CAPÍTULO IV.

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ERICK.

Entramos a aquella casa... La señora se llevó a una habitación al señor el cual se veía un poco afectado por la llegada de mi padre, aún tenía muchas dudas, pero ya las cosas comenzaban a encajar... Aquella señora la cual su nombre era Melissa, es la madre de mis hermanos Jonas y Eli... Que suponía que era la chica que se encontraba llorando en brazo de otro chico.

Jonas venía con una caja blanca caminando por el pasillo, se acercó a mí y comenzó a limpiar la herida...

Trataba de soportar el ardor que sentí cuando el alcohol hizo contacto con la herida.

—Perdón en serio... No te quise golpear —se disculpó Jonas.

—No pasa nada, es entendible. —conteste.

—¿Cuántos años tienes? —inquirió la chica.

—Veinticinco años —conteste.

—¿Nos puedes hablar de ti? —dijo Melissa sentándose cerca...

Espere a que Jonas terminará de sanar mi herida y comencé a comentarles.

Me llamo Erick... Toda la vida vicia con mis padres, mi relación con mi padre nunca fue buena, ya que se la pasaba viajando muchísimo, eran pocas las veces que lo veía, siempre me preguntaba ¿por qué mi madre lloraba mucho? Y fue una pregunta que nunca tuvo respuesta, ella falleció cuando yo tenía 10 años... Y de ahí comencé a sentirme solo, pedía un hermanito muchas veces... Mi padre consiguió una niñera para mí la cual nunca me cuidaba cómo debía y me tocó básicamente ver mi mismo desde muy pequeño.

Cuando me enteré de que quedó preso sentí un poco de alivio a mis discusiones y problemas con mi padre... Iba a visitar siempre cuando me enteré de que lo trasladaron a Medellín.

—¿Viviste ahí toda tu vida? —Pregunto Melissa.

—Si, hasta ahora que mi padre salió de la cárcel, él me comentó el por qué estuvo en la cárcel y entiendo tu odio hacia el Jonas, pero él está muy arrepentido solo necesita el perdón de cada uno de ustedes para poder continuar.

—Perdonando no hará que mi hijo vuelva a la vida —anuncio el señor recostado a la pared, sus ojos estaban rojos he hinchado.

—Lo... Lo siento, no sabía que usted era el padre del chico —dije apenado.

—Dereck... Se llamaba Dereck... Y tu padre le quitó la vida por sus perjuicios... —dijo el señor ya un poco subido de nota.

—Antonio será mejor que No estés aquí este chico solo viene a conocer y a hablar con sus hermanos. —dijo Melissa.

Melissa se levantó y se lo volvió a llevar.

—Chicos... No quiero que piensen que estoy confabulado con mi padre... Tengo idea del año que le ha causado a cada uno de ustedes, yo solo lo estoy ayudando... Ha quedado solo, solo me gustaría que me dieran una oportunidad de conocernos. —dije levantándome y mirando a esos 4 chicos que estaban allí.

—Te pareces mucho a Jonas... —anuncio la chica. —Creo que ya debes de saber mi nombre, soy Eli y él es mi esposo Leo.

—Leo —le saludé estirando mi mano para así estrecharla.

—Erick... Sé que tenemos muchísimas cosas de que hablar... Y sé qué eso solo se hablará mientras pase el tiempo, creo que aquí lo más importante es que de una u otra forma nos encontramos y que somos hermanos... —dijo Jonas...

—Creo que tienes razón... Siento que esto para mí es algo extraño, siempre quise tener hermanos y bueno hoy me entero de que tengo dos...

Los chicos rieron... Jonas se acercó a mí para darme un abrazo... Eli se acercó y se unió a ese pequeño pero significativo abrazo.

—Gracias —susurre entre lágrimas.

PECCATUM VI [#6]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora