CAPÍTULO 12

80 6 1
                                    

Nick.

Cat me lo había vuelto a hacer.

Siempre era lo mismo. Sale de fiesta, se emborracha, me llama, me insulta y después me toca sujetarle el pelo mientras vomita todo lo que se ha bebido. Y yo como un gilipollas cuido de ella. ¿Por qué? Porque si la pasa algo su padre me corta los huevos, y los tengo demasiado aprecio para quedarme sin ellos. Así que por segunda vez en este mes me va a tocar hacer de niñera.

No me había dicho dónde estaba para variar. Estaba acostumbrado a toda esta mierda, pero ya me estaba empezando a cansar. Quería a Cat, pero era un coñazo cuando hacia estas cosas.

-"No vayas" – Me había dicho la rubia con la que estaba. Y de verdad, irme era lo último que quería hacer en ese momento, pero no podía dejarla en ese estado.

Fui a la residencia de Cat esperando encontrar alguna pista sobre su paradero. Tenía a Matt recorriéndose todas las fiestas para encontrarla y todavía no había ni rastro de ella.

Lo que no me esperaba es que su compañera estuviera allí. Me había imaginado que Cat la había convencido para ir con ella, pero no, allí estaba. Y además, me había agredido tirándome un cojín a la cabeza en vez del libro que tenía en las manos.

No sabía si dar gracias o gritarla. ¿Quién en su sano juicio prefiere tirar a una persona que entra sin permiso en su habitación un cojín antes que un libro? Era absurdo. En realidad era ella la que tenía que dar gracias de que yo no hubiese sido un psicópata o algo así, porque si no, estaba claro que hubiese estado en problemas.

-¿En qué fiesta está Cat?

-¿Cómo que en que fiesta está? –me preguntó curiosa.

-Me ha llamado muy borracha, ¿sabes dónde está o no? – dije lo más seco que pude. La conversación me estaba empezando a cansar demasiado. Por muy buenas vistas que tenía, me estaba haciendo perder el tiempo.

-¿Cómo sabes que estaba borracha? – coloco ambas manos en su cadera. Seguí su movimiento y me perdí en sus largas piernas. Joder, esos pantalones dejaban muy poco a la imaginación. Tuve que cerrar los ojos y respirar profundamente.

-Me ha dicho que era un gran gilipollas y ha colgado. – controle mis impulsos de decir cualquier obscenidad. Tenía que encontrar a Cat y volver cuanto antes con la rubia. Necesitaba desfogarme, pero su compañera no me ayudaba a centrarme.

-¿Acaso por decir la verdad ya te hace pensar que está borracha? –la chica tenía los ovarios bien puestos. Ni siquiera recuerdo la última vez que una mujer me hablo así. Me gustaba el sentido que estaba tomando la conversación, pero tenía que seguir buscando.

Catherine Helena Williams, me debes una tan grande que no tendrás vida para recompensarme.

-Reina, no tengo tiempo para tonterías, así que si sabes dónde está dímelo.

-Está en una fiesta en casa de una chica de nuestra clase. – como no.

-Vas a tener que especificar un poco más, no es que aquí se hagan pocas fiestas que digamos. – y si no que se lo dijeran a Matt, que estaba yendo una por una.

-La chica se llama Samantha.

-¿Y sabes dónde vive?

-No.

-De puta madre todo, joder. Vamos, te vienes conmigo –dije sacando el teléfono para avisar a Matt.

-No. - la mire muy serio. No iba a perder más tiempo discutiendo si venía o no.

-Claro que sí, vas a venir y me vas ayudar a traerla, no quiero que me vuelva a vomitar en el coche.

La verdad es que Cat se había ganado esa fama. Además, si me la llevaba, como buena amiga, seguro que se quedaría después con ella cuidándola.

EUNONIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora