Capítulo 14

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Se habían acomodado todos alrededor de una fogata que Joan había hecho con los restos de una cabaña cercana. Yoko y Lucía se acostaron temprano, querían recuperar toda la energía posible. Joan se encargaba del fuego, mientras cocinaba de las provisiones que les quedaban. Susan estaba sentada a su lado, observando las llamas en silencio, esperando la comida. Samael estaba sentado al lado opuesto de ellos, Ebele se había recostado en su regazo intentando calentarlo. La chica sucumbió al cansancio rápidamente, cayendo dormida antes las caricias que su padre le daba.

Habían tenido una pequeña reunión estratégica cuando preparaban todo. Prepararían todo por la mañana; trampas, barricadas, agujeros, todo lo que sirviera para retener a las hordas de devoradores y poder concentrarse en el objetivo principal. Samael crearía un refugio en donde escondería a Ebele hasta que todo hubiera pasado.

Calcularon que los devoradores comenzarían a llegar poco antes del mediodía, les servirían de calentamiento. Para la tarde verían al gigante emerger, entonces comenzaría el evento principal, el equipo especial lidiaría con él, derribándolo y destruyendo su centro. No sabían qué esperar de los demonios que los acompañaban, pero de ellos se encargarían Diana y Samael.

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— ¿Ya se durmió? — preguntó Joan.

— Sí — respondió él.

— ¿Por qué la trajiste, no es demasiado peligroso para ella?

— Lo es, pero no iba a dejarla sola de nuevo — Se acarició la cicatriz del ojo — Ella me lo pidió.

— Ya veo, no pienso discutir contigo — dijo. Revisó si la comida estaba lista, le faltaba un poco.

— Una buena decisión, sería inservible.

— Pero si quiero que me digas que le hiciste.

— ¿Qué?

— A Ebele — Acomodo un poco la leña— le hiciste algo ¿no? para que pudiera cruzar la zona.

— Solo la protegí contra la corrupción — respondió serio.

— ¿Eso es todo? — pregunto levantando una ceja — ¿Solo un campo protector?

— Sí... solo es eso

— Bien, supongo que te creeré —

Susan se puso de pie y caminó hacia él.

— ¿Mañana, crees que serán capaces de ocuparse de esas cosas? — Le preguntó.

— ¿De los demonios?

— Sí ¿Pueden matarlos?

— Matarlos no lo creo— Él se quitó el poncho y lo usó para cubrir a la chica. Su cuerpo estaba cubierto de cicatrices, muchas más que las de ellos — Solo los vamos a entretener mientras ustedes lidian con la peste mayor.

— ¿Y luego? — Dijo poniéndose de cuclillas.

— Pues, pueden pasar dos cosas, o se retiran al ver a su gigante muerto o tenemos que hacer algo para poder huir nosotros.

— Espero que todo salga bien — comentó Joan dando un bocado a su comida.

— Todo irá perfectamente — Le respondió Susan — tiene que.

— Pues en ese caso será mejor que descansemos — dijo estirándose.

— Sí, tienes razón — poniéndose de pie, Susan se acomodó junto a las otras dos chicas y se quedó dormida.

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⏰ Última actualización: Nov 21, 2021 ⏰

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