🌑 Midnight 🌑 ✨ Jiyoo ✨

Frente a la ventana

Pocas veces estaba sola en mi casa, de las tres la mía siempre fue la más moderna, esto debido a que mi madre era una empresaria con la mejor visión del mundo, casi parecía que podía ver el futuro con sus inversiones. Mi padre por su parte era un gran médico, él siempre tuvo la habilidad única de compartir el dolor con otras personas, al juntar sus manos con la contraria asumía parte del sufrimiento ajeno a cambio de aliviarlo. Leeteuk solía decir que muy pocos lobos despertaban esa habilidad, podía surgir de la nada en cualquier rango. Supongo que ya te imaginarás por donde va esto, mis padres no tenían tiempo para mí y eso me causó problemas de atención. No exactamente, desde que tengo memoria pasaba días enteros con Bora y Yoohyeon, nos aventuramos en el bosque un montón de veces, sufrimos juntas y reímos juntas

Sin olvidar que Leeteuk siempre estuvo al tanto de mí, enseñaándome como controlar a mi bestia, como guiar a la manada y la importancia de mis hermanas en mi persona. El hecho de que mis padres no tuvieran tiempo no repercutió negativamente en mí, pero sí en la visión de lo que era mi hogar. Nunca me sentí del todo cómoda en mi casa, prefería estar con Yoohyeon todo el día o hacer pequeñas pijamadas en casa de Bora. Cuando estaba con ellas me era imposible estar mal, el simple hecho de voltear y ver un par de ojos amarillos me hacía sentir cómoda. En cambio cuando estaba en casa la soledad y el silencio eran el pan de cada día, tanto tiempo a solas le daba pie a mi alfa de hablarme, de susurrarme y manipularme

Un alfa no es una presencia que te incita a matar a tus padres o a romper cosas de noche, un alfa eres tú mismo, son tus propios pensamientos de protección extremos, son tus deseos por llevar las riendas de todo y de todos. Los lobos deben lidiar con sus pensamientos para poder ser líderes, es por ello que dependemos tanto de la manada

En aquel momento, en donde estaba sentada junto a la ventana, lo único que iluminaba mi habitación era la luz de la luna que se colaba por el cristal. Escuchaba música a través de mis audífonos, la voz gruesa y cansada del artista en mis oídos ambientó perfectamente mis pensamientos. Los cuales repasaban los posibles movimientos que el clan haría, la inevitable llegada de los cazadores y la estrategia que mi manada debía seguir. Mi alfa y yo tan solo estábamos de acuerdo en una sola cosa, estábamos dispuestas a todo por la manada

En un momento sentí una presencia en la habitación, no me molesté en voltear, mi mirada estaba fija en la calle, esperando ver las camionetas cazadoras. Los minutos pasaban y la presencia seguía, un mal presentimiento amenazaba mi cuerpo entero, pero yo no haría ningún movimiento hasta saber quien me estaba observando en la oscuridad de mi habitación

   — ¿No te atemoriza que haya entrado a tu casa a medianoche, aprovechando tu soledad? — mi piel se erizó al oír la voz de ultratumba de el vampiro que había atentado contra mí

   — No estás acá, jamás te permití la entrada — afirmé suprimiendo mis emociones y deteniendo la música con un suave toque en mis auriculares — ¿Qué quieres?

   — La paz, mi único propósito es eliminar la maldición que se le impuso a los míos — su voz se fue acercando hasta postrarse frente a mí, de pie con sus manos en una mugrienta gabardina antigua. Fijando sus amenazantes esferas carmesí en mí

   — Hablas de paz teniendo tus ojos manchados de sangre, como si tu clan no usara los métodos más horribles para conseguir lo que quiere

   — Leeteuk era muy cerrado de mente, esa enfermedad suya lo mantenía a la defensiva constantemente. Decía que una vida eterna conlleva un gran castigo, para él nuestra maldición a sufrir por la luz del sol era la manera en la que el diablo nos cobra la eternidad

   — ¿Entonces lo asesinaste porque no compartía tus ideales?

   — Lo asesiné porque se rehusaba a compartir un regalo que una entidad divina compartió con los sobrenaturales