CAPÍTULO XVIII.

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JONAS.

Regrese del cementerio lleno de vida, y con una hermosa felicidad... Nunca iba a olvidar a mi primer amor... Jamás... Y Jorge era consiente de eso y me apoyaba en todo y eso amaba de él... Toda esa dedicación que me daba, aunque siempre termino derramando lágrimas siempre mi aspecto cambiaba al verlo...

Llegué a casa y ya las chicas habían comenzado a organizar todo...

—¿Cómo te ha ido Valentina? —salude al verla sentada en el sofá.

—Me ha ido muy bien, gracias me encantó verte —contesto.

—A mi igual... ¿Cuántos días te quedarás?

—Unos cuántos, me iré la otra semana, debo volver a trabajar y bueno Jesús dijo que se quedaría contigo así que le traje las cosas más necesarias...

—Gracias... —le contesté.

Ella sonrió y me dio un abraza, mi relación con Valentina era solo una amistad que se fortalecía cada vez más, decidimos estar de amigos, eso le iba a hacer bien a Jesús ¿Qué niño no quiere ver a su madre y padre juntos? Por error de nosotros no podía ser hacer, pero trataba mis de cumplir todos sus deseos, y él se había acostumbrado a verme a Jorge y a mí como sus padres y eso era bueno.

...

El momento de la fiesta había llegado y sí... Llegó Les

—Feliz cumpleaños cariño —dijo Les al felicitarme.

—Gracias... —le contesté.

...

—Eli ¿Dónde están? —pregunte a Eli por esos dos.

—Creo que salieron. —contesto

—Joder. —dije un poco enojado.

ERICK

Me cambié para la fiesta de Jonas, él y Jorge se veían precioso vestidos iguales...

La amiga de Eli había llegado con unos shorts cortos ajustados a sus piernas y una camisa por encima del ombligo, se veía muy sexy, el primer día que la vi sentí una gran atracción...

—Hola... —me saludo un poco coqueta.

Le respondí a su saludo.

Las miradas en la fiesta estuvieron muy presentes y notables...

—Te veo mirando muchísimo a Les, no te acerques a ella —me dijo Jonas.

Lo escuché en un tocó un poco celoso por su parte, pero le ignoré o bueno no le di mucha importancia.

Las miradas cada vez eran más llamativas y expresivas, Les me hizo seña de ir a otro lugar así fue, ella salió y salí detrás de ella.

—Por fin —dijo ella acercándose a mí para besarme.

Seguí sus besos, sus labios cálidos.

—Vamos a otro lado —propuse.

—Llévame a dónde quieras, pero llévame lejos de aquí —dijo un poco coqueta.

Reí salimos a pedir un taxi.

—¡¿Dónde vamos?!

—¡A hacer lo que tanto quieres! —Aprieto mi mano levemente.

Salimos de ese lugar, tomamos un taxi y nos dirigimos al hotel donde se hospedaba. Al entrar empezó a besarme sin tanta espera, y por su puesto, yo correspondía con mucho desespero. La deseo, la quiero.

Pasamos de empujarnos por todo el pasillo, hasta la sala, nos tiramos en el sofá Les se deshizo de mi suéter, yo de su blusa... Y así, poco a poco fuimos desvistiendo nos hasta llegar a la cama.

Me tiro a la cama y casi salta encima de mí, yo respondo con la misma agresividad tomándola del cuello para acercarla y besarla.
Con la otra aprieto su pecho y parece gustarle más. Ella acaricia mi abdomen, amenazando con bajar hacía mi miembro, pero no lo hace y me desespera.

Bajo mi mano hasta su vagina y ella abre más las piernas para dejarme pasar. Acaricio su clítoris lentamente y ella deja escapar un par de jadeos, mientras besa mi cuello y de vez en cuando deja algún mordisco.

Trato de aumentar la velocidad, pero en menos de nada, toma mi miembro apretándolo con una leve fuerza, sin dejarme asimilar el ritmo, hace que tense todo el cuerpo y me retuerza un poco.

Después de empezar la acción ella comenzó a temblar con más frecuencia, a respirar más rápido y gemir con más fuerza. Así que aumentó la velocidad de mis movimientos pélvicos.

—¡Ah! ¡Ahhh! ¡Jaaahhh!

Nuestros gemidos se confundían hasta que nos dejamos venir bien fuerte

PECCATUM VI [#6]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora