No te preocupes, no bebo. No me gusta, así que puedes ir tranquila.

Necesitaba volver a casa y darme una ducha para quitarme todo el olor a tabaco y alcohol que llevaba encima. Por no mencionar lo cansada que estaba. Estoy segura de que Nick podría apañárselas el solo. No pensaba seguir en esa fiesta ni un segundo más. Me metí en el coche y le indique la dirección, aunque él ya la sabía por Cat.

Unos brazos me rodearon y me llevaron hasta la habitación. En el trayecto, me había quedado dormida y Matt había preferido no despertarme.

Me tumbo sobre mi cama y se sentó en ella.

-Jackson es buen tío, no le tengas en cuenta lo de hoy. Bajo los efectos del alcohol se vuelve un completo gilipollas. Descansa princesa.

Depositó un beso sobre mi frente y se marchó.

Muy a mi pesar, necesitaba darme esa ducha aunque fueran las cuatro y media de la madrugada.

Me tiré veinte minutos bajo el agua, frotando cada parte de mi cuerpo a fondo para eliminar todo rastro de la fiesta.

Me enrolle una toalla y me seque un poco el pelo. Salí del baño en busca de ropa limpia.

-Así que aquí estabas.

Me quede congelada en el sitio y gire poco a poco hacia el lugar de dónde provenía la voz.

Y allí estaba, sentado sobre la cama vacía de Cat con los brazos cruzados y mirándome fijamente.

Si las miradas matarán, yo ya estaría muerta y enterrada.

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