𝗖𝗮𝗽𝗶́𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟱

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"𝐕𝐮𝐜𝐮𝐛"

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"𝐕𝐮𝐜𝐮𝐛"

¡¿𝐂𝐎𝐌𝐎 𝐒𝐄 𝐓𝐄 𝐎𝐂𝐔𝐑𝐑𝐄?! ─exclama Zxenia hacia el Dios de la Guerra─. Enviar a tus esclavos a pelear por ti, n habla muy bien de tu persona.

─Elije bien tus palabras, Zxenia. ─avisa Mictlán, separando ambas cabezas─. Pueden ser las ultimas.

─Le tienes miedo, Mictlán. ─informa bajo la atenta mirada de Micte─. Le tienes miedo por que esa semidiosa puede acabar contigo.

─La semidiosa solo me traerá poder ─exclama el contrario, acercándose hacía Zxenia─. Para si poder acabar contigo.

─¡¿Cómo te atreves a desafiarme!? ─exclama la femenina levitando en su propio eje─. Con un simple movimiento de manos puedo acabar contigo, con todos ustedes.

Eso era una vil mentira.

Ni siquiera la propia Nikte podía hacer eso. Pero gracias a esa, mantenía a todos los Dioses a raya.

─Creo que ya es suficiente Zxenia. ─exclama la Diosa de la Muerte─. Será mejor que te vayas...

─Tu deberías apoyarme... Es tu hija a la que quieren matar. ─informa Zxenia, desapareciendo de la vista de ambos Dioses.

─Esa maldita semidiosa...

─Es solo una niña amor mío. No puede comprenderte. ─habla Micte, murmurando lo ultimo. 

━━━━━ ☪ ━━━━━

─Maldito hijo de burro leproso ─exclama Zxenia, creando inconscientemente una ventisca alrededor suyo.

─¿Donde estabas? ─pregunta una voz detrás de ella, encontrándose con Zatz.

─En el Inframundo. Mictlán envío a sus secuaces a Teca. ─informa la femenina, viendo cómo Zatz frunce el ceño.

─¿Piensa acabar con los tres guerreros? ─pregunta el albino, mordiéndose el labio─. Esto no es bueno.

─Podemos ir a ayudar y...

─Si vamos a ayudar solamente iré yo. ─sentencia Zatz, caminando hacia Zxenia.

─Zatz, estas siendo sobreprotector conmigo. Puedo pelear con unos estúpidos Dioses de bajo nivel.

─¿Con esa boca me besas?

─Cierra la boca. ─murmura rodando los ojos, antes de sentir una brisa fresca contra su espalda haciendo que voltee hacia el campo de flores.

─La gente muere. ─murmura el semidiós viendo a la misma dirección que la contraria.

En este se podía ver como algunas flores empezaban a ser cortadas haciendo que las cabezas de las flores volaran con el aire, Zxenia toma una de estas, viendo como se empieza a volver polvo.

─Debemos de ir a ayudar. ─exclama la femenina viendo como las flores seguían siendo cortadas, explotando cuando los retollos seguían el mismo rumbo─. ¡Zatz!

─Iré a ayudar, pero tu te vas a quedar. ─informa, llamando a Colmillo─. Si alguno de los Dioses te ve en Teca, no dudarán en decirle al Dios Mictlán.

─Ese dios viejo no me importa.

─Te importara cuando se entere que no puedes quitarle la vida. ─murmura montando al puma esqueleto.

─Solo... Ve con cuidado, ¿si?

─Admitelo, me amas. ─exclama el semidiós poniéndose el casco.

─Tal vez. ─responde Zxenia, viendo la sonrisa de Zatz a través del casco─. Regresa con vida, Zatz.

─Lo prometo.

━━━━━ ☪ ━━━━━

Zxenia paseaba por el boque, sintiendo la brisa ligera golpear su rostro. Las horas se habían pasado malditamente lentas para ella, creando que estuviera cada vez más nerviosa mientras esperaba que volviera el albino.

Estaba siendo acompañada por la, ya conocida, guacamaya la cual estaba recargada en su hombro derecho, algunos conejos y un reno hecho de plantas.

Podía sentir el pasto en sus pies descalzos, queriendo nunca parar de sentir esas cosquillas en las plantas de sus pies. Una mariposas naranja intenso se poso en la punto de su nariz, sintiendo raro cuando esta huyo de su toque, ella normalmente suele caerle bien a los animales del bosque. 

Distraída en sus pensamientos, de no ser por la guacamaya a su lado que agito sus alas bruscamente, hubiera caído al vacío de un acantilado.

Una brisa suave golpeo su espalda, se volteo con la intención de ver al semidiós albino, quedando más confundida al ver a Vucub, el Dios de los animales.

Sin ojos.

─¡Vucub! ─chilla Zxenia, corriendo a socorrer al Dios, quitando las gotas de sangre que escurrían de los ojos de este.

─Sabe que los están traicionando Zxenia. ─informa con voz cansada, Vucub─. Sabe que tu y Zatz y están traicionando.

─¿Por eso te quito los ojos? ─pregunta con un hilo de voz, ayudando a que el dios mayor se levante.

─Fue porque no pude matar a una niña.

─Te refieres al monstruo blanco, ¿cierto? ─pregunta, sintiendo como el contrario se tensa ante la mención de la albina─. Sí, vi que la vigilaba cuando los animales de la selva la adoptaron como suya.

─Solo era por precaución.

─Era una bebé, no haría daño...

─Gracias a ella varios animales perdieron la vida. ─habla. Haciendo que a Zxenia se le queden atoradas las palabras─. Lo lamento.

─Solo olvidélo. ─murmura Zxenia, agarrando un poco de agua de manantial para limpiar la sangre seca de la cara del dios.

─Eres igual a tu madre...

─No hable de ella, por favor ─murmura, creando una suave brisa para poder secar la humedad.

─Solamente te puedo decir que ella te amaba mucho, pero mucho Zxenia.

─Estoy segura de eso Vucub, pero se quito la vida frente mis ojos. ─responde la femenina, tragandose el nudo que empezaba a formarse en su garganta─. Ya está listo.

─Gracias, Zxenia. ─Vucub se levanta del suelo, haciendo notar la diferencia de estatura entre el mayor y la menor.

─Será mejor que se vaya, la Luna está saliendo.

─Una guerra se acerca Zxenia, lo sabes bien. Deberías empezar a prepararte. ─avisa el dios antes de desaparecer de la vista de la semidiosa.

─Una guerra se aproxima... Por el hombre de Cera. ¿Qué se supone que debo hacer ahora?

La guacamaya se posa en su hombro empezando a piar durante algunos segundos.

─¿Qué cosa?

[O el coqueteo entre dioses era muy extraño o la escritora necesita una aventura amorosa como la de Zxenia y Zatz]

GOD LOVE                                                                    zatzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora