CAPÍTULO XXVI.

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JONAS

Era incómodo fingir sonrisas mientras la cena, al terminarla comenzaron a contar anécdotas, trataba de no llorar, sentía un gran dolor por dentro, Erick me miró y me hizo señas para ir a otro lugar, acepte y me fui detrás de él...

—Perdón, por no haberte dicho antes —dijo cuando sintió mis pasos a sus espaldas.

—Erick... Te necesito aquí conmigo —dije un poco melancólico.

—No... Jonas, nos hacemos daño, queremos algo que no podemos tener, deseamos algo prohibido y no podemos Jonas... Esto será lo mejor para los dos. —pronuncio sollozo.

—¿Cuándo te vas? —inquirí

—Mañana...

—No, Erick, no por favor —dije mientras me acercaba a él.

Erick me miró a los ojos, y pude verlos un poco rojos, me tomo del cuello para pegarme a él y abrazarme, sentir su calor y su presencia me calmaba tenía ganas de quedarme dormido para siempre así con él, deje unos cuantos besos leves en su cuello mientras él acariciaba mi cabello.

—Te amo hermanito —dijo.

No pude responderle, estaba perdido este el calor y suavidad de su piel y ese olor peculiar varonil que tenía, quite unos cuantos botones de su camisa y metí mi mano en su pecho para acariciarlo, nos quedamos ahí unos minutos los dos abrazados mientras el viento los rozaba.

—Tenemos que volver, nos deben estar esperando —propuso.

Nos levantamos y caminamos al lugar.

—Erick... ¿Dónde estaban? Tenemos que hablar, ¿Cómo así que te vas? —dijo Eli al vernos...

Eli y Erick fueron hablar sobre aquel viajé, yo regresé dónde Jorge se encontraba viendo las estrellas, apoyado en una baranda.

—¿Te duele cierto? —pregunto al verme.

—¿Qué? —respondí

—Que él se vaya... Puedo entenderte, pero quiero que sepas que estaré aquí para apoyarte...

Le sonreí y lo abracé.

—Solo deseo que lleguemos hasta viejitos —comente.

—Muy viejitos —respondió.

ERICK

Desperté temprano, ya mis maletas estaban hechas, me despedí de cada uno de ellos... Jonas se encontraba abajo en la recepción, él me acompañaría al aeropuerto.

Tomamos el taxi, Jonas tenía unas gafas de sol puestas, con jeans ajustado, y un suéter blanco... Cuando me subí al taxi, se apoyó en mi hombro.

—No llores más por favor —murmuré.

—No... No puedo.

Bese su frente y acaricié su cabello...

Llegamos al aeropuerto y cada paso dolía más que el anterior.

—Sabes... Siento muchas cosas por ti fuertes y lo mejor será oprimir eso... No sé que tanto daño nos pueda causar internamente, pero prefiero eso a que suframos con algo muy grande que causemos por hacerle caso a nuestro cuerpo —dije.

—Lo sé... Y créeme... Que yo no quiero que te vayas, por qué me acostumbre a ti, a tu roce, tu calor y ese olor tan peculiar que tienes. —dijo.

Reír y comencé a buscar en mi maleta, saque mi perfume y se lo entregue...

—tenlo así te acordarás de mí cada vez que te haga falta.

Jonas rio y dejo salir unas lágrimas...

Él llamó a abordar nos hizo saber que el momento había llegado.

Abracé fuerte a Jonas... Respire por si cuello, quite sus lentes para así ver sus ojos los cuales se encontraban hinchado y rojos...

Tome su rostro con mis dos manos y bese su mejilla, Jonas arrastró sus labios y los acercó a los míos, estaban medio abiertos sentí su aliento tan cerca y me deje llevar por el impulso, mi cuerpo había bajado de tensión cuando bese sus labios... Carnosos, cálidos y suaves, Jonas me agarró de la cintura y continuo aquel beso... Con él se llevó mis suspiros, él se alejó un poco y soltó un poco de aire.

—Espero y te vaya bien —murmuro.

—No hagas locuras, por favor, le dije.

Nos dimos un último abrazo, acompañado de un leve, pero significativo pico de labios, agarré mi maleta y comencé a caminar sin mirar atrás, sabía que si volteaba me podía arrepentir, mis lágrimas comenzaron a salir... Pero sabía que eso era lo mejor para todos.

PECCATUM VI [#6]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora