12. Ataque

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Eros había vuelto a la acción una semana después de que fuese liberado, supuestamente se había marchado un tiempo debido a temas personales, pero no podía mentir al decir que disfrutaba demasiado ver al policía ser de esa manera.

No había querido decir nada y solo comportarse como un completo caballero, y lo era, solo que con Eros. Habían una claras diferencias entre ellos dos, Eros es puro amor y seducción desbordante, no quería negar que aquello no le gustaba, le encantaba.

Si dejaba de lado el hecho que la identidad oculta bajo Eros, era en realidad el policía Yuuri Katsuki. Le había pedido a Yuri que investigara todo sobre su persona y grande fue su sorpresa al leer los documentos, paso de ser un don nadie a ser un policía encubierto de alta clase.

Observo con cuidado cada una de las imágenes colocadas al lado de cada párrafo repleto de información personal, el semblante del japones se había endurecido con el pasar de los años, el brillo en sus ojos avellanas se había perdido por completo y le causaba curiosidad saber el porque de aquel cambio tan drástico.

-Tanto tiempo sin verte- hablo con su tono de voz tan familiar, el pelinegro pareció sorprenderse al principio pero su semblante se suavizo lentamente. Se había hecho cargo de ocultar todas las marcas de su cuerpo, pero la cicatriz que quedo en su cuello era muy difícil de ocultar, si mirabas desde cerca podrías verla.

Victor poso su helada y pálida mano sobre el rostro del mas bajo, acariciando la tersa piel que estaba a su disposición cuando quisiera. Su mano fue bajando hasta llegar al cuello del pelinegro y con su pulgar hundió la piel de allí, Yuuri soltó un quejido algo fuerte y observo atento al peliplateado.

-¿Duele?- pregunto con sarcasmo pero por suerte el japones no lo noto, Victor estuvo a punto de acercar su rostro hacia el cuello de Eros, le hacia perder la cabeza cada ves que lo veía con vestidos, sean largos, cortos, cerrados o abiertos como ahora. Trato de controlarse a si mismo, pero recordó la primera vez que se encontraron en una de sus tantas casas, como se veía tan sexy con un arma entre sus manos y sacando a relucir su faceta de policía.

-Perdón, yo se que te dije que esperaría por ti- se repitió a si mismo aquellas palabras, miro de reojo al pelinegro, sus pestañas mas marcadas de lo normal, y solo un poco de labial en sus gruesos labios. De repente sintió una calidez en su cuello y luego un escalofrió recorriendo toda su espalda, causando una ola de excitación que no logro contener ni le importo que Yuuri siguiera allí.

Sabia perfectamente que el japones estaba actuando por su trabajo, pero el desde un principio había dicho que no era un hombre fácil así que tomo el cuerpo del mas bajo entre sus brazos y lo dejo sentado a su lado. El japones abrió sus ojos con sorpresa a ser levantado de la nada, iba a abrir su boca para hablar pero fue interrumpido por la voz de Victor.

-Vayamos a dar un paseo- tomo la mano de Eros entre las suyas y salieron del bar, viendo como ya el familiar auto estaba afuera esperando por ellos.

El automóvil estaba a tan solo una cuadra de distancia de la entrada, caminaron lentamente hasta entrar y cuando Victor estuvo a punto de subirse, cayo al piso como una pluma. El pelinegro vio como la sangra comenzaba a salir del interior del cuerpo del peliplateado, este llevo su mano al estomago y quedo bañada en sangre, a cada segundo que pasada se la hacia mas difícil respirar o moverse, miro a todo a su alrededor hasta que se encontró con unos celestiales mirándolo desde el techo de uno de los edificios cercanos.

-Maldito...- trato de hablar pero solo salio mas sangre, sintió como su cuerpo era tomado entre los brazos de Yuuri, el ultimo no podía creer lo que estaba viendo. Se suponía que Victor era un demonio, no podía sufrir ningún daño que viniese de parte de un simple humano, también miro a su alrededor hasta que encontró dos destellos celestes mirándolo desde lo lejos, sin pensarlo tomo su arma y disparo hacia esa dirección. 

Tomo en sus brazos el cuerpo del mas alto y lo dejo en el asiento de copiloto, manejo con rapidez hasta llegar a un lugar oculto y rompió parte de su vestido para obtener algo de tela y presionar contra la herida de Victor, este ultimo apenas podía mantener sus ojos abiertos, por mas que chasqueara sus dedos la herida no cerraba y la sangre no cesaba. 

-¡Victor!, abre los ojos, mírame- decía Yuuri a cada segundo mientras continuaba presionando la herida.

Escuchaba la voz del pelinegro desde lejos y solo podía observar la cara de preocupación que tenia el mas bajo, estiro su brazo para tomar la mano donde estaba el sello y un extraño brillo comenzó a surgir desde la marca en la palma de su mano, traspasar energía era lo único que podía hacer.

Con unas fuerzas que le quedaban los teletransporto a la casa principal, justo en su oficina, el rubio estaba allí revisando unos papeles cuando vio como Victor se estaba desangrando con rapidez, corrió hasta llegar al pelinegro y apretó su cuello con fuerza, iba a tirarlo hacia una de las paredes pero Victor lo interrumpió.

-¡No!, déjalo, el solo esta ayudando...- hablo con las pocas fuerzas que le quedaban- Yuu...-se dio cuenta de sus palabras y las cambio rápidamente- Eros, tapa tus ojos por favor...- dijo y el nombrado solo hizo lo que pidió.

Mantuvo sus ojos cerrados a todo momento, sus manos estaban bañadas en sangre y hubo un completo silencio en la habitación, hasta que una fuerte corriendo de aire comenzó a recorrer todo a su alrededor, escuchaba los quejidos de dolor que soltaba el peliplateado y sangre cayendo como agua sobre el piso, de repente todo se ilumino pero siguió con sus ojos cerrados tal y como le habían indico hace tan solo unos momentos.

-Listo- se escucho la voz del rubio- ¿Donde te hicieron esto?- pregunto enseguida.

-Afuera del bar al que siempre voy, en la calle xxxxx- dijo aun con esfuerzo- tu sabes quien pudo haber hecho esto, solo investiga.

Yuri asintió y salio a todo velocidad del cuarto, dejando al pelinegro y a Victor en completo silencio.

-Puedes abrirlo- le dijo en un dulce tono de voz, su cabeza aun seguía dando vueltas y no estaba pensando con seguridad, el ojiazul tomo las manos de Yuuri y las beso.-mírate, quedaste todo sucio por mi culpa.

-No te esfuerces, solo descansa- hablo el pelinegro mientras dejaba que Victor hiciera lo que quisiera con sus manos, solo podía observar atento la herida en el estomago marcado del Victor.

Había temido tanto que le sucediera algo mas grave, se supone que debía alegrarse por eso pero no sintió nada parecido, estaba tan enojado consigo mismo por sentirse así, ¿porque se preocupo tanto por un simple mafioso como Victor Nikiforov?, el no era así, es un policía y siempre debe buscar la justicia, pero no de esta manera.

Se estaba perdiendo en sus propios sentimientos hasta que escucho su nombre salir de los labios del peliplateado, lentamente lo miro y se quedo inmóvil, ya estaba esperando para atacar pero solo sintió unos brazos rodeándolo con tanta calidez.

-Yuuri...- decía a cada rato mientras ocultaba su cabeza en el cuello del mas bajo- solo quedémonos así por un rato.

Yuuri se preguntaba,¿este era ese hombre que hace unos meses estuvo a punto de torturarlo?, no lo torturo pero tampoco hizo nada para impedirlo, al pensar en eso los cables en su cabeza se conectaron rápidamente. Siempre que trataban de sacarle información estaban con al presencia de ese rubio mal humorado y Yuuri ya había pasado por cosas mucho peores.

Hace tanto tiempo que nadie lo abrazaba, que lentamente el también fue abrazando el cuerpo del peliplateado.

- Me quedare aquí- dijo mientras cerraba sus ojos y dejaba a su cuerpo relajarse, solo se quedaría así unos minutos.

Abrazando a Victor con cariño y cuidado.








A Good Taste [Victuuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora