Capítulo 5

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Ya llevaban un día de viaje. Iban a una velocidad decente por lo que llegarían rápido a su destino.

El ambiente dentro del auto era incómodo. Nadie decía ni una sola palabra. Padre solo miraba por la ventana, como perdido en la distancia. La mujer no era diferente solo que ella ni siquiera observaba el paisaje, su mirada siempre estaba en el frente, pero su mente tan lejos.

Cuando paraban, ya fuera para comer o dormir. Él se iría lejos del grupo y ella, se volvería más amable, más conversadora por decirlo así, una persona más agradable.

Su nombre era Yoko, era nativa de los Estados Unidos, pero sus padres eran japoneses. El porque estaba en otro continente por completo, se lo explicó vagamente, aunque claramente tenía que ver con esas criaturas y las grietas. De lo que no le gustaba hablar era de sus cicatrices, siempre desviaba o ignoraba el tema, por lo que, tras varios días de intentarlo, se dio por vencida.

Entre lo que le había contado era que su destino era el río Zambeze, en la frontera, pues donde colocaron el campamento militar principal. Yoko le había explicado que debido a lo mal que estaba la situación en Zimbabwe, la única forma de mantener la situación bajo control era al otro lado del río. El país vecino era ahora tierra muerta, territorio de guerra, después de todo, era básicamente el "paciente cero", donde se dieron los primeros ataques.

La única esperanza era mantener a la mayor cantidad de criaturas allí, aunque eso se estaba haciendo difícil.

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El cielo estaba limpio de estrellas, solo la luna los observaba desde lejos.

Como siempre, él estaba alejado de todos, no soportaba verlos, por lo que se subió a un árbol. Le hubiera gustado quedarse así, observando las nubes cubrir la luz blanca, solo; pero el ardor en su ojo izquierdo lo sacó de sus pensamientos.

—¿Qué acaso no piensas ir a con ella?— preguntó Yoko, que estaba parada detrás de él.

—Ella ya no es una niña, no me necesita acompañándola todo el tiempo, menos para conciliar el sueño—Respondió mientras se frotaba el ojo.

—Lo sé, pero pienso que tal vez se sienta un poco sola, has estado siendo muy distante y supongo que estás familiarizado con el sentimiento ¿no?

Volteó a verla, serio, molesto— ¿A qué viniste?

Ella se acercó un poco a donde él estaba. Se detuvo al verlo ponerse de pie.

—Eso ya lo sabes, te di un resumen escrito y todo, creo que estaba bastante claro ya.

—Me refiero a la "verdadera" razón— Las nubes cubrieron la luz por completo. La única luz ahora emanaba de su pupila blanca.

Ella inclinó la cabeza y puso sus manos en su barbilla.

—Siempre sentí curiosidad por eso ¿Porque sucede?

Sin decir una palabra, su forma comenzó a cambiar, se volvió más alto, ahora sus dos ojos brillaban como la luna, su ceño demostraba un poco de ira, sus mechones se habían convertido en una pequeña llama blanca que sobresalía entre toda su figura que ahora solo era fuego oscuro.

—¿Qué?— Ella no tuvo reacción alguna— es una pregunta genuina, en todos estos años jamás he visto algo similar, nadie comparte tus características, es normal que tenga curiosidad.

Una voz más grave salió de la criatura, más sombría, siniestra y con un tono sarcástico—¿Acaso no te has visto en un espejo?

Ella cruzó los brazos y frunció el ceño— ¡Ja ja, mi situación tiene una explicación lógica" mientras que la tuya es una completa anomalía y eso hasta tú lo sabes! — Respondió.

Sin decir nada, Él se acomodó mejor, se agachó con cuidado, hasta quedar más o menos a la altura de ella— No te diré nada sobre mi "enana" nada que no conozcas ya. Al menos no hasta que lleguemos a Zambeze y me digan lo que realmente ocurre.

—¡Oh por favor!— reclamó ella con tono dramático y comenzó a caminar en círculos—¡Tu sabes lo que está sucediendo, debiste haberlo notado mucho antes que nosotros!¡Es solo que tienes miedo, por eso no intervienes!¡POR ESO ESTAMOS EN ESTA SITUACIÓN!¡POR ESO ELLOS...—Se detuvo en seco.

Él la miraba directamente a los ojos y por más que lo intentaba, no podía romper apartar el rostro. Era como si mirara directo a su alma.

—¿Por eso - ellos - qué?—Pregunto.

—Nada, no es como que vayas o puedas hacer algo para este punto—Respondió triste.

Cuando la liberó, Yoko se secó las pocas lágrimas que le salieron, intentando recuperar la compostura.

—Y aunque pudiera—Dijo él—No habría hecho nada...no puedo...y tu sabes la razón.

—Sí...lo sé—respondió en tono bajo.

—Ahora ve a dormir, aun queda una semana de viaje, necesitarás energía si nos topamos con una horda.

—Claro, eso haré— Sin decir más, bajo del árbol para volver al campamento.

Una vez solo, cuando las nubes dejaron de cubrir la luna, destapando su verdadera forma, se sintió solo. Miró a lo alto, pensando en eso que pudo, tuvo y debe hacer, pero que lleva huyendo tanto tiempo.

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—El conflicto es inevitable Samael. Pandora ha comenzado a moverse y sus cadenas se debilitan con cada día que pasa.



Fin capítulo 5... Creador del cielo y de la tierra.

PandoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora