𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 8

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Llego antes que Karla y pido un vaso de cerveza después de sentarme al fondo del bar. La música es suave, aún es temprano para que el bar se convierta en una pequeña discoteca como cuándo bailé esa noche con Ian.

Suspiro y trato de relajarme. Tamborileo mis dedos sobre la mesa cuando llega el mesero, pudo dos cocteles de piña colada y un plato pequeño de papas fritas. Cuándo él se va con el pedido, Karla llega como si el diablo la viniera persiguiendo.

Deja sus carpetas sobre la mesa y se sienta soltando un suspiro.

—Perdón, un cliente a última hora

Asiento con la cabeza. Ella es abogada, ama lo que hace. Defender las causas justas y ser buena. Nadie imaginaria lo puerca que somos juntas, las cosas que hacemos cuándo nos dividimos, las cosas que hacemos cuando nos juntamos con las demás. No tenemos pelos en la lengua y con ellas, soy capaz de olvidar todo el dolor.

—No pasa nada, llegue recién

Karla se saca el abrigo y llama al mesero, pero le digo que no lo haga porque ya lo he hecho yo y sin embargo lo llama y ya.

Pide dos copas más de piña colada y otros dos de Merlot para sellar la salida.

—Mierda, parece que quieres tomarte el puto mundo — mascullo cuando se deshace de sus cosas y me mira con las manos sobre la mesa

—Es que a ti tengo que emborracharte para sacarte toda la verdad.

—No es cierto — la fulmino con la mirada y me llevo la copa de piña colada a los labios — no lo es. No necesito estar ebria para contarte nada. Porque no pasa nada.

—Ya — dice ella tomando su copa con los dedos — ¿Entonces porqué la urgencia?

Bajo mi mirada a mis manos, solo estoy ahí porque quería huir de lo que significaba la situación que estaba viviendo. Porque por un segundo no pude soportar verlo con su esposa. Porque no me atrevía a plantarme con berrinches o escándalos en el silencio de su mirada para reclamarle atención. Porque no soy esa clase de persona.

—Estoy en una relación complicada — suelto sin verla a los ojos. Pero ella es muy inquisitiva con las cosas

—¿Y?

Dejo escapar el aire en mis pulmones y giro la copa entre mis dedos observando su contenido.

—Estoy saliendo con un hombre que está casado — dicho esto ultimo la miro. Karla tiene piña colada en su boca cerrada y se esfuerza por tragarla y no tirarla en mi cara.

Con dificultad lo logra y tose para no morir en el intento de respirar. Cuando se estabiliza, me mira inclinándose sobre la mesa. El mesero trae nuestros tragos y los deja ahí para luego retirarse en silencio.

—¿Quién es? — la miro sobre mis pestañas, preguntándome si ha sido buena idea contarle. Necesito valor para dejarlo salir sin sentirme culpable así que me tomo la piña colada en un par de sorbos y alcanzo otra nueva y lleva.

Las palabras y los nombres, salen como chiste de mis labios; Andy y Lourie, los años, la mirada, la complicidad, la forma en que todo fluyó. Para cuando termino de hablar me he tomado las dos piñas coladas y voy por la copa de merlot, pensando seriamente en pedir otra más para asegurar el mareo cuando me levante.

—Mierda — Karla dice cuando termino y procesa, apoya la frente en la palma de una mano y resopla una y otra vez, procesando todo — mierda.

—Sí — le digo, tomando la copa de merlot para llevármela a la boca.

Hasta ese punto he perdido la noción del tiempo. Lo único que sé es que se ha oscurecido y mientras ella procesa lo que le he dicho yo meto la mano en la cartera para buscar mi celular. Cuando lo tomo, el celular de algún modo estúpido resbala de mis manos torpes y salta al suelo deslizándose en giros hasta un par de botas negras.

Incondicional ━  Andy BarberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora