Alguien se estacionó afuera, Matt lo pudo escuchar, y cuando escuchó las maldiciones, la puerta azotar y un par de pesadas y ruidosas botas, supo de inmediato quién era...
La cuestión más interesante era saber qué pasaba por la mente de Matt cuando el depredador estaba cerca. Había un alimento hostil y mordaz en Castel que no terminaba de entender Matt, sabía que Castel transpiraba peligro, pero también sabía que no era así, para Matt, Frank no era el matón al que todos le temían.
Irónicamente veía más allá del gesto torcido, las malas palabras y su imponente presencia. Él veía su caballerosidad, sobre todo cuando se trataba de mujeres y ancianos, veía la inexplicable necesidad de rozar sus ásperas manos contra su cabello cuando estaban solos. Matt no veía al matón, Matt veía a Frank... O lo tendría que sentir... Ya saben, porque está ciego...
—¡¿Matt? Matt estás ahí!— Frank tocó a la puerta. Matte ni se inmutó, ahí sentado en el comedor con cereal en un plato y la única luz proveniente del televisor encendido, esperando a que Jack llegará.
—¡Matt sé que estás ahí, puedo ver la televisión encendida!— Otro toquido.
Sinceramente nunca comprendió la preocupación de alguien como Frank con respecto a su persona. Matt tuvo que aprender a cocinar guiado por el sonido y olor de los objeto, desempeñaba cualquier labor y papá llevando dinero a casa era lo menos que podía hacer.
Pero Frank siempre llegaba y lo encontraba, lo interrumpía de su labor y se encargaba de terminarla porque era demasiado impacionte para esperarlo. Siempre tenía algo en mente que hacer para los dos...
—Mattew... Maldición solo abre...— El estómago de Matt se revolvió con su tono tan lastimero. ¿Por qué seguía permitiendolo? Castel golpeaba a sus amigos, no le gustaba que jugaran y se encontraba reacio a explicar el por qué de su insistente compañía... Y con todo ésto, Matt sólo podía pensar en que la preocupación de Frank yacía en un sentimiento muy cercano a la fraternidad que el mismo pelirrojo no sentía con su amigos. Frank era diferente, siempre lo fué... Todo el tiempo cambiando, siendo intermitente entre tierno y amable y una maldita bestia cargada de violencia... Como el aleteo de una mariposa.
—Escucha.. sé que estás molesto por lo de Rand... yo... Oye no tienes que molestarte, está bien sabes, él-el está bien, Cage lo defendió y... Al final terminé más golpeado yo que ellos... Mattew — Se escuchaba como una súplica y Matt no sabía porqué, no eran amigos, eso ya todos lo tenían claro, y sin embargo estaba aquí, ahora parado frente al marco de la puerca con una mano en la perilla, dubitativo entre abrir o dejarlo ahí.
Al final Mattew abrió...
Y solo tardó en quitar la puerta entre ellos para que Frank lo apretara en un abrazo de brazos firmes y nerviosos.
Los brazos fuertes de Castel y la mejilla que insistió en esconderse contra su cuello, olían a sangre... al parecer Frank dijo la verdad... su rostro estaba echo añicos, su corazón latía más rápido de lo usual, y Matt simplemente atribuyó el nerviosismo percibido en el cuerpo de Frank como una reacción a su posible negación a abrir la puerta. Frank tenía la mejilla izquierda abierta y cubierta con una banda, llevaba las manos vendadas con una delgada tela en los nudillos y los labios le ardían por frío y por el movimiento del músculo contra la flor roja que abrió Cage en un certero puñetazo.
Mattew cerró los ojos debajo de sus lentes, porque sí, no eran amigos, pero tampoco nada, Mattew sabía que había algo, solo que desconocía qué... Porque sabía que solo sentir el duro pecho de Frank Castel palpitar sobre su mejilla, le daba tranquilidad para soñar en colores y no el rojo del infierno al que estaba acostumbrado.
—... Lo siento...— Si Matt no fuera más ágil para escuchar que el resto, de ninguna manera pudiera haber escuchado. Frank solo suspiró una disculpa sabiendo que el único que lo escucharía sería rojo.
—¿Por qué Frank Castel se está disculpando conmigo? — bromeó.
—Estoy siendo un completo idiota.— El abrazo se terminó. Pero no era todo, porque Frank sacó de su bolsillo un bastón retractil de sospechosa calidad, Matt lo supo porque Castel se encargó de acariciar su mano contra él. —Es-Es de combate... La basura delicada que siempre usas no te servirá, ya sabes es Hell's Kitchen y yo me iré y te tendrás que encargar tú.—
Matt simplemente sonrió. Para Frank no eran sencillos los detalles ni el apego, ésto significaba más para él de lo que Castel pusiera imaginarse...
—Bueno para estar siendo un idiota, éste es un lindo detalle Castel.—
—Espero que sepas golpear Sunshine—
—Soy hijo del maldito Jack Murdock, mi trabajo es saber golpear.— Frank no pudo evitar soltar una sonrisa carcajada.—Claro que sí.—
—Esta helando... ¿Quieres entrar? Es la hora de la cena— Matt reaccionó antes de propiciar uno de esos momentos en silencio que Frank adoraba, pero Matt detestaba por no saber lo que significaban, porque Frank le acariciaba el cabello hasta que él se dormía y Matt de dejaba acicalar como gatito consentido.
Frank resintió el aire frío del invierno y recordó que estaba comenzando diciembre y Matt podía pescar un mal nacido resfriado.
—¿La hora de la cena? Supongo que estarás comiendo cereal, te noto muy flojo últimamente rojo.—
—¿Quieres prepara el menú o te quedas con el cereal? Sabes que mi cocina es tuya~
—Espero tengas tocino...—
—No pero hay huevos.— . —¿Y qué esperas que haga con los huevos sin el tocino?—
—Ingeniatelas o come tu cereal.—
—Carajo rojo, le diré a Jack que yo haré la maldita despensa a la próxima—
—Quiero acompañarte, adorare verte verte tan doméstico.—
—¿Te pondrás un vestido para mí entonces? Ya sabes, tienes deseos demasiado gays mi amor—
—Vete al diablo Frank —
—No le vuelvas a hablar así al hombre que te ama.—
—Suficiente Frank...— . —Venga, dame un beso—
—¡Frank basta!— Y entre risa y risa, Frank terminó preparando una cena apropiada... Para Matt porque él sin tocino no come huevos.
Mattew no cuestionó cuando Frank lo acompañó hasta que él se quedara dormido. Frank en ningún momento se despidió verbalmente, pero Matt lo sintió como si lo hubiera gritado y éso estaba bien para los dos.
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Carajo solo velos
RomanceMattew Murdock y Frank Castel se conocen, saben cómo manejarse, y están acostumbrados al cariño que se tienen, pero oye, son solo amigos, no te confundas. O por lo menos ésa es la justificación que dan a todos. Una secuencia de situaciones mostrando...