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BRENDA

Un chico llamado Sten me llamó una madrugada. Yo estaba sentada en la playa viendo como poco a poco salía el sol, mi única compañía era una botella de vino y unas gafas de sol. Asique contesté sin pensarlo.

Sten me ofreció irme a Trondheim y vivir en una casa con ellos (aunque no dijo quiénes eran los demás), rechacé su oferta porque no pensaba volver a mi antigua ciudad ni loca, lo único que sentía cuando lo nombraban era asco, ansiedad y miedo. Ahí estaba Gisli, al que siempre querré, pero no se había preocupado por mí desde que murió su hermana.

También me dijo algo que me dejó helada “ambos tenemos algo en común y es el odio”. Esa frase me pareció muy peligrosa, porque desconocía lo que él me quería decir con eso, pero no sentía que la intención fuera otra más que hacer daño a alguien.

-Querido Sten, no me interesa tu oferta, pero te voy a asegurar algo, si tocas a mi gente, me conocerás en persona- y le colgué. Agarré la botella que descansaba a mi lado y me la terminé de un trago, cogí mis cosas y me fui a casa. Mis padres ni siquiera estaban en casa, se habían ido con sus otros hijos de vacaciones y me habían dejado una nota para informarme.

Me eché en la cama de medio lado y esperé con ansias que el dolor que sentía en el pecho, algún día terminara.

Mi primer pensamiento matutino fue “Joder, quién me llama a las 8 de la mañana” y el segundo fue “Otra noche que no me he ahogado con mi vómito”.

El tono de llamada predeterminado era la melodía más fea que te puedas imaginar. En realidad era peor que eso. Cogí el teléfono sin muchas ganas de hablar y me sorprendió la voz que respondió.

-Cuanto tiempo Brenda- su voz ahora no sonaba alegre, como cuando hablaba conmigo, parecía cansado, triste…-Ayer te llamó Sten, ¿verdad?-

-Sí, ¿lo conoces?-

-Es un amigo mío, opino que deberías volver a Trondheim, tienes una mente brillante y nos puedes ayudar- dijo y se escuchó a gente cerca suyo- No podemos decirte de que se trata, solo que te necesitamos-

-Angus, te diré lo mismo que le dije ayer a tu amigo, no pienso volver a esa ciudad y como toquéis a mi gente, volveré pero no os alegraréis-

-¿Tu gente? ¿Quiénes? Por lo que sé, nadie había contactado contigo… ¿Cómo te va la vida en España? ¿Alguien te quiere allí o sigue siendo como en Trondheim?- definitivamente Angus había cambiado, nunca hacía comentarios así de la gente, su voz no me transmitía la misma calma que desprendía, en ella encontré mucha rabia, enfado, dolor y tristeza.

-Dra til helvete Angus- “vete al infierno Angus"-

-Ya estoy en él- y colgó.

Desde que vivía en España, cambié de número de móvil, me desinstalé Instagram y guardé mi antiguo móvil (junto mi antiguo número) en el fondo de un cajón. Tras esa llamada, lo busqué y me metí en Whatsapp, tenía más de 100 mensajes de Gisli y el último era de hace unas horas.

“Prima, ¿cómo estás? Hace mucho que no sé de ti”

“¡¡¡¡Brenda!!!! No te lo vas a creer, hemos entrado en la academia de policía”

“Hola Brenda…Están pasando muchas cosas aquí, me preguntaba cómo estás, te echo de menos”

“Creo que estamos en una guerra fría, por favor vuelve”

“Las cosas cada vez van a peor prima. Creo que me estoy volviendo loco”

“El otro día vi a Elin…Me dijo que tenga cuidado con Sten, pero no sé quién es”

“Prima, siento que esto va a estallar pronto, espero que donde quiera que estés, sea a salvo y apartada de todo esto. Te mando muchos besos de Trondheim, espero que nos volvamos a ver”

Opté por llamarle, no sabía qué iba a decirle, pero necesitaba hablar con Gisli.

-¿Brenda? ¿Eres tú?- preguntó con la voz temblorosa.

-Sí, soy yo- al principio me dio hasta vergüenza hablar con él, hacía mucho tiempo que no sabía de él.

-¿Cómo estás? Me han dicho que estás en España, espero que todo vaya bien con tus padres, supongo que me has llamado porque has leído lo que te he escrito por Whatsapp- y se calló de golpe.

-Emmm, sisi, estoy en España, lo de mis padres es un caso aparte, cuando nos veamos te contaré. Yo pues tengo mis rachas, como siempre, pero estoy bien-Me callé mientras intentaba recordar lo que le tenía que decir- No pienso volver a Trondheim pero, os puedo ayudar desde aquí, cuéntame ¿qué es lo que ha pasado?-

-Brenda, te necesitamos aquí, es todo tan difícil de explicar que no podría hacerlo por el móvil-

Gisli me estaba pidiendo que volviera, aun sabiendo que no pensaba hacerlo por nada en el mundo. Por lo que había intuido, las cosas estaban muy mal por ahí y no necesito saber la historia para creer que se trataba de la muerte de Elin.

Elin…me había criado con ella y sentí que cada año que pasaba, más me alejaba de ella. Siempre había envidiado la forma en la que Gisli la quería, era un amor inseparable, irrompible y cuando vivía con ellos, sentí que nadie podría quererme de esa manera. Desconocía quienes eran mis padres, sabía que no era la prima de ellos, pero carecía de pruebas. Ella siempre había sido muy dulce, realmente nunca habíamos tenido ningún problema, aunque siempre procurábamos mantenernos alejadas. Durante un par de años llegué a odiarla, porque todos la querían y yo habiéndome criado con ellos, era simplemente “la prima de Gisli y Elin” a la que trataban bien cuando él estaba cerca y con la que se metían cuando Gisli desaparecía. Y para colmo, Elin comenzó a salir con el que siempre me machacaba, Helge

-No voy a volver y no me lo pidas más por favor- le pedí cansada.

-Está bien, ¿cómo va todo?- me preguntó interesado.

-Más o menos todo igual, pero ahora tengo el pelo rizado y castaño oscuro- me puse a pensar en que más había cambiado- Bueno y tengo un serio problema con el alcohol-

-¡Que coincidencia! Helge también está mal por la bebida, aunque creo que ahora está mucho mejor-

Gisli por momentos iba cagándola más, ahora me había comparado con Helge, el chaval que me había humillado innumerables veces, con el que estaba saliendo Elin cuando murió y con el que estuve durante un corto tiempo. Por lo último me arrepiento muchísimo, porque ni siquiera me gustaba. Tenía las ideas tan confusas, que una noche nos liamos y al día siguiente comenzamos a salir, yo sabía de sobra que él lo hacía porque de alguna manera le recordaba a ella.

-¿Y por ahí que tal va todo?- Realmente me daba igual eso, pero pregunté por cortesía.

-Pues bueno, cada uno tiene su historia. Esben y yo vivimos juntos y no nos podemos quejar. Lena estuvo viviendo con Pedro en España , ahora están aquí para ayudarnos…Casi se me olvidaba, está embarazada. Eyra ha vuelto a aquí, está con su novio que es Islandés y también ha venido la mejor amiga de él. Helge está bien. Creo que no me olvido de nada- me daba la sensación de que llevaba horas hablando. Todas las personas que mencionó me caían mal, Esben era literalmente igual que mi primo, aunque juraría que era más cabrón. Lena, la súper pija, parecía que venía de familia el nacer siendo tonta, aunque a su favor diré que ella fue la que hizo que dudara de mi sexualidad. Eyra nunca me había hecho nada, la veía sin personalidad, el perrito faldero de la súper pija.

-Me alegro de oír eso, tengo que colgar, ya hablaremos- y colgué antes de obtener respuesta.

LA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora