Capítulo 3

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°°°Presente°°°

La despertaron los rayos del sol que se colaban en la tienda de campaña.

Observó a su alrededor, Padre no estaba, había salido temprano. No le preocupaba, sabía exactamente donde estaba, la nube de humo negro se podía ver desde donde estaban a pesar de estar a varias horas de distancia.

El espeso humo salía de una grieta enorme que funcionaba como colmena para aquellas criaturas asquerosas. Padre era su exterminador, un controlador de plagas; viajaba de lado a lado del continente cerrando estas grietas para contenerlos, una y otra vez, pues estas no se mantenían cerradas por más de medio año. No había tiempo que perder, no permanecían en un mismo sitio era uno o dos días, luego retomaban el camino, rumbo a la siguiente colmena.

Así había sido por los últimos ocho años.

Él nunca la había dejado acercarse a esas zonas.

—Es demasiado peligroso— le decía con una voz calmada.

Pero ella quería ver el proceso. Por eso una vez la dejó acercarse lo suficiente como para ver todo desde unos binoculares que le compró para su cumpleaños.

A esa distancia, el olor a azufre era notable, pero no peligroso. Pudo escuchar por un breve momento gritos y gruñidos, pero no tardaron en callar. Luego de eso Padre entró en el humo, adentrándose hasta estar en el borde de la grieta, apenas visible con los binoculares. Entonces tomó su bastón con ambas manos y lo hundió en la tierra, creando una gran y espesa niebla verde que parecía devorar todo a su alrededor, incluso la nube de humo. Por los siguientes minutos no pudo ver nada más que la niebla. Y para cuando todo se calmó, Padre apareció, caminando lentamente, con el bastón sobre su hombro, sonriéndole.

Ella regresó al campamento para esperarlo con la comida lista. Luego de eso empacaron y continuaron la marcha.


Ella no lo sabía, pero la siguiente grieta, sería la última parada de lo que hasta ese momento ella considero "una vida normal".





Esta guerra solo está comenzando, pequeño ángel, pequeño demonio.







Capítulo 3... Creo

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