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«¿Qué...? ¿Qué hago aquí?»

Fue el pensamiento que atravesó la mente del de orbes avellana.

Hace exactamente quince minutos dieron por concluida la planeación de la revista; habían fijado fechas, editoriales, invitados, lo habían planeado muy bien. Pero ahora...

—«No, no, no, mira... te digo que de verdad estaba buenísima la mesera...»— se escuchó escapar de forma desastrosa de los labios del pelirrojo.

Lo que unas copas de ron pueden hacer... era insólito.

Parecía enfrentarse a una persona totalmente diferente a la que conocía hace dos horas, a la amable y respetuosa faceta que había mostrado, y toda su belleza se vio reducida a una horripilante personalidad.

«Quiero irme a casa...»

Podía sentir la mirada incomoda de todos los que habían decidido tomarse un trago y hablar en ese local, seguían clavando su espalda como espadas afiladas hasta el punto de destrozarlo.

—«¡Dazai-kun! ¡¿No vas a tomar más?!»— grito prácticamente en su oído; tenía ganas de decirle que lo podía escuchar perfectamente y que la música del bar no era tan alta, pero se lo guardo por el poco respeto que le quedaba hacia ese monstruo alcohólico que era Chuuya.

El castaño solo se había tomado una copa, y además era resistente a los efectos embriagadores de la bebida; estaba muy claro que el pelirrojo no corría la misma suerte.

—«M-Muchas gracias, Nakahara-san... p-pero creo que voy a p-pasar»— odiaba trabarse y odiaba sentirse nervioso, pero a este punto, solo quería salir de ahí.

—«¿Eh? Vaya pero que aburrido»

—«¿D-Disculpa?»

—«Lo que oíste; ¡a-b-u-r-r-i-d-o!»

Ya está, ahora si quería llorar. Sentía la mirada de Dan compadecerse de su pobre alma; él no estaba tan ebrio, pero si se le notaba la falta de atención un poco.

—«¿Qué es que hoy en día la gente no sabe cómo divertirse? Dazai-kun deberías dejar de ser todo un aguafiestas y divertirte un poco»— comento sin siquiera ponerse a pensar que era lo que desataría en el nombrado; poco o nada le importaba, al menos no en esos momentos—«Si sigues así la gente creerá que eres un insociable, no eres simpático»

—«Y ser como usted será mejor...»— susurro sarcástico y molesto el más alto; una cosa era incomodarlo con comentarios, y otra muy diferente era meterse de lleno a criticarle la personalidad, él no podía hacer nada para cambiar como era.

—«¡¿Qué has dicho?!»— menciono histérico de repente Nakahara mientras se levantaba captando toda la atención del resto.

—«Bueno, yo creo que ya va siendo hora de que nos calmemos...»— trato de tranquilizar Dan.

—«¡Dije que no creo que ser como usted sea mejor!»— interrumpió Dazai con el ceño fruncido; estaba decidido a como mínimo dar pelea y no quedarse como un imbécil ahí sentado.

El aura de Chuuya cambio drásticamente, de una festiva a una de ira total. Se acerco al semblante más alto y le hablo con los ojos llenos de desprecio.

—«Tú no tienes derecho a hablar ¿O crees que no sé qué eres un patético suicida?»

El castaño quería huir, pero comprendía que era tarde para eso, así que, con la mejor actitud, respondió cada uno de los insultos que salían de la mugrosa boca del enano.

Como la flor de durazno (BSD chuuzai/dachuu authors au)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora