[Día 5: Autocontrol]

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Después de un par de semanas en donde Victoria y Elinor compartieron conversaciones por medio de mensajes, finalmente habían pactado reunirse fuera del trabajo. Victoria insistió en que pasaría por Elinor a su casa. Un almuerzo juntas en un día sin trabajo ni reuniones era perfecto.

Victoria se encontraba detallando su maquillaje. En su mente vivía el hecho de que Elinor no había dado indicios de que aún gustará de ella, pero en el momento sólo le hacía feliz que hubiera aceptado la invitación, hablar con ella y que Elinor también pareciera feliz. Eso la llevaría a no intentar nada a menos de que se presentara la oportunidad de hacerlo.

Fue algo inconsciente que a su mente volvieran los recuerdos de cuando eran un par de adolescentes que de la mano descubrieron lo que hacía a sus corazones latir con fuerza. Recordaba el rostro de Elinor.

Pensaba en su sonrisa.

Pensaba en su risa

Pensaba en su tacto dulce y amable

A su mente llegó un recuerdo en particular.

Elinor y ella en una salida "De amigas" al parque, o por lo menos eso fue lo que ambas pusieron como excusa. Estando en el lugar, ambas se escondieron detrás de un árbol ya que las hormonas adolescentes de ambas les pedían a la otra a gritos.

Pensaba en los labios de Elinor

Pensaba en esa sensación de que podían ser descubiertas.

Pensaba en como ambas eran inexpertas y en como esos pequeños roces debajo de la ropa ajena eran traídos a la vida por mero instinto.

Recordaba cómo de alguna manera, era inexperta, pero se aseguraba de contenerse; Elinor era sensible, no quería llamar más atención de la que era necesaria, por lo que no escuchaba al 100% a sus hormonas.

Pero un sonido en su teléfono la hizo salir de ese trance. Un mensaje... De un número que prefería no responder.

Al mirarse nuevamente en el espejo, Victoria se encontró con que sus mejillas estaban ruborizadas, pero no era el rojo de un producto, sino el rojo de que su cuerpo le pedía satisfacer el más antiguo de los placeres. Conocía esa sensación, por lo que se acercó al cajón en donde guardaba la solución que había encontrado hace tanto tiempo ya.

Fue corriendo a la cocina por un vaso de agua y regresó a la habitación para poner una de las pastillas en su mano. Un medicamento que pondría sus hormonas en orden.

—Escucha bien Victoria— se dijo a sí misma viéndose al espejo —Esta bien que no pediste madurar como Alpha, pero no vamos a dejar que esos malditos instintos nos quiten a Elinor de nuevo

Miró ese medicamento usado por Omegas cuando no quieren problemas con su aroma o con posibles cachorros, y con decisión lo metió en su boca y se lo pasó con agua hasta dejar el vaso vacío antes de regresar con su maquillaje.

Sintió como si su cuerpo se descompensara de alguna manera en el momento en que los supresores comenzaron a hacer efecto, pero sintió que todo valió la pena en el momento en que vio aquel rostro sonriente salir del edificio y subir al auto.

—¿Lista?— mencionó Victoria

—Super lista y hambrienta— mencionó Elinor con alegría

De Regreso a Casa | #Omegacember2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora