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LUDMILA

La cara de Angus era de lo más graciosa cuando se enteró de nuestro plan. Pero de lo que más se sorprendió es que yo estuviera incluida en él.

-Wow Ludmila, quien me iba a decir hace 3 años que ahora estaríamos aquí- me dijo amablemente cuando cada uno se fue a su habitación y nos quedamos ambos en el salón.

-Angus, que estemos en esto juntos no significa que te perdone- contesté fría.

-¿Cómo? Que yo sepa nunca te hice nada…Eras demasiado buena-

-Eyra era mi amiga, le jodiste la vida cuando más te necesitaba. No se lo voy a contar a ninguno, pero a mí no me toques ni un pelo-

-Eyra me dejó muy claro que lo que pasó no le había hecho nada de daño, entonces ¿qué problema tienes?- su tranquilidad al hablar era lo que más nerviosa me estaba poniendo.

-Venga Angus, que los dos la conocíamos bien y sabes de sobras que el dolor lo esconde muy bien-

Dicho eso, me levanté del sofá y fui a mi habitación. La compartía con Kaira, mi novia.

Esa noche tuve suerte, ya estaba dormida, por lo tanto, me acurruqué a su lado y mi mente se trasladó a la casa de cuarentena.

*Flashback* Un grito fue el causante de mi despertar. Después de todos los sustos que nos habíamos llevado en esos pocos meses, en segundos fuimos todos a ver qué había pasado.

Lena estaba en el salón delante de la tele, con una sonrisa increíblemente contagiosa.

-Lens, ¿qué pasa?-preguntó su hermano rascándose la cabeza torpemente.

-Nos podemos ir ya a nuestras casas- dicho eso, todos nos quedamos callados.

Poco después, comenzamos a saltar de alegría, a gritar, reír…

Se me hacía raro el saber que seguramente esa misma tarde íbamos a estar con nuestros familiares. Por muy mal que lo pasamos allí, me daba pena irme…

La mañana de aquel 12 de mayo la pasamos haciendo las maletas y recogiendo todo, comimos inmersos en nuestros pensamientos y a las 4 de la tarde ya estábamos todos en el salón con nuestras maletas.

Eso me recordó a cuando llegamos, cuando nos organizamos las habitaciones.

Habíamos cambiado tanto…

-Bueno queridos alumnos, ha sido un placer pasar estos meses con vosotros. Hemos vivido muchas cosas que por suerte o por desgracia nos han cambiado a todos, pero eso también os ha unido mucho- dijo la profesora de noruego.

-Entramos 13 adolescentes, 2 profesoras y 1 profesor nativo, salimos 10 adolescentes, 2 profesoras y 1 profesor nativo. Cada uno de vosotros estabais tan inmersos en vuestros grupos, que no supisteis ver lo que había detrás…Ahora os veo y no me creo que seáis los mismos, los grupos han desaparecido, estáis todos unidos. Estoy muy orgullosa de todos. Elin, Hans descansad en paz allá donde estéis- finalizó la profesora de español.

A esas alturas pocos quedaban sin llorar.

Miré a todos mis compañeros y, como la profesora de español dijo, los grupos habían desaparecido, nuestras formas de vestir se habían liberado muchísimo.

Lena había conseguido ponerse chándal y zapatillas de deporte un día en el que no teníamos que hacer ejercicio, se llevaba bien con Angus, con todos los que eran distintos a ella.

Esben y Gisli habían tirado a la basura esas mascaras de fuckers, habían aceptado que ser así no les llevaba a ningún sitio y que tenían problemas, al igual que todos los demás.

LA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora