Capítulo 23

781 168 22
                                    

Sin saber qué hacer y sintiendo que está a punto de atraparme, me detengo y rápido volteo hacia él, colocando el cuchillo frente a mí

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sin saber qué hacer y sintiendo que está a punto de atraparme, me detengo y rápido volteo hacia él, colocando el cuchillo frente a mí. Éste se detiene a unos pasos, ambos estamos agitados y nerviosos; sin embargo, él no está asustado, yo sí.

Ninguno se mueve, ninguno ataca, solo estamos esperando que alguno de los dos falle. Decido romper este agonizante silencio y digo lo primero que se me ocurre.

—¿Por qué quieres matarme?

—Porque tú mataste a mi hermano —responde dejándome perpleja.

—¿Él era tu hermano? —murmuro sorprendida—. Él intentó matarme primero, yo solo me defendí. —Me excuso sin dejar de observar todos sus movimientos. Él es casi tan alto como Yuntae.

—¿Quién eres y por qué ese hombre nos ordenó matarte? —cuestiona sujetando con firmeza el palo.

—No sé por qué él me trajo aquí, estoy igual de confundida que tú. Solo quiero salir de aquí —digo y siento como mi labio inferior tiembla. Él decide romper este eterno momento de tensión tratando de golpearme con el palo y de inmediato lo evado.

Sin embargo, no soy tan rápida como quisiera y el alcanza a pegarme en la espalda. Sin poder evitarlo caigo sobre mis rodillas y apoyo mis manos en la tierra para intentar levantarme.

Siento como él se coloca a un lado y me doy la vuelta, logrando enterarle el cuchillo en la pierna, y por supuesto retorcerlo antes de sacar el cuchillo lleno de sangre. Esto lo hace retroceder dolorido, pero no pasa mucho tiempo cuando siento otro fuerte golpe en mi espalda que me deja sin aire.

Mi cuerpo cae al suelo y suelto el cuchillo, pero no me da tiempo de recuperarme cuando siento como él se coloca a horcadas sobre mí y acto seguido comienza a golpearme en el rostro. Todo está borroso y mi rostro arde, solo veo como este hombre detiene los golpes y procede a ahorcarme. Intento quitar sus manos de mi cuello, pero estoy tan débil y desorientada que no puedo.

Fragmentos de mi niñez se reproducen en mi cabeza, la vez que papá me enseñó a montar en bicicleta y como cada vez que me caía, él hacia cosas tontas para que yo no llorara. Cuando se me cayeron mis dos dientes delanteros y mamá me llamaba pequeña vampira. O cuando casi quemé la casa tratando de prepararle una torta de cumpleaños a mamá. O esa vez que me quedé sola con papá, ya que mamá tuvo que viajar a Italia por unos días, y justo en esos días me llegó mi primer periodo, papá entrando en pánico y yo muerta de la risa.

La muerte de Niki, mi primera mascota y todos los días que lloré. Todas las veces que evitaba encontrarme con las chicas populares de mi escuela para que no me molestaran, y cuando yo intentaba hacer amigas, pero todas me rechazaban burlándose de mí y por consiguiente de mi madre.

Cuando por comer muchos dulces en la escuela terminé vomitándole los zapatos a mi maestra y la expresión de asco que puso mientras yo moría de vergüenza.

La Sonrisa Del Mal [#1] YA EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora