Capítulo 19

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A pesar de todo lo que pasó y pudo pasar, sólo comprobé que eso que dicen sobre que el tiempo lo cura todo no es cierto.

Han pasado tres años y sigo enamorada hasta las trancas de Natalia, aunque no sé nada de ella desde la última vez que la Mari me dijo que fue a buscarme al piso que compartíamos con Julia y Marina. De eso han pasado ya dos años y cinco meses.

La Mari me dijo que se veía muy arrepentida. Aunque no lo entendí.

Natalia arrepentida.

No sentía nada por mí, no tenía por qué estar arrepentida de nada. Siempre me trató como si fuese dueña de mí o como si yo fuese su prostituta personal.

Aquel día que la encontré con otra fue el peor día de mi vida. Iba a decirle lo mucho que la amaba, pero ella se me adelantó y me demostró que mi amor no significaba nada para ella, tal y cómo lo confirmó con sus palabras.

Pero nada, el pasado era pasado y yo tenía que enfocarme en mi presente y en mi futuro. Me estaba preparando para mi última actuación antes de tomarme una larga baja.

A pesar de cómo estaba de ánimos por la ruptura con Natalia, encontré fuerzas suficientes, gracias a mi hermana y a mis amigas, para ir a aquella entrevista que cambió mi suerte.

El que la gente correara tu nombre y que te pidieran autógrafos era un sueño, me sentía en las nubes viendo a la gente disfrutar de mis actuaciones. Todo se lo debía a Marina.

Vivía desde hace tres meses en Valencia. Primero estuve viviendo en Las Palmas de Mallorca durante varios meses, luego estuve un tiempo en Barcelona y ahora vivía en Valencia. Pero esa noche tenía un último concierto en Madrid antes de mi temporal retirada.

El Wizink Center, lugar en el que conocí a Nat, estaba lleno de gente que vino solo para verme y escucharme cantar, y obviamente, en primera fila estaban Marina, Marcos y mis amigas.

Después del concierto la Mari propuso que nos fuéramos de copas, accedí, aunque el alcohol no era algo que pudiera entrar en mi organismo al menos por ahora. Una cervecita no me vendría nada mal.

Fuimos a una discoteca que se encontraba en Malasaña, ocupamos un privado y ahí nos sentamos. No podía beber, pero podía bailar.

Salí a la pista y empecé a darlo todo. Sentí un dejá vú cuando ví a Julia levantarse e irse afuera. Varios minutos después la ví llegar y venía un grupillo tras ella, no les presté atención y seguí a lo mío.

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Julia

Cuando Dave me dijo que venía con sus amigos, jamás se me habría ocurrido que Natalia también vendría. Sabía que estaba en su círculo de amigos, de hecho, yo misma ya me fui de fiesta con todos ellos varias veces, pero no creí que ella vendría.

-Hola, cari - le dí un beso a mi novio y saludé al resto de amigos.

Todos entramos a la discoteca y fuimos al reservado en el que estaban la Mari y Marina. Nos sentamos y llegó la primera ronda de cubatas, los cuales bebimos casi de golpe.

-Ya me tomé una copita, ya me voy. No estoy para fiestas - dijo Natalia y se levantó.

Iba a irse ya cuando apareció Alba justo en frente.

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Alba

No sé qué era.

No sé si el destino o mi mala suerte, pero me encontré justo a Natalia Lacunza de frente y su mirada era indescifrable.

Tres años después y seguía igual de guapa. Ya ni hablar de su intimidante mirada.

-Compermiso...- dijo mirándome a los ojos.

Yo le cedí el paso aguantándole lo mirada y se fue. Mejor para mí.

-Brindemos por la estrella de la noche, ¿no? - propuso Dave, el novio de Julia. Yo sabía perfectamente que era amigo de Natalia, pero preferí no darle importancia. A mí lo que me importaba era que mi amiga fuera feliz, y Dave le hacía muy feliz.

-¿Estás bien? - me preguntó la Mari cuando me senté a su lado y yo asentí con la cabeza.

Frente a mí estaba Marta Sango. Me miraba con cara de culpa, como si ella hubiera hecho algo en contra de mí. Aunque sé que fue ella la que le envío esa chica a Natalia, ella no tiene la culpa de nada. Natalia tuvo toda la culpa por mujeriega.

Le tranquilicé con un gesto de cabeza y ella me sonrió.

Dos minutos después apareció de nuevo Natalia y se sentó justo al lado de su amiga, frente a mí.

-¿No que te ibas ya? - preguntó Miki.

-Me olvidé de que no tenía ningún plan, así que decidí quedarme - se llevó el vaso a la boca y no dejó de mirarme a través de él.

-Alba, estás triunfando. ¿Cómo es eso de ser una estrella? - África, que no se calla ni una.

-No soy una estrella, además, me voy a retirar por un tiempo indefinido.

Después de mis palabras, noté cómo Natalia tecleaba en su móvil, unos segundos después, sonó el móvil de Miki, que estaba a mi lado... él lo miró y después se levantó. Natalia hizo lo mismo y yo pensé que se iban ya, pero me quedé helada cuando ví a Natalia venir a sentarse a mi lado. El espacio era pequeño, lo que provocó que entre nosotras hubiera contacto físico y visual posteriormente.

-No sabía que ahora cantabas - me dijo muy cerca del oído y yo sentí una corriente eléctrica recorriendo mi cuerpo.

-Vamos a hablar fuera - le propuse y su cara era casi de un cuadro. Supuse que no se lo imaginó.

En cuanto estuvimos fuera del local y alejadas del ruido, me paré frente a ella.

-¿Qué quieres de mí? ¿Por qué me has estado buscando? No te debo nada, Natalia Lacunza, déjame en paz.

-Este no es ni el momento ni el lugar para hablar. Hablamos mañana con más calma en casa.

-¿En casa?

-En mi casa. Puedes quedarte ahí esta noche cuando te pases de copas.

-Qué amable de tu parte, pero lamento decirte que no me voy a pasar de copas.

-Eso dices ahora.

-Piensa lo que quieras - le dije y me dí la vuelta para irme, pero ella me cogió la muñeca y me dió la vuelta dejándome muy pegada a ella. En ese momento, no sé quién de las dos fue, si ella hacia mí o yo hacia ella. El caso es que nos besamos y fue el mejor beso en tres años. Extrañaba tanto sus labios...

-Perdóname y vuelve conmigo - susurró sobre mis labios y me volvió a besar.

Comprando El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora