Volvía a entrar en la habitación, pero esta vez estaba preparada. No podía venirme a bajo, no ahora, después de todo lo que me había costado llegar hasta allí. Ella haría su vida y yo haría la mía. Tampoco podía ser muy diferente a como lo había pensado, tan solo tendría que compartir con ella las horas de sueño.
Me tire todo lo que quedaba del día organizando y colocando las cosas. Catherine, después de insistirme veinte veces para que la dejara ayudarme, se volvió a meter en la cama y se puso la música a tope. Por suerte, las canciones que ponía no estaban nada mal y eso fue un gran alivio.
Me había costado ordenar todo y estaba agotada. Me tire de plancha sobre la cama.
De pronto, Catherine se levantó de un salto y fue corriendo hasta su armario. Saco un bonito vestido de color amarillo y unas sandalias blancas. Se adentró en el baño y salió diez minutos después.
-Vamos a cenar – fue lo primero que dijo plantándose encima de mí.
-Catherine, esto...- estampo su mano sobre mis labios y no me dejo ni terminar la frase.
-Tssss, por favor, llámame Cat enserio, Catherine suena como si tuviera sesenta años. –no sentía que tuviéramos la confianza suficiente como para llamarla así, pero estaba claro que discutir con ella sería una pérdida de tiempo –Y sobre ir a cenar, vamos Ri- ya estamos otra vez con llamarme así- no has comido nada desde que has llegado, no puedes decirme que no tienes ni un poquito de hambre.
Lo último lo dijo haciendo pucheros. Tenía tantas cosas en la cabeza que se me había olvidado comer, pero estaba tan cansada que lo último que me apetecía era salir. Pero como si fuera una seña, me empezaron a sonar las tripas.
-¡Lo ves! Tienes hambre- dijo todavía encima de mí y señalándome la tripa.
Tras un largo tira y afloja sobre donde iríamos, ya que no me apetecía ir muy lejos, Cat me convenció para ir a una hamburguesería que se encontraba a diez minutos en coche. Por suerte, parecía que mi compañera si había logrado sacarse el carnet de conducir. No es que yo no lo hubiera intentado, pero nunca encontraba tiempo para practicar.
Cat era una chica muy guapa, era la primera vez que me fijaba bien en ella. Debíamos medir lo mismo, pero con esas sandalias ganaba uno o dos centímetros más que yo. El vestido le quedaba de maravilla y el bronceado era espectacular, me costaba creer que lo hubiera conseguido solo en dieciséis días. Llevaba el pelo suelto y le caían pequeñas ondas sobre los hombros. El color platino de su pelo combinaba a la perfección con sus ojos color miel. Sin duda era una chica muy atractiva, tenía que tener a muchos chicos detrás de ella.
Éramos como polos opuestos, yo me había puesto una camiseta básica blanca y unos pantalones cortos holgados. Llevaba mis converses blancas y me había recogido el pelo en una coleta alta. Eran los primeros días del mes de septiembre, pero seguía haciendo muchísimo calor.
El coche de Cat era un Mini de color negro. Era bastante elegante y durante todo el camino fuimos escuchando música con las ventanillas bajadas.
La cena fue muy interesante. Sí, Cat estaba loca, lo tenía clarísimo pero era muy divertida.
Me lo había pasado muy bien con ella, puede incluso que me hubiera empezado a agradar su presencia.
Al parecer, teníamos muchas cosas en común. Compartíamos gustos musicales, culinarios y hasta veíamos las mismas series.
Cuando terminamos de cenar, Cat propuso ir a comprar palomitas y ver una película en su ordenador. No era para nada un mal plan. Me sentía un poco mal por haberla juzgado antes de conocerla así que accedí.
-Ri, ve subiendo y elige la que más te guste en lo que voy a calentar las palomitas, no tardo nada.
Me encantaría saber el porqué de "Ri", pero bueno, iremos poco a poco no tentemos a la suerte.
Subi por las escaleras, pero todas las puertas eran completamente iguales. Admito que soy un desastre a la hora de orientarme, me había quedado bien claro cuando me perdí en una excursión guiada por el acuario. Acabe rodeada de grandes cristaleras con peces por todos los lados. Menos mal que me encontró uno de los guardias y me devolvió con mi clase.
-¿Te has perdido verdad?- Cat estaba apoyada justo detrás mía riéndose.
-Soy un poco torpe no vamos a engañarnos- sé que me terminare acostumbrando pero por ahora me conformo con seguir a Cat por el inmenso pasillo.
Sin previo aviso me lanza la bolsa de palomitas y abre la puerta. Como quema la bolsita, menos mal que me deja pasar a mi primera. La tiro encima de mi cama y sacudo las manos como una boba para que se me enfríen.
Pero entonces le veo, un chico castaño está tumbado sobre la cama de mi compañera.
No se mueve y sus ojos, aparentemente, están cerrados.Cat entra justo detrás mía pero no parece sorprenderle su presencia.

ESTÁS LEYENDO
EUNONIA
Teen FictionAlgunas personas piensan que el futuro ya está escrito, da igual lo que hagas, lo que digas, las decisiones que tomes, todo pasa por algo. Quizás porque es necesario o porque es el momento. Al principio duele, notas que cada día estas más muerto, cu...