𝗖𝗮𝗽𝗶́𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟮

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"𝐅𝐥𝐨𝐫𝐞𝐬 𝐦𝐚𝐫𝐜𝐡𝐢𝐭𝐚𝐬"

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"𝐅𝐥𝐨𝐫𝐞𝐬 𝐦𝐚𝐫𝐜𝐡𝐢𝐭𝐚𝐬"

𝐙𝐗𝐄𝐍𝐈𝐀 𝐏𝐀𝐒𝐄𝐀𝐁𝐀 𝐏𝐎𝐑 𝐒𝐔 antiguo hogar, el lugar donde se podría decir que había nacido. El pasto seguía seco gracias al fuego de hace años, fue la única cosa que Nikte no pudo sanar, y eso le destruyo el corazón.

La noche estaba cayendo al bosque y Zxenia sabía que no era bueno. El suelo retumbaba por las pisadas del ejercito de Teca, la Luna estaba roja, los animales corrían por todos lados, nerviosos. Solo podía significar una cosa, Mictlán estaba por llegar.

Unos simples mortales nunca podrían contra un Dios, y menos uno que no le importa cuantas vidas arrebatara.

─¿Tu que crees que deba hacer? ─pregunta hacia una guacamaya, la cual estaba posada en su hombro.

El ave solamente responde con un ladeo de cabeza y un sonido de confusión. 

─Tienes razón. ─murmura la semidiosa antes de desaparecer en el camino de flores.

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Tarde. Zxenia había llegado tarde.

Podía oler lo metálico de la sangre, fuego, armas rotas, dolor y el ultimo aliente del ejercito. Mictlán realmente no tuvo piedad con ellos.

Pudo encontrarse con el puma de la familia real, Chiapa. Este movía un gran bulto con su cabeza, al rey de Teca.

─Realmente no tuvo compasión... ─murmura para si misma viendo la enorme cantidad de flechas que había en el cuerpo del rey─. ¿Flechas?

El viento zumbo, anunciando que la primogénita del rey estaba cerca. ¿Cómo dejaría que viera esto?, solo es una niña.

Con ayuda de los arboles recoge el cuerpo el cuerpo moribundo del rey, con el propósito de llevarlo con su hija.

─Déjame... Monstro ─habla débilmente el mayor.

─Esta herido, Rey Teca. ─informa con calma, agarrando las únicas partes de las armas de los trillizos, ignorando los cadáveres de estos─. Su esposa e hija lo necesitaran, ahora más que nunca. 

─¿Por que... me ayudas? ─habla de nuevo el rey luego de unos minutos de silencio caminando.

─Por que yo nunca quise que salieran heridos. ─responde sin voltear a verlo, abriéndose paso entre los arboles con movimientos de mano─. Algún día alguien más fuerte que usted llegaría. ¿Ha aprendido la lección? ─pregunta obteniendo como respuesta un incomodo silencio.

─Duerma un rato, Rey Teca. Yo me encargare de que llegue casa a salvo.

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GOD LOVE                                                                    zatzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora