Capítulo 28

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Habían pasado ya cinco meses desde que me fui de gira y Alba me acompañó. La Mari y Marta se habían encargado de encontrarnos una casa grande y cómoda por Malasaña y Alba de vez en cuándo viajaba para encargarse de lo que tenía que ver con la decoración y todo eso.

La casa era muy enorme. Era de dos plantas, pero tenía seis habitaciones arriba y dos abajo, nueve baños, una cocina, dos piscinas (una exterior y otra dentro de la casa), una sala de cine, un mini spa, un gym, una sala de juegos para los niños que fuéremos a tener...

Alba me envió todas las fotos de cómo quedó cada rincón de la casa.

Estaba tocando en Madrid, era el penúltimo concierto de mi gira y cerraría la gira en Sevilla, dos días después.

Al estar en Madrid, todos mis amigos y los de Alba vinieron a verme cantar, estaban todos en primera fila, incluída mi rubia que cada vez le quedaba menos para que diera a luz ya que ya había entrado de cuentas. Siempre miraba a cada rato donde estaba ella y su sonrisa era todo lo que quería ver siempre.

Estaba terminando una canción cuando ví que Marina me estaba gritando y yo pensé que estaba cantando, miré y no ví a Alba. Se habría ido al baño, pensé, pero la mayoría de mis amigos tampoco estaban.

Cuando sonó el último acorde de la canción pude oír a Marina gritar un «¡Que viene, Natalia!», y yo sólo pensé en que se refería a mi hija.

-¡Que viene Oli! - grité a micrófono abierto y salí corriendo del escenario. Me fui con Marina al hospital al que habían llevado a Alba - Carlos, ¿cómo está? - pregunté al primero que ví en cuanto llegué.

-No lo sabemos, Nati - me respondió.

-Entraron con ella a la sala de parto hace cinco minutos - me respondió Julia y yo me puse nerviosa, por fin iba a ser mamá.

Agradecí tanto que todos mis amigos estuvieran ahí... no faltaba ninguno.

Al cabo de dos horas, vimos salir a una enfermera de la sala en la que me dijeron que se habían llevado a Alba.

-¿La señorita Lacunza? - preguntó y yo asentí inmediatamente. Me dijo que la siguiera a la sala en la que estaba Alba y cuando entré, no pude evitar emocionarme al ver la imagen más tierna que había visto en mi vida. Alba con la pequeña Oli en brazos.

-Hola, mi amor - dijo ella en cuanto me vió - te presento a la pequeña Olivia Lacunza Reche.

-¿En serio? - yo me emocioné más. El que la niña llevara como primer apellido el mío fue de lo mejor.

-Sí, amor. Es tu regalo por tu maternidad - me acerqué a las dos mujeres más importantes de mi vida y las besé. A una en los labios y a la otra en la pequeña cabecilla que apenas se escondía en mi mano.

Tomé a mi hija en brazos y en ese momento sólo desee protegerla, cuidarla y quererla toda la vida...

Estuve un rato con mis mujeres hasta que mi rubia se quedó dormida, yo aproveché para ir a enseñarles a nuestros amigos a la nueva miembro de nuestra familia.

-Hola, idiotas - llamé su atención cuando les encontré discutiendo en voz baja de nada con importancia - os presento a la señorita Olivia Lacunza Reche.

-¡Guau! qué monada - dijo Marina muriéndose de amor.

-Es la cosa más preciosa que he visto en mi vida - comentó Miki.

-Está hermosa. Felicidades, Nata.

-Gracias, Martuka - Marina tomó a la niña y yo me fundí en un abrazo con mi mejor amiga.

-¿Ves que sí valió la pena luchar? - me preguntó mi amiga y yo asentí moviendo la cabeza sobre su hombro.

Unos minutos después regresé con mi rubia, estaba despierta.

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