Acacia y Esteban en el restaurante

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Acacia cuando un hombre se enamora de una mujer y ella le dice que no quiere nada con él, que se aleje y deje de molestarla, lo que hacemos es decirle lo que ella quiere oír, pero sin ninguna intención de cumplirlo y así uno termina por volver a insistir, la volvemos a perseguir. Pero si el rechazo continua... ya sea por orgullo, desilusión, dignidad, cansancio o cualquier otra razón, terminamos por hacer eso que nos pide y la dejamos en paz.

Yo te amo y sé que tú también me amas a mí, pero no puedo obligarte a que me lo digas y mucho menos que estés conmigo a la fuerza.

Acacia, para que yo deje de insistir con lo mismo, te voy a pedir que hagamos algo: Te voy a preguntar unas cosas y necesito que me respondas que es lo que quieres que yo haga, ¿está bien?

Sí Esteban, entiendo. — responde Acacia.

-       Acacia ¿Lo dejarías todo por vivir nuestro amor? — No Esteban, eso no es posible.

-       ¿Aún amas a Ulises? — Estoy muy arrepentida por haber juzgado mal a Ulises y haber perdido ese amor tan puro.

-       ¿Me amas Acacia? — No Esteban.

-      ¿Prefieres que me vaya y me olvide de lo nuestro? — Si, es lo mejor para todos, es lo correcto.

-       Acacia ¿Estas segura que eso es lo que quieres? — Si Esteban, estoy segura.

Esteban le repitió las mismas preguntas y Acacia le dio las mismas respuestas para terminar de desilusionarlo.

Esteban se levantó, le dijo que era suficiente y salió del restaurante.

La Malquerida 2014 - Un final diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora