𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 17 - 𝓔𝓶𝓸𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼

693 54 9
                                    


—Se llamará Leon —Claire anunció a su esposo mientras observaba enternecida cómo el bebé daba buena cuenta de un pequeño biberón entre sus brazos.

Leon la miró disconforme.

—Ah, no, en absoluto. No quiero tener que sufrir ese momento en que tú le reproches, indignada, eso de: «Leon, haz el favor de cambiarte de ropa interior, que llevas casi una semana sin hacerlo, pedazo de cochino», cuando él sea adolescente —bromeó imitando su voz y poniendo cara de mártir—. Yo no quiero tener nada que ver con eso; me moriría de vergüenza —aseguró fingiendo estar espantado.

Claire le lanzó sonriente una almohada.

—No me hagas reír, tonto; acabo de dar a luz a un bebé, por si no te habías dado cuenta. Me siento dolorida.

—Cómo no darme cuenta, con la estampa tan bella que tengo ante mis ojos...

—Cógelo un momento, Leon, necesito cambiar de postura —le pidió cuando el bebé se hubo tomado todo el biberón.

El rubio lo tomó inmediatamente en brazos; sujetando su cabecita con una mano, lo acomodó en su brazo izquierdo. El pequeño soltó un bostezo e inmediatamente después se durmió.

—Entonces, se llamará Scott —ella afirmó con voz que no admitía réplica mirándolo fijamente.

Leon suspiró pensativo.

—Bien, si eso es lo que quieres. Espero que él no lo lamente cuando sea mayor.

Claire lo observó confundida.

—¿Qué quieres decir?

—Que no sé qué pensará él de mí, cuando sea mayor. Me gustaría hacerlo bien, Claire, quisiera ser un buen padre para él —deseó con voz seria.

—Ven aquí, agente —le pidió dulcemente.

Él hizo como le pedía y depositó en sus labios un suave beso al que ella correspondió mimosa.

—Si eres tan buen padre como marido, no tienes porqué preocuparte en absoluto. —Acarició su rostro, enamorada.

—Tú, que me ves con buenos ojos...

—Estoy preocupada, Leon —ella confesó de pronto mirándolo con angustia—. No he podido darle pecho todavía —se lamentó—. Muchos estudios aseguran que es imprescindible dar pecho a los bebés para que crezcan sanos y fuertes...

—Tonterías. No estoy dispuesto a aceptar que los niños a quienes no se puede dar leche materna por el motivo que sea, están condenados a vivir una vida llena de enfermedades como niños enclenques. Además, no pienso dejar que Scott pase hambre ni un sólo segundo, siquiera, tan sólo porque a un médico tozudo se le ha antojado pedirte que esperes el tiempo que sea necesario hasta que tus pechos puedan generar leche —dejó claro molesto—. ¿Y si no lo hacen nunca? Y si eso sucede, tú no serás peor madre por ello. Así que, quítate esas tonterías de la cabeza. Este pequeñín va a crecer sano y fuerte porque tiene unos padres sanos y fuertes —afirmó mirándola convencido.

—Leon...

—Y aún te digo más: me alegro de que él tenga que tomar biberón. De este modo, yo también podré alimentarlo —añadió enfurruñado.

—Eres el hombre más adorable del mundo. ¿Lo sabías? —declaró con voz suave adorando con la mirada a los dos hombres de su vida.

Él le devolvió una enorme sonrisa y acunó a Scott entre sus brazos para que continuase durmiendo, ya que se había movido inquieto.

♥ 𝓞𝓓𝓘𝓞 𝓠𝓤𝓔𝓡𝓔𝓡𝓣𝓔 ♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora