[Día 18: Ronrroneo Omega]

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Elinor se sacudía con fuerza; su cuerpo buscaba despertar, pero era como si su mente no pareciera querer dejarla salir de esa pesadilla.

—¡Ely! ¡Ely!— escuchaba a la distancia como si fuera un susurro

Persiguió el susurro hasta que finalmente consiguió despertar con la respiración levemente agitada. Se dio cuenta de que estaba de regreso en su cama y que Victoria la estaba sacudiendo por el hombro. Elinor apenas verla se lanzó a abrazarla, después de todo, su voz había conseguido sacarla de ese mal sueño.

—¿Qué pasa? ¿Qué soñaste?— le preguntó Vicky

—Yo... Ya, ya no lo recuerdo. Solo se que tenia miedo— mencionó Elinor

Victoria no esperó a su siguiente palabra para levantarse de la cama e ir a la cocina a traerle un vaso con agua

—Esto seguro te hará sentir mejor— mencionó entregandole el vaso

Apenas tener el vaso en sus manos, Elinor casi se lo bebió de un trago intentando que el miedo que tenía se fuera con el agua. Cuando su vaso estuvo vacío, Victoria no esperó para apagar la lámpara, tomarla con delicadeza y que ambas volvieran a recostarse, esta vez, Elinor protegida entre los brazos de su Alpha.

—Oye, finalmente solo fue un sueño que no puede hacerte nada. Fuera de él lo que intente lastimarte tiene que pasar por mí primero— le mencionó como una broma

—Sí, tienes razón— mencionó Elinor acurrucandose con su compañera —Ha sido una semana larga, nos merecemos dormir

—Eso, así se habla

Ambas se acurrucaron con las luces apagadas. A Elinor le costó un poco más volver a dormir de lo que le había costado a Victoria; la imagen del sueño seguía en su mente, pero por ser un producto de su inconsciente prefería no preocupar a Victoria con ello.

~•~•~

Victoria había tenido que salir rápidamente, pero de regreso se encontró con algo que la hizo correr a casa emocionada apenas lo tuvo en las manos.

—¡Elinor! ¡Elinor!— dijo Victoria emocionada

—¿Que pasa?— dijo la pelinegra compartiendo la emoción de su compañera

—No vas a creer lo que me encontré

De la bolsa que tenía colgando del brazo, Victoria sacó una caja de barritas de chocolate, el rostro de Elinor mostró una emoción similar a la de su compañera en el momento en que vio la caja.

—No lo puedo creer, ¿Son reales?— dijo Elinor feliz

—Eso mismo dije yo cuando las vi. Y yo que creía que solo las vendía ese hombre en su tienda

Aquello evocó el recuerdo en la mente de Elinor.

Victoria y ella se habían conocido cuando iban en 5° grado. Aunque venían de sitios diferentes, fue precisamente eso lo que hizo que rápidamente se convirtieran en buenas amigas. Elinor le mostraba a Victoria un mundo menos riguroso que en el que ella había crecido a manos de su madre Olivia y Victoria compartía con Elinor los que veía como los lados buenos de ese mundo, ambas causando impresión en la otra.

Por las normas impuestas en casa Victoria tenía prohibido comer ciertos dulces, pero cada par de meses las dos amigas juntaban sus mesadas y compraban una caja completa de barritas de chocolates relativamente finas igual a la que en ese momento le había evocado una sonrisa. Quizás estaba mal decirles a sus padres que harían un trabajo juntas en la biblioteca cuando en realidad iban al parque cercano a comer chocolates, pero estando en el parque a escondidas a combinación con el sabor del chocolate era algo que ambas disfrutaban.

Ambas probaron los chocolates de manera simultánea sentadas en el sillón. Fue como un viaje al pasado, un dulce y cremoso viaje al pasado.

—Aun saben como lo recordaba— dijo Elinor con una barra de chocolate aun en su boca.

No sabía si era parte de la naturaleza de los Omegas, pero Victoria miraba como Elinor parecía disfrutar el chocolate más de lo usual para un dulce; se veía algo más relajada y tranquila... Bueno, más de lo usual en ella.

Entre su deleite un poco de la crema de fresa que rellenaba los chocolates se le desbordó de la boca y Victoria se dispuso a quitarselo, acercándose y dándole un lametón inocente donde tenía la crema.

—¿Sabes? Hoy no voy a tocar la computadora, hagamos algo solo tu y yo— dijo Victoria

—¿En qué estás pensando?

—No lo se, tu dime y veré si se puede hacer

Elinor solo la miró.

La pareja terminó viendo una película que Elinor tenía ganas de ver y ante la cual Victoria no tuvo ningún rechazo. La dejó recostarse en sus piernas y le acarició el cabello. Quizás su noche no había sido del todo reparadora, porque estando en las piernas de Victoria y con sus uñas metiéndose en su cabello, Elinor comenzó a relajarse.

Pero no era la única.

Victoria escuchaba su ronroneo, inconsciente o no, era un sonido cálido que reconfortaba su corazón; como si después de muchas horas sin saber de ella finalmente recibiera una llamada, le daba la sensación de que estaba bien, que sus palabras no eran falacias, había sido un sueño y nada más.

De Regreso a Casa | #Omegacember2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora