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1 DÍA PARA LA BODA.

—¿Me vas a decir qué es lo que te tiene así? —Shuhua continuaba viendo la ventana, la vista era increíble pero por la cantidad de minutos que llevaba pegada en esa posición, Elkie comenzaba a presentir que había algo incluso más increíble pasando por su cabeza.

Elkie se acomodó en la cama, había despertado hace poco pero había decidido mantenerse en silencio para dejar que Shuhua pensara tranquila.

—¿Cómo te sientes? ¿Funcionaron los medicamentos? —Shuhua se volteó, caminando lentamente hasta el borde de la cama para luego tomar asiento ahí mismo. Elkie se había perdido la cena de la noche anterior, pero juzgando la hora en la que la taiwanesa había llegado suponía que no había sido tan terrible compartir la mesa con sus antiguas amigas y su ex novia.

—Muy bien, aunque muero de hambre. —Rió Elkie, un poco acostumbrada a la forma en que Shuhua evitaba contestar ciertas preguntas. Sabía que en algún punto la menor estaría dispuesta a hablar, no iba a presionar.

—Puedo ir a buscar el desayuno, así no te mueves tanto. —Shuhua estaba a punto de ponerse de pie cuando la mano de Elkie le hizo volver a sentarse. —No te vayas. —Pidió Elkie, no soltando su mano. —Vamos a desayunar juntas, ya quiero salir de la cama. —Shuhua asintió, viendo como su amiga se ponía de pie y estiraba su cuerpo luego de haber pasado bastante tiempo en la cama que compartían.

Elkie volvió a ver a Shuhua, buscando en su expresión alguna indicación de que ya estaba lista para hablar. No encontró nada, así que decidió entrar al baño y darse una rápida ducha para luego pasar la mañana junto a la taiwanesa.

Al salir del baño y vestida para un nuevo día, tomó la mano de Shuhua y juntas caminaron hasta el restaurante del hotel. Buscaron lugar en la terraza y por primera vez se sentía como que nada pudiera interrumpirlas. Era como si efectivamente fueran una joven pareja enamorada, disfrutando de unas dulces vacaciones en Hawaii.

—Necesitaba comer algo. —Suspiró Elkie, con comida en la boca y una enorme sonrisa. Se sentía completamente recuperada y Shuhua se alegraba de eso, bebiendo su té y probando sus tostadas de vez en cuando. Estar con Elkie era diferente a tener que compartir con sus antiguas amigas, las dos se conocían bien y no había recuerdos dolorosos entre ellas.

—Me alegra que te sientas bien, ambas debemos volver sanas a Corea. —Elkie vio a Shuhua sonreír sinceramente por primera vez desde que habían despertado ese día.

Continuaron comiendo en silencio, disfrutando del sonido del mar de fondo y del pasar de los turistas que de alguna forma u otra lograba ser una vista bastante interesante.

—Ayer me besé con Soojin.

Ahí estaba. Shuhua había cumplido su tiempo necesario para pensar, digerir y soltar lo que sea que Elkie había reconocido que quería decir. Pero probablemente nada la había preparado para la noticia que Shuhua había dejado ir.

—¿Cuándo?

Shuhua la vio a los ojos, duró un par de segundos con el contacto y luego se volvió a ver el mar. —Cuando salí del hotel, me encontré con ella y hablamos un rato sobre cómo iban las cosas, sobre las chicas queriendo ser cercanas a mi. —Elkie escuchaba atentamente, intentando fingir que la noticia no le afectaba tanto. —Luego me pidió que la acompañe a probar su vestido de novia y... y simplemente ocurrió. Fue algo inevitable. —Shuhua la volvió a ver, haciéndole saber que no quería dar más detalles sobre todo lo que había ocurrido.

Elkie se quedó en silencio intentando pensar en qué decir. Era difícil estar en esa situación, no mezclar sus sentimientos, no dejar que ellos le impidan aconsejar a Shuhua de forma correcta. Sabía que la menor estaba pasando por un momento complicado, no quería hacerlo empeorar con sus propias confusiones.

El Presente. (SOOSHU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora