5. Belleza humana

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El automóvil era conducida toda velocidad por el pelinegro, quien sintió una persistente mirada de Victor.

-¿Estas bien?, hace un rato solo actué por instinto- le hablo mas tranquilo ahora, miro de reojo al peliplateado, quien parecía no escucharlo.

-¿Victor?- pregunto ya algo alarmado por no recibir una respuesta, detuvo la camioneta a un lado de la carretera y volteo hacia su lado derecho. Los ojos del mas alto tenían un extraño color y brillo algo intenso, llevo su mano hacia el hombro del demonio, y con uno de sus dedos lo toco rápidamente.

-¿Ah?- al parecer ya había salido de sus propios pensamiento, mentalmente ya esta diciendo mil insultos a si mismo pero quedo en el mismo estado anterior en cuanto vio al pelinegro tan cerca de el.

"Por un demonio, lo que me faltaba"

Pensó Yuuri ya algo hartado de la situación, ignoro las reacciones del otro y siguió conduciendo hasta llegar a la ciudad, por ahora que estaba en esta investigación debía vivir junto a Pichit en un pequeño departamento, debían hacer todo lo posible para que absolutamente nadie sospechara de sus verdaderas identidades como policías encubiertos, no pasaría si tan solo llega a unas cuantas calles mas lejos de su destino.

Ademas, si no decía ninguna palabra sobre lo que hacia durante el día, Victor ni otro de sus secuaces lo investigara tan a fondo.

Luego de unos treinta minutos conduciendo llego a su destino, detuvo el motor de la camioneta negra y desabrocho su cinturón, con una gran duda decidió hablarle al peliplateado a su lado.

-¿Señor Nikiforov?- pregunto en una voz fingida, por mas que lo movió de un lado a otro para que saliera de su trance no funciono para nada, su mano recorrió su propia cara ya cansada de toda la situación, soltó un largo suspiro y volvió a intentarlo. Pensó detenidamente en algo, lo haría aunque fuese ruidoso, de un momento a otro toco la bocina fuertemente, haciendo todo vibrar a su alrededor, y en eso estaba Victor, quien por fin había reaccionado de la manera que esperaba.

El demonio revelo sus orejas puntiagudas al exaltarse de tan forma, sus colmillos salieron a la vista y el color de sus ojos azules se transformo en un celeste casi blanco. Oculto su verdadera forma en cuanto vio como Eros lo observa atentamente, y seguido de eso chasqueo sus dedos con fuerza, en el mismo instante el pelinegro cayo dormido sobre el asiento de cuero.

-¿Por que te pusiste así de estúpido?- se hablo a si mismo mientras se pegaba contra la ventana, sabia que la atracción hacia este chico fue bastante, pero con esa apariencia lo volvió loco, que incluso su demonio mas interno reacciono a aquellos encantos tan simples.

¿Ahora que se supone que debía hacer?, Eros estaba dormido y  sus poderes se demoraban bastante tiempo en desaparecer del cuerpo humano, tan frágil ante cualquier cosa que pueda dañarlos o tener poder sobre ellos. Pero admitía que no todo era malo, podía apreciar claramente la belleza de este humano en particular.

Una de sus heladas manos se dirigió hacia el rostro del mas bajo, acariciando la tersa piel bajo las yemas de sus dedos, unas gruesas cejas que sobresalían al final, su nariz redonda y diminuta a la vista, y unos hermosos ojos rasgados que no tenían comparación alguna. Con una mirada adoradora observaba al pelinegro dormir, ahora solo debía esperar unas horas, chasqueo sus dedos y en su mano apareció una caja de cigarrillos, salio de la camioneta y se apoyo contra la puerta del vehículo.

Encendió el cigarro con sus propios dedos y dio un fuerte suspiro al soltar el humo, debieron haber pasado al menos unas cinco horas cuando Yuuri despertó algo desorientado, lo ultimo que recordaba era estar tratando de despertar al peliplateado, quien en estos momentos no estaba a su lado, abrió la puerta y sus piernas le jugaron en contra, esperaba estrellarse contra el frio pavimento pero en cambio solo sintió una suave tela contra su rostro.

Sus ojos avellanas se abrieron con sorpresa al estar conectados con los azules de Victor, este ultimo solo le dedico una sonrisa y alejo sus manos del pelinegro.

-¿Victor?,¿Como es que estas aquí?- su mirada se dirigió al asiento de la camioneta y luego al hombre frente a el.

-Te quedaste dormido de un momento a otro, supuse que era por lo que paso en mi casa hace un rato, así que solo te deje dormir- explico con una tranquilidad fingida, la situación había sido completamente diferente a como se lo contaba al otro.

Yuuri solo asintió aun medio dormido y volvió a entrar a la camioneta, espero a que Victor también se subiera y partió hacia el departamento que estaba a unas cuantas cuadras de distancia a donde había estado estacionado por horas.

-Aquí es- hablo y detuvo el vehículo suavemente-gracias por lo de esta noche, realmente me hubiese gustado seguir observando los cuadros.- dijo con un tono apenado en su voz.

-Puedo llevarte a ver mas obras de arte- los cables conectaron dentro de su cabeza al recordar la propuesta que le había hecho a Eros- Antes no pudiste responderme,¿Irías conmigo a la subasta?- pregunto mientras una sonrisa se formaba en su rostro.

-Oh cierto, iré- le respondió inmediatamente y sin pensarlo bien, aquello podría llegar a ser una gran oportunidad llena de pistas para el caso.

-Esta decidido entonces- continuo hablando el peliplateado, tomo la mano cálida del mas bajo entre las suyas y dejo un casto beso sobre el dorso de esta misma.

Yuuri le sonrió un poco forzado pero basto para convencer al mafioso, se bajo de la camioneta y camino hacia la entrada del departamento, su cabello pulidamente arreglado siendo desordenado por la brisa nocturna.

Con esa vista espectacular se había quedado embobado el peliplateado otra vez, puede que centrarse en ese lindo humano le traiga un poco de diversión y emociones mas vibrantes a su ya ajetreada vida como parte de la mafia. 

Se corrió hacia el lado del conductor y comenzó a conducir para llegar a la casa principal donde estaban sus demás reclutas esperando por el, y uno que otro demonio que también había decidido unirse a su pequeño juego aquí en el mundo humano. No podía quitar de su cabeza todas las imágenes que había estado recopilando durante todas las noches que fue al bar de Chris, a Eros bailando y cantando sobre el escenario, sus miradas conectándose por largos transcursos de tiempo que en realidad solo eran segundos.

Sin darse cuenta ya había llegado a su destino, su mente metida en sus propios recuerdos que estaba formando con el pelinegro, sus ojos cerrándose y sonriendo al ver todo mas claro ahora, pero sabia que eso no duraría para siempre, pues Yurio apareció con teléfono en mano y una cara que solo podía expresar odio y enojo, y al parecer era hacia su persona.

-¡¿La mafia canadiense te ataco y tu ni avisas?!- le grito al abrir la puerta.

-No había porque gritar- le respondió de mal humor al ser interrumpido, caminando directamente hacia su oficina.

Lo único que el quería era seguir viendo a ese hermoso hombre en su cabeza.






A Good Taste [Victuuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora