Capítulo 29

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Ese hombre me observa en completo silencio, provocándome ansiedad. Yo no me muevo, creo que ni siquiera respiro, quisiera salir corriendo, pero él está interponiéndose en la única salida que hay. Se escucha un grito de parte de Yuntae, indicándome que no está muy lejos.

—¡Date prisa! Que nuestras presas ya despertaron —informa y luego se escuchan unos quejidos por parte de las chicas. Mi respiración se descontrola, no sé cómo es que siempre termino metida en este tipo de cosas, jamás debí salir de la habitación de Yuntae.

Abro la boca para suplicar por mi vida, pero no alcanzo a decir nada, ya que él rápidamente lleva una de sus manos hacia su rostro y la coloca sobre la silueta de su boca dibujada en la máscara, indicándome con esto que haga silencio.

Con su otra mano libre señala hacia atrás de él y luego agita su dedo en señal de negación. Él está tratando de decirme que no podré salir.

Acto seguido señala hacia arriba y por puro instinto lo sigo. En el techo veo una pequeña rejilla de lo que parece ser un ducto de ventilación. Vuelvo rápido mi mirada hacia el desconocido y me asusto cuando veo que saca una pequeña navaja de sus pantalones. Entro en modo alerta por el miedo, pero él la arroja al suelo y con su pie la lanza en mi dirección. Sin perder tiempo me inclino para tomar la navaja y de inmediato veo como él da un paso fuera del cuarto y cierra la puerta con seguro. Me permito soltar el aire reprimido y aún temblando me dispongo a salir por los ductos, pero antes, mi cerebro me recuerda algo importante: las cámaras.

Sin pensarlo dos veces tomo una de las pantallas y con ella empiezo a dañar las demás hasta que quedan prácticamente inservibles y botando humo. Termino y me subo a una de las muchas cajas que hay aquí para poder alcanzar la rejilla. Con la navaja quito los tornillos de la rejilla y luego de quitarla me introduzco con mucha dificultad.

Ya adentro, cierro la rejilla y comienzo a avanzar. Prácticamente estoy arrastrándome, ya que el espacio es tan estrecho que no puedo moverme bien, pero tengo que seguir o sino no podré salir de aquí; gracias a Dios soy pequeña y muy delgada. Avanzo un poco hasta que encuentro otra rejilla y cuando me asomo a ver, me encuentro con el cuerpo de una mujer cortado a pedazos.

Aparto la mirada y trato de no respirar, ya que el fuerte olor a sangre quema mis pulmones. Es horrible lo que hay debajo de mí, una mujer fue descuartizada sin ningún remordimiento. Mi cuerpo suda frío, pero me obligo seguir avanzando ya que no quiero terminar como ella. Luego de un rato vuelvo a encontrar otra rejilla.

Indecisa y muy asustada me asomo y esta vez veo a una chica rubia sentada en una silla, ella está viva, pero lágrimas salen de mis ojos cuando noto que la mayoría de su piel ha sido arrancada. Aparto la vista y descontrolada cubro mi boca para callar mi llanto.

Respiro profundo y sigo avanzando. De nuevo encuentro otra rejilla, pero ya no me siento capaz de mirar, tengo miedo de volver a ver algo tan horrible como lo anterior. Pero me veo obligada a hacerlo, ya que puede que sea mi única salida.

La Sonrisa Del Mal [#1] YA EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora