23. Primer Momento.

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Aporte hecho para el Drinny-Con 2021, organizado este año por la página de Facebook "DrinnyZone".

Disclaimers: Harry Potter, los personajes, los nombres y los signos relacionados son marcas comerciales de Warner Bros. Entertainment Inc., los derechos de autor de la historia "Harry Potter", pertenecen a J.K. Rowling; por lo tanto, son usados sin intención de lucro alguno, la historia paralela, al igual que los personajes originales, me pertenece en su totalidad, y no pueden usarse sin mi autorización, cualquier tipo de adaptación de esta historia está prohibida.

Summary: Había amores destinados a fracasar, y los de aquel viejo ermitaño era uno.

Día 23: Ermitaño.

Tres lustros había pasado desde que Draco Malfoy había llegado a ese lugar alejado de cualquier civilización, al inicio había sido complicado acostumbrarse a la soledad pero con el tiempo el silencio se hizo cómodo, los únicos ruidos eran provocad...

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Tres lustros había pasado desde que Draco Malfoy había llegado a ese lugar alejado de cualquier civilización, al inicio había sido complicado acostumbrarse a la soledad pero con el tiempo el silencio se hizo cómodo, los únicos ruidos eran provocados por la naturaleza, a su alrededor, pudo haber sido peor, pudo haber terminado en Azkaban, pero tenía que agradecerle a Potter por eso, él intervendría en su sentencia siempre y cuando se alejara de ella.

La vida no valía la pena sin Ginevra, y le había costado solo un segundo de aquella soledad para darse cuenta.

Ahora era un total ermitaño, que se aferraba a sus vagos recuerdos del amor de su vida, de aquella pelirroja hermosa que le había dado el valor de negarse a volver al lado de sus padres cuando la guerra comenzó; aunque al inicio pensaron que Voldemort había ganado, él se negó a cruzar aquel campo de batalla, simplemente avanzó hasta la pelirroja y la sujetó de la mano.

Se había sentido valiente, como si nada en el mundo fuese a poder con él, bueno sí había pasado, su tía Bellatrix había matado a su propia hermana sin piedad solo porque se había negado a matar a su propio hijo, así que él vengó a su madre matando frente a mortífagos y miembros de la orden a su tía.

Aquella decisión lo había llevado hasta ese lugar, la mayoría de las personas pensaba que se pudría en Azkaban, pero no, podía tener la libertad de vagar por aquel inmenso bosque, siempre y cuando no se acercara a otra persona.

Ni una sola gota de comunicación con otro humano, lo único que le quedaba para no volverse loco era el recuerdo de la risa de Ginevra, del sonido de su voz, todos aquellos momentos en que estuvieron juntos, no los habían arrancado de su mente, por fortuna aquel castigo no se le ocurrió a Harry Potter.

Que tan ganador como siempre, se había quedado con ella, la había hecho su esposa, o eso era lo que le había informado la última vez que lo había visto, no tenía contacto con ellos, pero sabía que era vigilado para que no escapara de aquel lugar, posiblemente habría protecciones especiales, pero no quería averiguarlo y darle posibilidad a ser encerrado en Azkaban, los mortífagos encarcelados sin duda lo matarían, era un cobarde, siempre lo había sido.

Cerró los ojos un momento y se permitió vagar por sus recuerdos, una tarde con ella, sin buscar una muy en específico, un simple recuerdo de ella, con sus labios contra los de él en un suave beso, la forma en que su mano acariciaba su pecho, la forma en que sonaba su voz al pronunciar su nombre o decirle lo mucho que lo amaba.

No había mejores recuerdos para él que aquellos, las pláticas sin sentido, las protecciones de cómo serían las reacciones de sus familias al enterarse de que estaban saliendo, el verse a escondidas, ella siempre había dicho que pelearía por él contra el mundo entero.

Draco a un inicio pensó que también lo haría, la amaba demasiado, pero no contaba con que era un cobarde, no importaba cuanto lo intentara siempre corría a la zona más segura.

Ahora ser un ermitaño le traía seguridad, tranquilidad, nadie lo molestaba por su pasado, a los animales del lugar les importaba un trozo de mierda quién era él y lo que había hecho, los predadores simplemente pensaban en él como una presa, y esperaban pacientes el día en que pudieran devorarlo, lo harían sin remordimiento alguno, porque esa era su naturaleza.

Observó la fotografía en el sencillo marco de madera, quería saber cómo había cambiado su aspecto, no solo imaginarlo, quería sujetarla de la mejilla y decirle lo hermosa que se ponía con el pasar de los días, quería a Ginevra a su lado, pero era algo que no podía y no pasaría.

Toda acción tiene un reacción y él estaba ahí, tan solo y olvidado como lo merecía, preguntándose si ella pensaría en él tan solo un poco de lo mucho que él pensaba en ella, día tras día, añorando lo que no pudo ser.

Si Ginevra lo viera en ese momento ¿sentiría asco de él? ¿Lástima? ¿Cuál sería su reacción al verlo después de esos años?

Lo más seguro era que no lo reconociera, había cambiado tanto con el tiempo, no solo su piel se había arrugado, sino que su personalidad no era la misma, y es que vivir apartado de la gente hacía que tu personalidad se tornara un poco... distinta, ahora hablaba con los animales como si fuesen personas y la idea de ver a un humano le desagradaba.

Bueno, la idea de verla a ella, era lo que de cierta forma lo mantenía vivo, aquella esperanza de ver aparecer a esa hermosa pelirroja entre los árboles, con aquella sonrisa brillante iluminando su rostro, esa imagen en su cabeza era lo que lo motivaba a levantarse cada mañana por los pasados tres lustros.

Por desgracia para Draco, las cosas nunca pasaban como él quería que lo hicieran, algunos momentos del día, odiaba todo lo relacionado con su vida, incluida ella, que fuera tan cruel para no despedirse de él cuando fue lanzado a la miseria.

No había nada en la vida de Draco que valiera la pena, no había nadie en ningún lugar que añorara su regreso, así que el espíritu y las esperanzas con el tiempo se fueron apagando.

Pasaba largas temporadas sin levantarse, sin la esperanza de ver de nuevo a la mujer de sus sueños, así que su salud fue cada vez deteriorándose más y más.

Al final, la vida de aquel ermitaño terminó como la de alguien sin importancia, con el hecho de que jamás se reuniría de nuevo con la mujer que tanto amaba, y ella, jamás sabría lo que había pasado con él.

Lo de Draco y Ginny, había sido un amor destinado a fracasar, desde el primer momento que se concibió. 

Hola, hola, quise hacer de este aporte algo sad, pero la verdad no quedó triste ni melancólico, en fin, aun así espero que les guste, muchas gracias por el apoyo

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