Capítulo 15

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-Tu hermana llega esta tarde.

-Sí.

-¿Al final irás a pasar unos días con ella como dijiste?

-Sí. Te voy a extrañar - dije aferrándome al cuerpo de la mujer que amaba más que a nada en el mundo.

-¿Por qué en vez de irse a la casa de tus amigas no se viene aquí? Esta casa es muy grande.

-Te lo agradezco, Nat, pero yo no quiero que se entere de esto - levanté mi cabeza de su pecho para mirarle a la cara.

-¿No quieres que sepa que estamos juntas?

-De que estamos juntas quiero que sepa todo el mundo. Pero no quiero que mi hermana sepa que... que me pagas por acostarme contigo.

-Claro. Supongo que tienes razón. Yo te voy a extrañar más.

-Regresaré el sábado por la mañana. No se me olvida que es tu cumple.

-Menos mal, porque quiero festejarlo contigo. Será una ocasión muy especial.

-¿Es que me vas a pedir matrimonio o qué?

-Algo así - respondió.

-¿Algo así? - ella asintió y me besó con ternura.

Nos quedamos casi toda la mañana en la cama. Cuando faltaba una hora para que el avión de mi hermana aterrizara, me despedí de mi morena. Iba a ser difícil estar tantos días sin verla.

-Tata - me llamó mi hermana levantando la mano para que la viera.

-Mini - grité y salí a darle un abrazo enorme. La echaba de menos. Tantos años sin verla parecían siglos para mí.

-Qué guapa estás, pequeña.

-Gracias, tata.

Traía dos maletas, así que cogí una y ella la otra. Cuando salimos del interior del aeropuerto, Joan, que Natalia había puesto a mi disposición, vino a por las maletas y las subió al coche. Después fue a dejarnos a casa de mis amigas.

-Un gusto conocerte, Marina - dijo la Mari cuando las presenté.

-La otra que falta es Julia. Ella sólo tiene descanso los fines de semana en su curro - le dije a mi hermana -. Vamos, te voy a enseñar tu cuarto.

A las seis y media llegó Julia, las presenté y se llevaron muy bien. Aproveché que las tres estaban conversando para ir a hablar con Nat por teléfono.

-Hola, amor - contesté.

-Ni veinticuatro horas y ya te extraño, ¿qué tendrás?

-No lo sé, pero yo también te extraño.

-Estoy a punto de venir a por tí.

-Sería una gran locura.

-Si es que tú me tienes loca. ¿Qué me hiciste, Alba Reche?

-Lo mismo que tú a mí, espero. Te amo, Nat - lo solté por fin.

-Repítelo y voy por tí ahora mismo.

-Te a...

-Uuuuuyyyyyy - escuché y me giré para mirar a las tres cotillas que estaban mirándome como tontas desde el sofá.

-Sois imposibles - las dije tapando el móvil para que no se escuchara del otro lado -. Te dejo, Nat, buenas noches, cariño - colgué y regresé al sofá con mis amigas y mi hermana.

-Ya Julia y la Mari me pusieron al tanto. Así que mi cuñada se llama Natalia ¿eh?

-Chismosas - les dije a mis amigas -. Ni tan cuñada, mini. No somos pareja oficialmente todavía, pero nos queremos, sé que nos queremos.

-Si es que eso es lo importante.

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Natalia

Alba me había dicho que me amaba y yo lo único que quería era gritárselo a todo el mundo. Pero sabía que no podía ser cierto.

Aun así, nada pudo borrar la sonrisa con la que me acosté esa noche.

A las siete y media me levanté, había quedado con Famous a las nueve, así que me bañé, me vestí y fui a desayunar.

Cuando se acercaba la hora, llamé a mi amigo y agente para saber dónde tenía que encontrarle. Él me dijo que estaba en su oficina, así que cogí mi moto y fui a verle.

-Natalia, siéntate por favor. ¿Te ofrezco un trago?

-Sí amigo - Famous me sirvió un trago y se sentó frente a mí al otro lado de su escritorio.

-Y bien, Natalia. ¿Qué es eso tan urgente que me quieres decir?

-Necesito volver a los escenarios - dije sin poder contenerme más.

Extrañaba cantar, sentir a mi público. Quería poder llevar a mi futura novia a un concierto y subirla al escenario conmigo. La verdad es que, aunque me había propuesto retirarme de la música, Alba me hizo ver las cosas de otra manera.

Me dí cuenta de que no era para Ali para quien realmente cantaba, pero ahora sí cantaría y me inspiraría en la persona más guapa de España. Mi rubia favorita.

-Natalia, esa una excelente noticia - mi amigo estaba feliz, ¿cómo no estarlo?

Un año llevaba ya sin conciertos ni giras, sé que el regreso iba a ser difícil, pero Famous era el mejor agente del mundo y yo sabía que podía hacer algo.

Y así fue. Hizo un par de llamadas y después dejó el móvil sobre la mesa y miró serio.

-Natalia - me llamó y la expresión de su cara y su voz me asustaban - vé preparando esa voz que dentro de dos semanas tocas en el Santiago Bernabéu.

Salté de la alegría de mi silla. No podía creérmelo, lo había logrado. Le dí un abrazo fuerte a mi amigo. Quería ir a contárselo ya a mi rubia, pero Famous me convenció de ir a festejarlo con el grupo. No pude negarme, él había logrado eso y la verdad, no iba a tener ninguna gracia para él que yo rechazara esa invitación.

Llamamos a nuestros amigos y fuimos a comer todos juntos.

-Ya las entradas se están agotando, tíos - comentó Dave que era un genio de la informática.

-¿Ya tenéis las vuestras? - les pregunté y todos asintieron -. Antes de que se acaben las entradas VIP, resérvame cuatro.

Ninguno de mis amigos le dió importancia a que yo reservara cuatro entradas.

Esas entradas eran para Alba, sus amigas y su hermana. Iba a ser una sorpresa.

-Natalia, el sábado es tu cumple, ¿qué planes tienes?

-Ninguno.

-No nos digas eso - dijo Miki desanimado.

-Yo tengo una sorpresa para tí que te va a encantar - comentó Marta.

-No quiero una fiesta, Martuki.

-No te he hablado de fiesta, Natalia Lacunza.

-Más te vale - le advertí.

Hora y media después, nos separamos más y mis amigos se regresaron a sus curros y yo volví a casa.

Por primera vez en un año casi y medio, volví a entrar en mi estudio. Tenía que empezar a trabajar en los temas que iba a tocar.

Comprando El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora