[Día 31: Cachorros]

357 34 2
                                    

Habían sido ya 2 años desde la boda.

2 años con chequeos constantes con un especialista.

2 años de tratamiento de fertilidad porque el deseo de ser madres era más fuerte que el dolor que Elinor pudiera sentir con las inyecciones.

Y luego de que en momentos regresara a Elinor la idea de que Victoria se cansaría de la espera y la abandonaría en busca de un Omega que pudiera asegurar su linaje, ahí estaba, a su lado, tomándola de la mano ambas mirando un pedazo de plástico.

Había pasado el celo de Victoria hace casi 2 semanas y el periodo de Elinor no había llegado, pero antes de pensar en que podría ser un desajuste hormonal, decidieron ser optimistas y pensar en aquella posibilidad. Consiguieron una prueba de embarazo en la farmacia y ahora sólo quedaba esperar.

—Cariño. ¿Qué pasará si no funciona... Otra vez?— mencionó Elinor mientras esperaba a que la prueba de embarazo revelara el resultado, su duda era válida, habían sido ya un par de intentos en los que se habían ilusionado y las pruebas habían salido negativas.

—Oye, ya hemos estado en esta situación, ¿Y qué es lo que hemos hecho? Lo seguimos intentando

Pasado el tiempo en donde la prueba tendría que revelar los resultados, Elinor tomó el pedazo de plástico con los ojos cerrados, pero no se daba a sí misma el valor de mirarlo.

—¡No puedo!— dijo pasándole la prueba a su pareja

Victoria comprendió el temor de su pareja; había vivido mucho tiempo con miedo, era poco probable que su corazón pudiera con una tercera desilusión sobre si un bebé creciera en su interior. Tomó la prueba y la miró.

—Ely... Lo lamento— dijo Victoria

Elinor estaba al borde del llanto, escondiendo su cara entre las manos

—No... No otra vez— dijo Elinor sollozando

—Lamento, que en 7 meses no podrás estar en el club por un tiempo— terminó la rubia

—¿Qué?

—Elinor ¡Estamos embarazadas!— terminó la rubia con una emoción más que evidente

Ambas se levantaron del sillón, Elinor le quitó la prueba de las manos y la miró. Con sus propios ojos vio como la prueba de embarazo mostraba las dos líneas que marcaban aquello como una realidad. Había una vida creciendo en su interior.

Abrazó a Victoria con fuerza y está la levantó del suelo para tenerla cerca; el llanto de ambas ya no era más de tristeza, sino de felicidad y la Omega lo escondía en el hombro de su Alpha.

—Vamos a ser mamás— dijo la Omega, aunque pareciera que no se la acababa de creer

—Y seremos las mejores, ya lo verás

Victoria tampoco se lo creía del todo; era su oportunidad de hacer bien lo que su madre Olivia no había hecho con ella, sería la madre que siempre quiso y su bebé crecía en el interior de la mujer que amaba con todo su corazón.

De Regreso a Casa | #Omegacember2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora