ADVERTENCIA: Este capitulo contiene escenas explicitas (relaciones sexuales)
Dazai debía afrontar la realidad, no se había preparado mentalmente para este momento.
Pero era muy tarde para retirarse, ya le habían gritado por tratar de huir; ya no había salida. Y ahora debía afrontar el hecho de estar de pie en frente de una habitación de huéspedes que la casa de los Nakahara tenía; una habitación que, lastimosamente, apestaba al perfume caro de origen francés que todos los santos días Chuuya se ponía.
—«¿Enserio es la habitación de huéspedes?»— pregunto incrédulo; tal vez y ya sabía la respuesta, solo quería que el mismo Chuuya se lo dijera.
—«Se supone... aunque ya sabes, yo duermo aquí...»— la incomodidad en su voz era extraña. No porque no la entendiera, la entendía, por supuesto que sí, pero el pelirrojo nunca había sido de los que se apenaran por cosas así; menos con Osamu.
—«Eso explica porque apesta a perfume»
—«¿Estas de mejor humor?»
Nakahara se había dedicado todo este tiempo a darle la espalda mientras acomodaba algunas cosas y buscaba ropa que; milagrosamente, esperaba le cupiera a Dazai. Pero al momento de lanzar su broma despectiva, este no se mostró irritado; otra sorpresa que se llevaba el castaño el día de hoy.
—«N-No lo sé... creo»— tartamudeo desviando sus avellanas hacia otro lado. Del más bajo, como respuesta, salió una única risilla. Literalmente única, hablando en los dos sentidos.
—«Bueno, quítate la ropa, creo que encontré algo que te pueda quedar»— expreso el ojizarco mientras ponía sus manos en la cintura; satisfecho con su trabajo y divisando el abrigo largo que encontró en su armario.
Osamu, por otra parte, no se movió, lo cual extraño a Chuuya puesto que creyó haber sido especifico con su instrucción.
—«¿Qué esperas?»
—«Que salgas...»
—«¿Ah? Por favor, te he visto desnudo más de siete veces este mes»— la irritación en su voz era contrarrestada con un tono coqueto que, instintivamente, salía al recordar todo lo que habían hecho—«¿Ahora no vas a poder quitarte un yukata en frente de mí?»
No sabía que le fastidiaba más, si el tener que darle parte de la razón a Chuuya porque claramente la vergüenza del momento no era coherente con la ausencia de la misma en todo lo que le había gemido alguna vez; o el hecho de que, irremediablemente, el tono seductor que salió a la luz en la oración del mayor, si bien le estaba dando la otra media razón a él, también le estaba pellizcando algo que pareció estar totalmente oculto hace unos minutos.
—«No»— se expresó con firmeza a pesar de la situación.
—«¿Ah no? Bueno, supongo que no habrá más remedio que...»— abandono el hilo de voz que escapaba de su garganta, y empezó a hacer acciones, dejando la frase colgando para ser completada después.
El castaño debía de haber corrido, lo sabía, pero la puerta estaba cerrada y estaba prácticamente atado a su sitio en el momento en el que vio como el semblante del enano se aproximaba a su persona. Termino intimidándole la mirada del poeta, pero no en un mal sentido, en uno bastante placentero e insano para su persona, y Dazai lo aceptaba. Empezaron en un jueguito, entre el cual el pelirrojo pecoso se acercaba cada vez más al castaño, de una forma lenta y pausada, mientras que este último retrocedía acorralándose a sí mismo contra la pared.
ESTÁS LEYENDO
Como la flor de durazno (BSD chuuzai/dachuu authors au)
FanfictionEn el momento en el que te das cuenta que aprecias algo o alguien de verdad, es cuando ya lo has perdido; cuando ya es muy tarde para hacerlo. Pero los seres humanos no hacemos caso a esto, lo entendemos, lo aplicamos y lo recomendamos; la misma fra...