𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 9 - 𝓠𝓾é 𝓮𝓻𝓪 é𝓵 𝓮𝓷 𝓼𝓾 𝓿𝓲𝓭𝓪...

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Claire salió esperanzada de las instalaciones de WilPharma; ya no podía hacer más por Leon. Así que, esperaba que él lograse el éxito de nuevo con la profesionalidad que lo caracterizaba. Lo había visto a través de las cámaras de control librarse de la explosión que había hecho temblar el complejo hasta los cimientos. El sistema informático que controlaba el edificio había verificado que los virus ya no infectaban el recinto, con lo que los pisos superiores estaban aislados de los inferiores dedicados a experimentos, pero no destruidos. Por ello, tanto él como su compañera deberían salir sanos y salvos también. Aunque, hasta que no lo tuviese a su lado, no se quedaría tranquila.

Indignada, vio cómo el orondo senador Davis descendía de un helicóptero, asistido por sus guardaespaldas. Se acercó a él dispuesta a hacerle confesar que había sido él quien había ordenador destruir todas las pruebas de la existencia del Virus-G, como en Raccoon City. Con rabia, lo acusó de haber causado el incidente del aeropuerto de Harvardville con el fin de que WilPharma pudiese usar la vacuna que desarrolló. De este modo, esa corporación recuperaría el favor del público, y él aseguraría su inversión.

Sin embargo, el senador la miró como si se hubiese vuelto loca. Le aseguró que lo único que había pedido a Frederick era que no le mostrase demasiadas cosas, y quiso saber qué demonios era el Virus-G.

Ella iba a continuar machacándolo furiosa cuando la voz que tanto anhelaba escuchar se oyó acercándose a ambos.

—Dudo que él supiera gran cosa —Leon afirmó convencido. Acababa de salir de las instalaciones junto a Angela.

—¡Leon!

Se alegró tanto de verlo sano y salvo, que se habría lanzado a sus brazos en aquel mismo momento si él no hubiese llegado junto a la S.W.A.T. Así que, se contuvo. Los había visto a través de las cámaras del centro de control: lo había observado salvarla aún a riesgo de su propia vida. Y los había visto después cogidos de la mano. Era evidente que Angela sentía algo por él. ¿Y él por ella? Quizá era demasiado tarde para que él desease volver a su lado, se lamentó con tristeza.

—El enlace ha hablado con el General Grande: parece que nos engañó a todos, al senador incluido; era su tapadera —el agente explicó.

—¿A quién te estás refiriendo? —quiso saber mirándolo desconcertada.

En aquel mismo instante, el enorme reloj exterior sonó marcando la hora. Recordaba ese sonido, era el mismo que ella había escuchado cuando Frederick la llamó a su oficina para advertirle de la existencia de una bomba de relojería. Después, la comunicación se cortó. Buscó a su alrededor con la mirada. Había una cabina telefónica pública en el exterior del edificio... con el cable del auricular cortado. Frederick la había engañado... se lamentó sintiéndose una ingenua.

—No puede ser...

—Lo estamos rastreando, Claire. Lo encontraremos —Leon le aseguró convencido.

Caminó hasta ella y la enfrentó con mirada dura.

—Y ahora, vas a acompañarme al hospital, sí o sí —le dejó claro, severo—. Angela, en cuanto sepamos el paradero de Downing, te lo haré saber para que participes en su detención —dijo a su compañera desviando su atención hasta ella por tan sólo un momento sin darle opción a responder.

Cogió a Claire por una mano y prácticamente la arrastró hacia un helicóptero que acababa de aterrizar para recogerlos en las inmediaciones del recinto. Claire, sorprendida, no pudo más que seguirlo. De camino hacia el hospital, pensativa, ella no dejó de admirarse de todos los medios que el Gobierno ponía siempre a su disposición siempre que él los necesitaba.

Escasos minutos después, el helicóptero aterrizó en la azotea de un gran hospital en Harvardville. Ambos bajaron de este y Leon dio las gracias al piloto con un gesto amable. La condujo dentro del edificio; se notaba que él sabía perfectamente a dónde iba. Dentro, una enfermera los estaba esperando y los guió hasta una de las consultas, donde un médico los aguardaba. Claire se maravilló de que ninguno de ambos les hubiese hecho preguntas. Seguramente, se dijo, ellos también trabajaban para el Gobierno; al menos, en ocasiones 'especiales' como aquella.

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