—¡Norman! ¡Emma!— Ray había despertado de golpe, estaba recostado en la cama de su cuarto, no entendía por qué estaba ahí, pero no tenía tiempo de ponerse a meditar las cosas.
Salio rápido hacia el cuarto de ambos chicos pero ellos no estaban, todos los menores jugaban afuera junto a otros, parecía que la casa estaba sola.
—Ray, es mejor que descanses— Oliver era el único que había en la casa, se había quedado para cuidar de Ray —Aun debes de tener la fiebre alta, tienes que descansar.
—¿En donde están?— Ray fue hasta Oliver tomando sus hombros con desesperación —¡¿En donde están Norman y Emma?!
Oliver podía sentir como Ray encajaba sus dedos en el, estaba tan exaltado, no podía mentirle.
—Estan en el hospital— Oliver se soltó de Ray llendo hacia la parte de abajo de la casa mientras Ray lo seguía —Se que solo no podré retenerte y se que quieres ir a verlos, así que vamos.
Oliver tomo las llaves del coche que tenían tomando un abrigo y un gorro para Ray.
—Gilda me matará por esto, pero vamos ya— Oliver salió junto con Ray hacia donde estaba el auto.
—¿Que están haciendo afuera?— Gillian había descubierto a ambos —Gilda te pidió cuidar de Ray en lo que regresaban.
—Lo se, pero el no aceptará esa respuesta— Oliver apunto hacia Ray.
—No te enojes, es culpa mia— Ray tomo las manos de Gillian dándole algo —Nos vemos mas tarde.
Gillian cambio su cara al ver qué Ray le había dado un chocolate.
—Bien, quedan perdonados— ambos subieron al carro para dirigirse al hospital —¡Vayan con cuidado! ¡Los estaremos esperando!
Ambos emprendieron rumbo hacia el hospital, Ray estaba tan impaciente, también no ayudaba el hecho de que tuviera aún la fiebre algo alta.
El viaje acabo, habían sido los treinta minutos mas largos y angustiantes de toda su vida, más que cuando estaban en el mundo demonio.
—¡¿Ray?!— Ray había entrado al hospital llendo hacia Gilda y Don —¿Que haces aquí?
—Dijiste que te quedarias para cuidarlo— Don se molesto al ver a ambos llegar —Esta hirviendo en fiebre.
—Yo lo obligue a venir, el no tiene nada de culpa en ésto— Ray se metió para defender a Oliver —¿En donde están?
Gilda se quedó cayada, no era fácil para ella decir todo lo que estaba sucediendo.
—Norman está siendo operado en este momento— Gilda se acercó un poco a Ray tocando su frente —Vincent se está encargando de todo, tu debes de volver, aún estás mal.
—¿Y Emma?
Gilda bajo la cabeza al escucharlo, las lágrimas empezaron a salir de sus ojos. Don la tomo entre brazos tratando de calmarla.
—Yo te llevo— dijo Don empezando a caminar —¿Te quedas con ella?
—Claro— Don aún estaba algo molesto, Ray no estaba listo para ver todo lo que había ocurrido en esas horas, menos en el estado actual en el que se encontraba.
—¿Esta aquí?— Ray tomo el picaporte de la puerta pero Don lo detuvo.
—Sin importar que, estamos juntos, ¿Vale?— Los ojos de Don empezaban a verse rojos, como si quisiera empezar a llorar.
—Vale— respondió Ray, sabía que algo duro lo esperaba ahí dentro. Suspiro abriendo la puerta viendo a aquella chica recostada en la cama de la habitación —¿Emma?
Emma no respondió cuándo Ray la llamo, solo veía hacia la ventana, había sentido su presencia pero no le había hecho caso ya que ese no era su nombre.
—¿Por qué todos me llaman por ese nombre?— Ray camino hasta ella quedando frente a su cama —¿Dónde está el abuelo? ¿Por qué no viene por mi? Yo no quiero estar aquí.
Ray no sabía que responder, el abuelo había muerto hace unos tres años y al parecer ahora Emma no podía recordar nada.
—Entonces no sabes quién soy— Ray bajo la cabeza, sus ojos estaban por llorar.
—No, no te conozco— Emma hablaba tan fríamente —Pero por alguna razón, tu presencia me llena de tranquilidad.
—¿Estás asustada?— Ray se acercó hasta ella sentándose en la silla qué estaba a un lado de su cama.
—Lo estaba, no sé ni cómo llegué o por qué estoy aquí, solo quiero ir a casa— Emma estaba triste, una lágrima había resbalado de su mejilla —¿Me llevarías a casa?
—No puedo hacer eso— Ray limpio la lágrima de Emma viéndola con pena —Lamento no poder ayudarte.
Los ojos de Ray se cristalizaron, Emma tomo sus mejillas acercando su cara a ella.
—¿Por qué lloras? ¿Te duele algo?— Emma parecía tan inocente, algo que mataba por dentro a Ray —Tienes mucha fiebre.
—Lo lamento mucho— Ray tomo las manos de Emma empezando a llorar sin consuelo —¡Te prometo que voy a salverte! ¡A ti y a Norman!
Detrás de la puerta del cuarto estaban Gilda, Don y Oliver escuchando la conversación, era demasiado que procesar.
—¿Quién es Norman?— al escucharla Ray comenzó a reír, no importaba que le dijera, ella olvidaría todo.
—No es importante ahora— Ray se levantó besando la frente de Emma, se acercó hasta ella abrazándola susurrandole en el oído —Hare que recuerdes todo, tenlo por seguro.
Emma no entendió el por qué Ray le había dicho eso, solo se quedó viendo cuando se alejaba hacia la puerta.
—Sera mejor que descanses, más tarde vendré a verte— Ray tomo la perilla abriendo la puerta —Te amo.
Ray salió viendo a los tres ahí, Gilda limpio sus lágrimas abrazando a Ray, sabía que estaba devastado, Emma había olvidado a todos y solo tenían que esperar a que Vincent les dijera que se podía hacer.
—¿Te encuentras bien?— Oliver vio como Ray se tambaleaba, se veía más pálido y sus mejillas estaban muy rojas —Tu fiebre subió, será mejor que descanses, te llevaré a casa.
—¡No!— Ray se alejo de Oliver y los demás llendo hacia la sala de espera del hospital —Yo no me moveré de aquí hasta que sepa que Norman y Emma están bien.
La terquedad de Ray era demasiado para los tres, ahora debían lidear con la actitud de Ray, algo que no era fácil, pero aún así sentían que debían estar juntos, había sido un golpe muy fuerte para todos.
—Te traeré algo para que te mejores— Don tomo la mano de Gilda para ir a comprar una medicina para Ray dejando a Oliver con el.
Oliver se sento a su lado, Ray se recargo en el hombro de Oliver tratando de no llorar.
—Ellos están bien, ¿Verdad?— Ray estaba inconsolable.
—Claro que si, así será.
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EN ALGÚN LUGAR | TPN
Fanfiction¿Que tan preparado se sentía para presenciarlo? Pues nunca pensó que algo así sucedería, así que no lo estaba, y no importaba que hiciera, incluso si le pedía algo al gran dios, el destino decidió que los vería partir. En esta ocasión así como en l...