Capítulo 21

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Mi embarazo no era un secreto entre mi círculo de amistad, de hecho, lo sabían todos mis amigos y Marina. Esa era la razón por la que me estaba retirando de momento.

Contárselo a Natalia fue más duro de lo que creí. Ella me quería, siempre lo supe. Sólo que ella no sabía cómo manejarlo.

Lo que yo realmente quería era volver con ella y estar a su lado para siempre, pero eso no podía pasar sin yo decirle primero la verdad.

-Yo no estoy con el padre de mi hijo. Él decidió acabar con la relación en cuanto le dije que estaba embarazada.

-Pues normal.

-¿Qué dijiste?

-Nada. No dije nada... Joder, Alba. Y encima vas a tener un hijo con un auténtico imbécil.

-Siempre acertaste en eso. Álex es un auténtico imbécil.

-¿Álex? ¿El de la discoteca? - yo asentí.

-Claro - se levantó -. No sé por qué no me sorprende enterarme de que andabas con él, lo que sí no puedo confirmar es cuándo empezó vuestro romance. A lo mejor cuando te fuiste a pasar unos días con tu hermana, ahora que lo pienso bien.

-¿Qué dices, Natalia?

-Explícame, Alba. Me estuviste viendo la cara, ¿verdad?

-Si es lo que piensas, entonces no tienes nada que hacer aquí. Te voy a pedir que te vayas...- señalé la puerta con mi mano.

-Me encantaría irme ahora, pero si me voy... si me voy no creo que nada me haga volver.

-Pues vete y no vuelvas, por favor.

-No quiero irme, Alba.

-Yo tampoco quiero que te vayas - las lágrimas se deslizaban por mis mejillas como siguiendo un cauce - pero no quiero ni imaginar que quieras que me deshaga de mi bebé, si te quedas conmigo te quedas con mi hijo también.

-Claro, y mientras a tí te diga «mamá» a mí me dirá tía Natalia, ¿verdad? ¿Sabes lo humillante que sería?

-Puedes ser su madre también.

-Yo paso. Demasiada responsabilidad para mí. Lo siento mucho, Alba, no estoy dispuesta a formar parte de este nuevo rol de tu vida... Lo siento mucho. Te conste que no es falta de amor, yo a tí te amo.

-Gracias por demostrarlo, Natalia.

-Me da igual lo que digas. Te deseo toda la suerte del mundo y... te amo, Alba...- quiso besarme pero yo me aparté.

La ví caminar hacia la puerta hasta que esta se cerró. De quedarme lágrimas habría llorado, pero como ya no me quedaban...

Todas las había derramado cada día que pasaba pensando en Natalia. No iba a pasar otra vez por lo mismo.

Natalia se había ido de mi vida, y esta vez era definitivo.

Un mes había pasado ya desde que volví a mi chalet de Valencia. Ya había comenzado a decorar el cuarto del bebé... más bien de la bebé. La semana anterior fui al médico, ya que cumplí tres meses de embarazo y el ginecólogo me dijo que iba a tener una niña... la cuál todavía no había decidido el nombre. Encontrar nombres de chicas era mucho más difícil que de chicos, porque yo ya tenía decidido el nombre en caso de que fuera chico.

Se habría llamado Christian. No sé por qué, pero me gusta mucho ese nombre.

El caso es que yo misma me encargaba de decorar el cuarto de mi niña, mi bebé...

Deseando ya el momento de tenerla en mis brazos...

-Hola, mini - saludé a mi hermana al otro lado de la pantalla.

-Hola, ¿qué tal estás?

-Pues bien, aquí... decorando el cuarto de la niña...- cogí el teléfono de donde lo tenía apoyado y fui enseñándole a Marina cómo estaba quedando el cuarto.

-Pero si no has hecho nada todavía.

-Todavía no la he amueblado, que es diferente...- no había amueblado aún el cuarto, pero sí había empezado a pintar ya, y la verdad me estaba quedando genial.

-Te está quedando muy bien, hermana... Ya me muero por que llegue mi sobrina y nos ilumime con su luz.

-Yo soy la que más lo está deseando, mini... Pero na'... hay que esperar seis meses más... Qué guapa vas ¿no?

-¿Te gusta? - se dió una vuelta completa para que yo la viera. No sin antes alejarse un poco de la cámara para que yo la viera entera.

-Estás genial, mini. ¿y se puede saber a dónde vas tan "zorra"?

-Qué exagerada eres - hizo un puchero y yo me reí - Las chicas y yo nos vamos al concierto de Natalia.

Escuchar su nombre fue como si me hubieran pinchado una aguja directamente en el corazón, tanto que me despidí antes de tiempo de Marina y busqué mis lienzos y mis pinceles para mantener ocupada mi cabeza y mi mente, y así no pensar en Natalia Lacunza.

Por suerte, mi método de escape sí funcionó porque me distraje toda la tarde noche y mantuve mi mente ocupada. En cuanto acabé, me metí un rato a instagram.

Un rato después me preparé la cena, acabé de cenar y me fui a la cama porque al día siguiente tenía una entrevista con la revista ¡Hola!

Vendrían de Madrid para hacerme un reportaje en mi casa y seguramente me preguntarían también por el motivo de mi retirada temporal a pesar de que sólo estoy empezando en la música.

A la mañana siguiente, temprano, llegó Sam, mi asistente personal. Un chico muy majo.

Llegó con un equipo de peluqueros, maquillistas y una estilista, con los posibles modelos que luciría en la entrevista.

A las ocho y media, después de desayunar, los esteticistas comenzaron su trabajo, ya que el reportaje iba a comenzar a las once en punto y prácticamente, de tiempo no disponíamos.

-Alba Reche, primero que nada agradecerte que nos hayas recibido en tu hermosa casa.

-Muchísimas gracias.

-Y bien... háblanos un poco de tí. Sabemos muy poco sobre tí, como por ejemplo que estuviste trabajando como moza de limpieza en el Wizink Center y posteriormente como criada de la gran Natalia Lacunza.

-Sí, sí. Esos son mis orígenes y... sinceramente no me avergüenzo de ello, porque conocía a gente maravillosa. Otras no tanto, pero bueno...

-¿Cómo una muchacha como tú sale de ser empleada de limpieza a ser una gran artista en nuestro país hoy en día?

-No lo sé. Supongo que la suerte jugó a mi favor, ¿no? Yo salí de Elche para estudiar bellas artes y ahora soy cantante, osea que... la vida... es un poco así...- me reí.

-Como sabemos todos, hace algo más de un mes anunciaste en tus redes sociales que tras el último concierto en Madrid ibas a retirarte...

-Sí, sí. Así es.

-¿Qué le lleva a una artista que recién empieza, como tú, a querer abandonar la música?

-No es que abandone la música, osea, es... en la vida hay situaciones, razones muy potentes que te hacen tomar ciertas decisiones, ¿no? y... en mi caso así fue.

-¿Y qué razón potente puede llevarte a tomar una decisión así a sólo tres años de haber empezado?

-La razón que le da sentido a la vida de todas las mujeres. La maternidad.

Despúes de dos horas intensas de entrevista y una larga sesión de fotos, nos despedimos y los de ¡Hola! se fueron.

Comprando El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora