II

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Recorrimos la calle Manen, en silencio y pensando en lo que había ocurrido hacía ya bastantes años.
Ya sabía el final de la historia, no había vuelta atrás. La historia de hacía ya 13 años me había quedado lo suficientemente clara. Después de aquello, solo quería disfrutar de mi familia, porque al fin y al cabo habían luchado por la paz.

-¿La tía Luna va a venir?- les pregunté tras coger unas cuantas patatas de la mesa.

-No lo sé, yo ya le he avisado que estamos cenando aquí- respondió mi madre cogiendo también patatas.

Después de recorrer aquella calle, nos fuimos a comprar la cena a una hamburguesería que había cerca. Vinimos a casa para comérnosla. En familia.

-Os quiero mucho- les dije a todos.

Sus reacciones fueron de lo más graciosas, mi madre casi se echa a llorar, mi padre me miró y me dijo en castellano “y yo” y mis tíos me sonrieron.

-Entonces, ¿no habéis vuelto a ver a Elin?- mi tío Helge negó rápidamente.

-Lo de Elin es algo que todavía no puedo explicar, nos ayudó cuando la necesitábamos. ¿Por qué haría eso un fantasma? Es decir, si a mí me hubieran matado, yo me iría al infierno y ahí me quedaría- dijo Gisli.

-Tío Gisli, sabes que si pudieras ayudarnos lo harías, quizá Elin se parecía a ti en eso- le respondí.

Cada vez que hablábamos de ella, sus ojos se iluminaban como si fuera la persona más importante para él y, quizá lo era.
Yo crecí escuchando como él me contaba las historias de cuando eran más pequeños y siempre he querido a Elin como si fuera una más de la familia. Cuando tan solo tenía un par de años, me refería a ella como “tía Elin” y eso a los demás les gustó mucho a la vez que les dio mucha pena. Sé que le hubiera querido tanto como quería a mis demás tíos.

-Vosotros al menos pudisteis hablar con ella, yo con Hans no volví a tener contacto de ningún tipo. Me hubiera gustado contarle que viví un tiempo en España, junto a Pedro. Cuando me quedé embarazada, me imaginé como sería contarle que por fin iba a ser madre, aunque sin él- a pesar de todo, no había ni una pizca de tristeza en sus palabras. Nos sonreía porque aunque su primer amor verdadero falleciera prematuramente, se sentía orgullosa de estar cenando con la que era su segunda familia.

-A mí me hubiera gustado conocerlos la verdad, les quiero tanto como a vosotros. He crecido escuchando cosas que habíais vivido con ellos. Lo siento pero odio a Sten, porque si no se hubiera obsesionado con vuestras vidas, ellos dos seguirían vivos- la última frase la solté con un tono enfadado, me parecía injusto todo lo que había hecho.

-Quizá no, mi hermana tenía depresión y justo la semana en la que murió, tuvo una recaída muy grande-

-Y Hans llevaba mucho tiempo arrastrando sus problemas, por lo que la muerte de una de su grupo fue lo que menos necesitaba en ese momento- añadió mi madre agarrándome de la mano- Estoy muy segura de que te hubiera querido muchísimo también, soñábamos con ser padres y vivir en una casa en medio del bosque-

-Más o menos lo hemos cumplido- respondió mi padre- Aunque falta él-

LA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora