-Peleas y nombres-

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Había algo que lo tenía inquieto y no sabía porque le era tan difícil externarlo cuando seguro sólo sería una tontería.

La luna llena había sido dos días antes y Remus recién se estaba reponiendo del malestar físico. Pero, había algo más que lo tenía en un estado... lento. No sólo era el constante tronar de sus huesos y el dolor en cada uno de sus músculos al moverse. No, había algo distinto. La noche anterior había escuchado a Sirius hablar entre sueños, principalmente balbuceos, pero entre partes pudo escuchar "monstruo" y "necesito irme". Su esposo había estado particularmente agitado hasta que decidió terminar con su tortura y lo removió un poco para despertarlo. El aludido se despertó sobresaltado, con los ojos humedecidos y asustados, pero al verlo pareció tranquilizarse y sin decir una palabra, regresó a dormirse, abrazándose a su pecho con cuidado.

Una parte de él sabía que no debería hacer una tormenta en un vaso de agua al respecto. Desde Hogwarts Sirius había demostrado que los malos sueños eran algo común en él, incluso era ruidoso con los buenos. Simplemente así funcionaba porque para el moreno, eran demasiado reales. Pero era la primera vez que mencionaba algo referente a lo que Remus era o a irse... No quería darle tantas vueltas al asunto, pero había algo más ahí. Sirius y él llevaban algún tiempo hablando de hacer crecer su familia, pero no se habían decidido al cómo lo conseguirían.

Además, había ese elefante en la habitación: si lo tenían de forma mágica, o alquilaban algún vientre y ambos mezclaban sus espermas... ¿que pasaría si el pequeño bebé nacía infectado con licantropía? Sirius no había hecho comentarios al respecto, de hecho solía detenerlo cuando empezaba a hablar del tema, parecía que le restaba importancia y Remus le habría creído su falta de preocupación y ese encantador optimismo... hasta que lo escuchó.

Esa mañana, Sirius se movía por la cocina al ritmo de música de alguna orquesta y el olor a panqueques era delicioso. Todo apuntaba a ser una perfecta mañana de domingo, con la excepción de que algo en su pecho dolía ante la idea de confrontar lo que le había oído decir la noche anterior.

— Buenos días, Moony de mi vida. — La sonrisa que recibió sólo le revolvió las tripas, ¿cómo iba a hablar de un tema así cuando su adorado esposo cocinaba para él, feliz e ignorante de sus sentimientos? — Siéntate, ya estoy terminando. De hecho te los iba a subir al cuarto, pero en vista que ya estás aquí, será más práctico poner todo en la mesa.

— Sirius, necesitamos hablar. — Al final, no valía la pena aplazar la conversación que igual tendrían. La energía jocosa de Sirius pareció apagarse, pero trató de recomponerse pronto y asintió.

— ¿Quieres té? — Ofreció con su sonrisa flaqueando, quizás presintiendo que se avecinaba alguna conversación seria, mientras levitaba todo hasta acomodarlo en la tabla de la cocina que servía para separar esta del comedor. Remus lo agradeció. Tomó asiento frente a él, sus rodillas chocaban y Remus se permitió buscar algún tipo de confort en ello.

— Muy bien, ¿qué hice ahora? — Era clásico en él preguntar algo así, lo había hecho en cada ocasión que se metían en problemas y era reprendido. Casi daba la impresión de  ser un cachorro a punto de ser regañado, de hecho sólo le hacían falta las orejas y la cola para parecerlo enteramente. Podría pensar que era algo que había llegado luego de su transformación a animagos, pero desde que le conocía Sirius siempre mostró ese encanto canino.

— Haz estado hablando en sueños. — Dijo apretando la quijada con temor, no sabía cómo decir lo que quería sin herir la susceptibilidad de su amado. Aparentemente, Sirius no tenía idea de a dónde quería llegar con lo que estaba diciendo. — Y... dijiste cosas que nunca pensé que dirías, sin embargo, lo hiciste. Yo sólo quiero saber si hay algo que quieras confesar... — Dime si ya es tiempo de que acepte que tuviste suficiente de esto. Pensó en ese instante, pero no se atrevió a externarlo en voz alta. Sirius parecía contrariado, definitivamente lucia confundido y precipitándose, Remus quiso comenzar a rogarle que no lo dejara. Qué tal vez algo se había roto pero que aún podían solucionarlo.

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⏰ Última actualización: Apr 20, 2022 ⏰

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