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—¿Estás segura de que estás lista para volver? —Shuhua y Tzuyu estaban paradas afuera del hospital. Había pasado un mes desde el accidente de sus padres y desde entonces no había vuelto a trabajar.

Shuhua había perdido peso, sus ojeras se tomaban su rostro y sus manos tenían poco pulso. Era un manojo de nervios todo el tiempo pero todas a su alrededor podía ver de que lo estaba intentando, de que quería ponerse de pie pese a todo lo que había ocurrido.

—Tengo que hacerlo. —Se animó a ella misma mientras su mano temblorosa tomaba la de Tzuyu.

Tzuyu asintió y sin soltarla caminó para adentrarse en el hospital. La mayor temía que los pasillos de dicho lugar le traería malos recuerdos, pero Shuhua creía que trabajar era la mejor forma de distraerse y dejar de pensar en que estaba sola sin la compañía de sus padres.

Shuhua ignoró los mensajes que recibió durante todo el día de Minnie, Miyeon, Soyeon, Yuqi e incluso los de Soojin. Quería enfocarse en el trabajo y demostrarle a las demás que no tenían que estar encima de ella todo el día, no las necesitaba. O al menos ese era el mensaje que quería enviarles.

Una botella con un trago azul rodó por su mesón hasta dar con el libro que estaba leyendo. Fue lo único que logró que levantara la mirada para encontrarse con una cansada Tzuyu.

—Si sabes que el horario de almuerzo es para almorzar ¿No? —La taiwanesa se sentó frente a ella y mordió su banana.

—Si sabes que eso no es almuerzo ¿Verdad? —Tzuyu rió y siguió comiendo su banana. —Tengo una cena con Sana más tarde, prometí ir con el estómago vacío.

Shuhua cerró el libro y comenzó a beber el líquido energizante. —Lo de Sana va en serio ¿No?

Apenas necesitó ver la sonrisa en la mayor para obtener su respuesta.

—¿Qué hay de ti? ¿Todavía crees que Soojin es la indicada? —Shuhua volvió a abrir el libro.

—No lo entenderías.

—Hazme entender.

Shuhua miró a Tzuyu. La menor quería explicarle que sin importar lo que sucediera no había nada como tener a Soojin a su lado, sentirla en sus brazos y saber que ahí estaba su hogar.

—Tengo que volver a trabajar. —Shuhua se levantó con su libro y Tzuyu tomó la bebida a medias para tomarla ella. Quizá no era momento de presionar a Shuhua.

Tzuyu y Shuhua no se vieron en el resto de la jornada, cada una ocupada con sus respectivas tareas en el hospital. Shuhua decidió retomar el tiempo perdido trabajando un poco más de lo habitual, ignorando por completo que ya era de madrugada.

—Dra Yeh ¿Todavía aquí? —Una enfermera conocida le saludó mientras intentaba sacar una bebida de la máquina dispensadora.

—La emergencia está llena. —Respondió, tomando unos tragos de su bebida.

—Su turno debió terminar hace como cinco horas, debería ir a casa. Se ve cansada. —Shuhua vio su reloj y notó que eran las cuatro de la mañana, suspiró y asintió.

Iba caminando rumbo a su hogar mientras revisaba sus notificaciones. Las chicas la habían invitado a cenar como grupo pero claramente ya era muy tarde para asistir.

Shuhua le hizo zoom a Minnie y Miyeon, lucían tan felices juntas. Fue algo inesperado para todas que la tailandesa apareciera después de tantos años, pero fue todo el tiempo que necesitó para sanarse y aceptar que no estaba haciendo nada con su vida al lado de su padre.

Pensó en lo destinadas que estaban Miyeon y Minnie, apenas le tomó una pequeña conversación a ella y la coreana para aclarar que con Minnie ahí no había espacio para continuar con lo que sea que habían iniciado.

El Presente. (SOOSHU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora