[Día 4: Cuello]

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Cuando Elinor salió de bañarse, entre el vapor caliente desempañó un poco su espejo y se miró a sí misma.

A pesar de que teniendo a Victoria de frente se colocó la máscara del profesionalismo al momento de hablar, como Omega le fue imposible no ver que la Alpha se le había quedado mirando a su cuello. Andar con el cuello descubierto para un Omega era el equivalente a ir sin camiseta para los Betas; a veces la mirarían, pero algunos mirarían su cuello como un sitio en donde poner sus colmillos para marcarla en caso de que les pareciera agradable a la vista. De alguna manera, su propio sexo secundario había dotado a ese espacio entre su pecho y su cabeza con una gran carga de erotismo.

Como ninguno de sus dos padres era pertenecientes a alguna de las castas, la hermanastra de su padre; una Omega hecha y derecha, fue quien se encargó de enseñarle a Elinor todo lo que debía de saber de ser una Omega, comenzando por ser quien le dio a Elinor su primer collar de protección. Era gracias a ella que esa idea vivía en su cabeza cada vez que salía de su casa.

Que por cierto, se le estaba comenzando a hacer tarde... Más de lo usual.

~•~•~

Victoria había acudido al club a la hora que marcaba la retícula de horarios que a su socia "Se le había escapado" usando como excusa que necesitaba estiramiento y práctica en caso de que se requiriera una bailarina de emergencia. Ya no podía negárselo a sí misma; quería ver a Elinor, quería hablar con ella, quería que su maldito instinto la dejara en paz para poder intercambiar más de una palabra con ella.

Y ahí estaba ella. Entrando por la puerta con dirección a la cabina, su dulce aroma que danzaba con su conocido aroma la delató sin saberlo.

No quería asustarla, por eso esperó unos minutos antes de intentar abordarla en la cabina. Tomó una respiración profunda y subió la escalera, después de todo, era como si de día pudiera controlar mejor sus instintos.

—Sigues usando la misma loción con aroma a fresa— mencionó Victoria desde la puerta, provocando que la pelinegra la mirara

—¡Victoria!— mencionó Elinor

Para Victoria fue obvio que Elinor estaba asustada, ¿Había llegado demasiado repentinamente?

—¿Estas bien?— dijo Victoria

—Por favor Victoria, no me marques— dijo Elinor

—¿Eh?

Aunque colocarse el collar había sido parte de su rutina diaria desde que Elinor había encontrado su casta, ese día causado por su demora lo había olvidado en la mesa de la entrada; solo había tomado sus llaves y había salido corriendo, no se dio cuenta de que su collar faltaba en su cuello hasta que estuvo en la puerta del club. Victoria, ya fuera por instinto o por curiosidad volteo al sitio por el que Elinor se encontraba tan preocupada, pero solo pudo soltar una pequeña risa

—No tienes que preocuparte— dijo Victoria

—¿Eh?

—El corte de tu blusa. No se te ve mucho el cuello, si es lo que te preocupaba. Además, estas encerrada aquí en el horario de trabajo, ningún Alpha te puede lastimar

Elinor solo tocó la zona, encontrando que era verdad, por lo que pudo respirar tranquila de nuevo

—Bueno, entonces es bueno que haya dejado de usar escotes hace tanto— mencionó Elinor en voz baja —Pero bueno, ¿Qué te trae a la cabina?

—Si te soy sincera Ely, tenía ganas de verte ahora que me siento bajo control— mencionó Victoria —Fue... Una sorpresa encantadora encontrarte de nuevo, no esperaba que fuera en este sitio, pero lo agradezco

—Que gracioso. Nadie me llamaba así hace mucho tiempo— dijo la pelinegra con una sonrisa —¿Cuánto tiempo ha sido? ¿11? ¿Tal vez 12 años?

—13, de hecho

De manera inconsciente, Elinor se alejó en su silla móvil apenas Victoria dio un par de pasos en el interior de la cabina

—Lo siento, es sólo... Que siento la ausencia de mi collar— dijo Elinor

—No te preocupes, lo entiendo

—Pero... De verdad me gustaría que hablemos otra vez

Sin la valentía para acercarse ni para darle el pase a Vicky ahora que se sentía vulnerable, Elinor escribió algo en un bonche de notas adhesivas

—¡Piensa rápido!— dijo la pelinegra antes de lanzar las notas

La rubia atrapó las notas, dándose cuenta de que lo que había en la primera de ellas era el número de teléfono de Elinor.

—Si no te veo, no dudes en enviar un mensaje— mencionó Elinor

—Sigues poniendo un corazón sobre la I— mencionó Victoria sacando la nota adhesiva del bonche antes de arrojarlas de regreso —Te dejo trabajar, pero no dudes que te enviaré el mensaje

Victoria sólo se alejó por la escalera.

Elinor ya no podía negarlo, también quería recuperar el contacto con Vicky. Alpha o no, de alguna manera su Vicky seguía por ahí.

Pero sabía que siendo Omega, el estar cerca de un Alpha podría ser peligroso, fue por eso que recibir finalmente su paquete la hacía feliz. Los nuevos collares de protección que había comprado por internet, con colores perfectamente combinables y con bordes suaves para que no lastimaran su cuello.

Pero también la emocionó ver que lo que la incitó a comprarlos más que nada aunque los hicieran levemente más costosos: Sus collares nuevos tenían aros por los que podía pasar un pequeño candado del que solo ella tendría la llave oculta en casa en el joyero. Trabajando en un club donde la clientela normalmente era de Alfas y Betas, quizás era llevar un poco lejos la protección, pero era lo que la hacía sentir segura. Y con ese mensaje que llegó de Victoria, sólo la hizo ponerse uno de ellos.

De Regreso a Casa | #Omegacember2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora