Capítulo 11

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Sentada en una banca Ebele observaba a Yoko hacer diferentes estiramientos y ejercicios. Ella no parecía agotada y los hacía con relativa facilidad, pasando de uno a otro como si de juegos se trataran. Era entretenido verla y no había mucho que pudiera hacer la verdad.

La base estaba casi completamente vacía, solo quedaban unos pocos médicos, mecánicos y soldados incapacitados. También se habían quedado los generales que eran muy viejos para luchar.

Aún llegaban camiones cada cierto tiempo, con heridos y los cuerpos que lograban recuperar de la batalla. Que fueran tan pocos, le recordaba a lo que había sucedido en su villa y la hacía sentirse un poco sola de nuevo.

— ¿Qué sucede? — Yoko la sacó de sus pensamientos — Me has estado mirando raro por un rato ¿tengo algo? — preguntaba mientras inspeccionaba su rostro.

— ¿Eh? — Ebele salió de su trance — ¿Qué? ¡No, no tienes nada! yo solo, yo solo estaba perdida en mis pensamientos.

— Oh, eso es un alivio, de verdad pensé que tenía algo — Dijo con una leve risa.

— ¿Acabaste con tus ejercicios? — preguntó cuando esta se sentó a su lado.

— Sí, se podría decir que sí, pero es más como que me aburrí de hacerlos.

— ¿Te aburriste?

— Pues realmente no los necesito

— Ya veo...que envidia — comentó. Mientras otro camión llegaba, este lleno de provisiones.

— ¿Qué?

— Pues no tener que hacerlos o sentir cansancio alguno..

— Créeme, solo has visto las ventajas de esto

— ¿Tiene desventajas?¿Cuáles? — Había despertado su curiosidad.

— Oh, mmmm, bueno — Yoko se rasco la mejilla intentando recordar — Pues sufrimos de pesadillas constantes

— ¿Pesadillas...eso es todo? — ¿Acaso eso no era común? se preguntó.

— Puede parecerte muy simple, pero no son pesadillas "normales" — Yoko tomó una toalla y comenzó a secarse el sudor — Son... como visiones, se sienten como si fueran de otra persona.

— ¿Eh?

— Sí, es un poco raro y es algo confuso para nosotros también, pero esa es la sensación que tenemos siempre al despertar, es como-

— Espera — La interrumpió Ebele — ¿Qué tienen? ¿todos los del escuadrón especial tuvieron la misma pesadilla?

— oh, olvide mencionar esa parte — Yoko observo las nubes, tratando de ver las formas — Pues no son exactamente iguales y no las tuvimos al mismo tiempo, pero sí, en algún punto todos llegamos a tener "las mismas pesadillas"

— Eso, es bastante curioso ¿no? — comentó ella — ¿nunca intentaron saber de quién son esas pesadillas?

— Pues todos teníamos nuestras teorías, pero ninguno intentó llegar más lejos de eso.

— Ya veo ¿Recuerdas alguna?

— ¿De las teorías? no realmente, solo la mía.

— ¿Puedo saberla?

— Claro — Yoko tomó un trago de agua y se estiró — Bueno, pues no es que realmente me haya sentado a analizarlo pero, siempre tuve la idea de que las pesadillas son de tu padre.

— ¿de él? — Eso...no la sorprendía — ¿Por qué?

— Pues la primera vez que lo pensé fue cuando abandonó este lugar hace años, pues las pesadillas dejaron de ser tan frecuentes; sin embargo descarté la idea cuando no desaparecieron con el tiempo, pero el día antes de comenzar su búsqueda y las noches siguientes después de encontrarlo, las pesadillas han sido tan fuertes y seguidas que... que me hace pensar que él es la fuente de estas y que nosotros las sufrimos por haber sido inyectados con su sangre ¿entiendes? — Ebele no respondió — Y sin no son de él, al menos creo que su presencia las influencia.

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