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STEN

Decidimos salir de fiesta para celebrar mi cumpleaños, fuimos a una discoteca situada a las afueras de la ciudad, no queríamos toparnos con nadie conocido.

Las últimas semanas habían estado tranquilas, no hicimos nada, nos dedicamos a estar en casa, descansando y preparando el próximo ataque. Que si todo salía bien, tal y como lo habíamos planeado, el próximo encuentro sería el día posterior a mi cumpleaños.

La discoteca se llamaba “Fuego”, era una sala inmensa, con un montón mesas plateadas que brillaban con las luces, no había apenas gente, solo un grupo de adolescentes que bailaban arrítmicamente una canción de TIX.

-Sten,¿ has oído la canción?- me preguntó Seren gritándome.

Moví la cabeza afirmando y los dejé en la mesa, me dirigí a la barra y pedí un gin-tonic.

Eran las 3 de la mañana, la discoteca había cerrado y nosotros íbamos caminando por la calle. Todos excepto yo se habían pasado con el alcohol. Angus iba arrastrando los pies, mientras tenía la mirada clavada en algún punto del horizonte. Seren no paraba de llorar y de decir “no, yo no quería eso. Perdóname porfavor” hasta tal punto que empezó a gritarlo. Ludmila y Kaira caminaban sin ningún tipo de miedo por la carretera que teníamos al lado. Niels era el único que se dedicaba a andar haciendo eses.

No nos quedaba mucho para llegar a casa, cuando un coche de la policía paró en seco enfrente de nosotros. No le di mucha importancia porque no era un delito ir borracho por la calle, además que estábamos a pocos minutos de llegar. Todos seguimos andando, hasta que tres policías se pusieron delante de nosotros, con los brazos cruzados, con cara seria y mirándonos atentamente.

El policía de en medio, parecía bastante más mayor que los otros dos, tenía el pelo gris, bien peinado hacia un lado y se veía bastante fuerte. El que estaba a su izquierda era un poco más alto que él, su pelo era rubio y lo llevaba despeinado. Tenía una sonrisa juguetona, como si supiera lo que iba a pasar. Y el de la derecha del más mayor, era idéntico al rubio, aunque sus facciones se marcaban mucho más y su pelo estaba perfectamente peinado.

Ludmila debió reconocerlos porque se paró en seco y empezó a señalarlos con el dedo índice.

-Sten, son Gisli y Esben- me susurró Seren.

Solo teníamos una regla en todo el plan: Que nadie del equipo contrario descubra quién es Sten.

Y justo en ese momento, se había incumplido esa regla.

-Buenas noches, ¿necesitáis ayuda?- preguntó el señor de en medio.

-Nonono, estamos bien, ahora vamos a casa- respondió Angus intentando parecer sobrio.

El hombre les susurró a Gisli y Esben algo y se fue al coche.

-¿Cómo estáis?- nos preguntaron. Se notaba que estábamos enfrentados, había mucha tensión.

-Bien, aunque tenemos ganas de llegar a casa- respondí

-A propósito, nosotros somos Gisli y Esben, íbamos a clase con ellos, ¿tú quién eres?- preguntó el más serio.

-Soy un primo de Seren, de Dinamarca, mañana me voy- le respondí obviamente mintiéndole.

Gisli miraba intensamente a Ludmila y ella por momentos también.

-Bueno, no os entretenemos más, que vaya bien, un placer conocerte…- dijo Gisli.

-Sten- no me dio tiempo a responder, Angus lo hizo por mí.

Los dos policías que estaban ya detrás de nosotros se subieron rápidamente en el coche y se fueron.

-Angus, ¿por qué les has dicho mi nombre?- le pregunté seriamente. Él se dedicó a mirarme, sonreír y seguir caminando como si nada.

Cuando Kaira mató a Elin, me pregunté si podíamos hacerlo solo nosotros dos, sin necesitar la ayuda de alguien. Comprendí enseguida que era imposible que todo un plan dependiera de una adolescente inestable que podía amar a la gente con muchísima intensidad, por lo que empecé a reclutar a gente. El primero fue Niels, un adolescente de los que ya casi no había, era callado, observador y se le daba muy bien la informática. Le protegí cuando la policía lo buscaba por meterse en la Deep web y hackear algunas páginas importantes. La segunda no tardó en llegar, Kaira estaba en prisión preventiva y necesitaba un buen abogado, pero desgraciadamente sus padres no se iban a hacer cargo de eso. Llamé a un viejo amigo del orfanato y sacó a Kaira de ahí debido a que sufría  trastorno bipolar.

Realmente la única persona a la que quería era a Seren, a los demás ni siquiera les había cogido cariño. Pero podía confiar en ellos porque si me defraudaban, sus vidas correrían peligro. Ojo por ojo.

LA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora