El día que Frank conoció a Matt, en secreto lo nombró una de sus necesidades.

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El día en que Mattew conoció a Frank Castel estaba cayendo una tormenta de helados copos de nieve.

Jack Murdock, dueño de un gimnasio de boxeo se hizo de una nueva adquisición, una promesa de las peleas decía él. Tan solo necesitabas mencionar su nombre para que el rostro del ex boxeador se iluminará en orgullo y diera rienda a una interminable plática de hora sobre la eficaz técnica con la derecha del joven aprendiz.


El día que Mattew conocio a Frank Castel, estaba entrenando, golpeando bajó la obscuridad de las 7 de la noche un costal en el centro del ring.


—¿Cómo puedes golpear algo que no ves?— Se burló Frank. No sabía que Matt era ciego y no necesitaba la luz para sentir. —¿Eres nuevo aquí?—


Mattew en ningún momento Pretendió detenerse. Pero Frank subió al ring con él, le sostuvo el costal y por primera vez olió una combinación tan diferente de aromas y sin embargo tan armónica. Olía a colonia, muy suave, tan solo un rastro, una sola línea que se distinguía sobre el resto de aromas, olía también metal, como el olor de la sangre y un cálido y envolvente deje de cuero, producto seguramente de una de las múltiples chamarras que Frank demuestre años adelante que tanto adora.


Ése día Matt descubrió que el origen de adoración de su padre tenía en realidad dos años más que él y casi 20 centímetros de altura rebasandole.


No necesitaron presentarse, un duelo silencioso comenzó después de un corto intercambio de palabras dónde Frank se justificaba con un "Jack me dió llaves del gimnasio" y Matt a sabiendas de cómo era su viejo, asentía con una pequeña sonrisa.


El estómago de Frank se revolvió.El día que Frank conoció a Mattew Michael Murdock, supo que no necesitaba ir a ningún otro lugar, y no vió en qué momento o porqué comenzó a pensar así.


Simplemente se sorprendió vendado sus muñecas cuando coincidían por la noche, sonriendo a la nada de su mirada, sabiendo que él nunca sabría que en realidad le sonreía a él y no a sus chistes.Ninguno de los dos supo qué pasó el día que se conocieron, simplemente sintieron que un enchufe desconocido se conectó adentro, muy en el fondo, en un piso que nadie se tomaría la molestia de investigar. Ambos prefirieron ignorarlo, hacerse a la idea que ésas cosas pasan y simplemente hay personas con las que deseas estar más que con otras, jamás pensaron que debía haber un trasfondo más revelador que éso.


Nadie lo pensó, ni siquiera lo consideró. Mattew y Frank no eran amigos, pero tampoco se llevaban mal. Mattew y Frank no podían estar juntos, pero tampoco los podías separar.Ambos se atraían, la compañía del otro siempre fué agradable, solo nadie lo pensó, nadie vio que ahí podría haber algo más que preguntar.


No hasta hoy, dónde Mattew no llegó a clase. Jessica, Luke y Danny se miraron dudosos, conocían a Mattew desde sexto, no le gustaba faltar. Pero solo tenían una opción para obtener información, Mattew era reluciente, sonreía a todos y con su pelirroja cabellera de distinguía del resto del salón, sin embargo, era un chico tímido, limitaba sus relaciones a cuatro personas, tan solo una sin contarlos a ellos: Frank Castel.


Danny arrugó la nariz molesto, evidentemente no existía simpatía alguna entre ellos dos, Mattew era la adoración de Danny, era su más preciado tesoro y se había encargado de hacérselo saber a todo el salón, bueno, a todos les importo menos a uno. Resultaba que Castel disfrutaba de molestar a Matt estando o no Danny con él, no le intimidaban sus amenazas de duelo y solo respondía a las advertencias del pelirrojo cuando se pasaba de la línea con los insultos hacía el rubio.

Carajo solo velosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora