Capítulo Final

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Fue muy agradable entrar en casa y ver todas esas decoraciones, a todos mis amigos y a mis angelitos con una pancarta que decía: «Bienvenidos a casa, Mikel y Mateo». Me enterneció tanto que me emocioné.

Cuando me dijeron que todo eso había sido idea de Nat, sólo quería enamorarme cada día más de ella. El que me hayan mantenido engañada diciendo que estaba grabando el clip de una canción suya me sentó como el culo, es más, no sé cómo pude creerlo si para Nat nosotros somos lo más importante de su vida. El caso es que por fin estábamos en casa con nuestros hijos. Siendo felices con los nuestros más allegados.

-Aww, qué monos... es que me los como - África tan África como siempre.

-Cielo, ya tienes que descansar - me dijo Nat al oído cogiéndome por la cintura mientras que miraba a nuestros gemelos bien dormidos en sus cunas - Afri, Mari, me llevo a Alba, ¿vale?

Mis amigas asintieron y Nat me llevó con cuidado a nuestro cuarto.

-Soy feliz - dije en cuanto Nat me reposó sobre la cama, es que no había lugar a dudas.

-¿Eres feliz?

-Muy feliz, mi amor - alargué la mano para que me la tomara y se sentara frente a mí, y así lo hizo.

-Ese es mi único objetivo, cariño. Hacerte feliz, a ti y a nuestros CUATRO hijos - no pude evitar sonreír cuando ella gritó el cuatro como si hubiese ganado la lotería - Eres todo lo que siempre soñé. Eres la mujer de mi vida, la madre de mis hijos, mi compañera, mi confidente... mi esposa, mi mujer, mi amante... Te amo, Alba Reche de Lacunza.

-Yo te amo más, Nat. Tú también eres lo que siempre soñé - Nat me besó los nudillos y luego me dejó un beso en la frente...

-Descansa, mi amor... Voy a ver si ya se despertaron los niños.

-Pero si acaban de dormir. Mejor quédate un rato conmigo, ¿sí?

-No sé qué tiene Alba Reche que no se le puede decir que no.

-Bueno... Alba Reche tiene tu amor, así que... normal que no te le resistas - Nat se subió a la cama y me acogió entre sus brazos.

-Quiero envejecer así contigo.

-Y yo contigo... ¿Y sabes qué más quiero hacer contigo?

-No tengo idea...- después de su respuesta comencé a desabrocharle los botones de la camisa.

-Alba, no, ¿qué haces? - se levantó rápidamente de la cama y se abrochó de nuevo la camisa.

-Pero... solo quería...

-No, Alba, no. Mi vida, tienes que descansar.

-Quiero estar contigo, Nat, no quiero descansar ahora.

-Tienes que hacerlo, Alba. Es por tu bien...- dicho eso, salió del cuarto cerrando la puerta.

-Pero... ¿qué ha pasado? - me pregunté a mí misma sentada sobre mis piernas encima de la cama. Natalia me había rechazado sin ningún motivo. ¿Es que ya no le gustaba? ¿Ya no me amaba? O es que... ¿acaso ya no me deseaba? Necesitaba una respuesta, algo, una explicación de lo que había sucedido.

Mis lágrimas eran incontrolables. No pensaba en nada más que en que Nat ya no me amaba ni deseaba. Ahora me veía fea y...

-¿Se puede? - me sequé rápidamente las lágrimas. Al ver que era la Mari rompí a llorar de nuevo - Alba... cariño, ¿qué te pasa?

-Ya no me quiere, Mari, ya no me quiere.

-¿Quién? ¿De qué estás hablando?

-Nat ya no me quiere.

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