16- 𝖀𝖓 𝖉𝖎𝖋𝖊𝖗𝖊𝖓𝖙𝖊 𝖕𝖔𝖘𝖎𝖙𝖎𝖛𝖔♰

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La cita que tuve con Egan ese día fue espectacular, me sentí en las nubes. Todo fue encantador.

Ya han pasado 3 días desde que tuvimos esa hermosa cita y... Todavía no le he dicho lo que encontré en el cuarto secreto del Le Salhé, sé que está mal pero pronto se lo diré.

Solo quiero paz entre todos pero a la vez quiero terminar con todo este asunto, lo que encontre en ese cuarto secreto todavía me incomoda un poco, siento que conozco a ese señor que se encuentra con la cara cubierta y la quemadura en forma de cruz hacia abajo.

Todo es... abrumador por asi decirlo.

La situación con mi madre sigue igual, el ambiente cuando nos encontramos es realmente incómodo y ni siquiera me mira cuando estamos en el comedor "compartiendo en familia", mi padre en cambio me ha apoyado y calmado cuando pienso de más la situación... Si tan solo supieran lo que encontre.

Ahora me encuentro mirándome en el espejo, echándole un vistazo a mi vestido elegante negro, asiento mirando mi reflejo y procedo a maquillarme tan solo un poco.

Mis padres han invitado a los Lordanau a una cena, ¿Por qué? simplemente no lo sé.

Siento que mi hermosa madre y querida suegra traman algo, se que me quieren proteger y toda esa cosa pero la verdad me incomoda un poco que ha pesar de que ya sepa casi todo, ellos sigan tratando de ocultar las cosas.

- ¡Adara! ¿Estás lista, querida? -grita mi padre desde el piso de abajo.

- ¡Sí! Ya bajo enseguida -vuelvo a mirar mi reflejo y sonrío encantada por el resultado.

Salgo de mi cuarto cerrando la puerta de este detrás de mi y me encamino a las escaleras, bajo lentamente y encuentro a papa con Elián arreglando la mesa.

- Estás muy guapa para una cena con solo nosotros y los Lordanau -me dice mi padre con una sonrisa burlona.

- Padre, que se haya arreglado tanto para una simple cena tiene nombre y se llama Egan -dice Elián bajando y subiendo las cejas, le doy un golpe en el hombro y esa una mueca de dolor.

- Espero que te trate bien ¿eh?, no me importa que sea el hijo del Dios del Inframundo. Te hace algo y juro que yo mismo lo mando devuelta a su hogar -dice mi padre mientras termina de poner un plato en la mesa.

- Tranquilo papá, me trata muy bien -más que bien pero mi padre no tiene que saber eso- Si me hace algo yo misma lo castro con mis manos.

- Oh, le dire a mi amigo Egan que dijiste eso -dice el idiota de mi hermano y yo niego lentamente pensando que si no pudieron haberme dado otro pero con los tornillos ajustados.

Me encamino a la cocina a tomar una manzana cuando suena el timbre, me encamino a la puerta para abrirles pero mi madre se me adelanta apresuradamente.

Me detengo abruptamente dando un paso a atrás, miro a mi padre y el solo alza los hombros.

Mi madre le abre la puerta a todos los integrantes de la familia de al frente, abraza a la señora Agnes y mi padre le estrecha la mano al señor Bastian.

Me coloco en puntillas buscando a Egan con la mirada cuando encuentro esos ojos azul cielo que me hipnotizan, el sonríe divertido por el hecho de que me tenga que poner en puntillas para buscarlo, no es mi culpa medir 1.58 amigo.

Espero que mis padres lo saluden y me acerco lentamente, me detengo cuando llego a él y me toma rápidamente de la cintura, me rio y el se acerca mis labios.

- Hola preciosa -dice susurrando sobre mis labios con su voz ronca y varonil- Te he extrañado todos estos días.

- Yo tambien lo he hecho -acabo con la distancia escasa entre nosotros y le doy un tierno beso- Esperaba con ansias volver a besar tus labios.

Ántara. [EN PROCESO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora