Bonus 2: Maddie's at home

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Jack y Elsa salieron al pórtico a recibir a Katherine, quien traía a la pequeña Maddie en sus brazos junto a una bolsa de mano grande y una pequeña maleta.

–Recuerda que es alérgica...–

–Al polen, lo sé– respondió Jack con tranquilidad al tomar a la niña en sus brazos junto a sus cosas –No tienes porque preocuparte tanto, estará bien con nosotros– le recordó.

–Lo sé, es solo que... agh– se acercó para besar por ultima vez la frente de su pequeña –Mami te ama mucho– le dijo con cariño.

–Intenta relajarte, disfruta de tu viaje con Light– le sugirió el peliblanco.

–Lo haré, pero cualquier cosa no dudes en llamarme– retrocedió sin querer darse la vuelta –Nos vemos en septiembre– se despidió con la mano mientras la pareja respondía de igual forma al gesto.

–Se veía muy nerviosa– comentó Elsa una vez la mujer se fue.

Jack hizo una mueca leve –Ella suele ser así cuando se trata de Maddie– respondió mientras los tres entraban.

–Lo entiendo, ella es tan linda– Elsa sonrió tomando la pequeña manita que extendía la niña –y tan tranquila– hizo esa observación, le parecía raro que teniendo un padre como Jack no haya heredado esa energía característica de él.

–No lo es, solo es un poco tímida– declaró el hombre mientras dejaba a la niña en el suelo rodeada de juguetes que había preparado con antelación, ella solo se limitó a tomar los bloques y comenzar a jugar con ellos en silencio –Mi mamá dice que se parece a mi cuando era pequeño– comentó Jack.

Elsa no pudo evitar soltar una carcajada –No te ofendas, pero no hay manera en que esta linda niña sea tan terrible como tu cuando eras niño–

Jack solo sonrió y negó con la cabeza. Las siguientes dos horas fueron bastante entretenidas para la pareja con la novedad de tener a la pequeña alrededor, ambos la observaron sentados en el sillón mientras ella seguía jugando tranquilamente en el piso hasta que se puso de pie y se acercó a Jack con el pulgar metido en la mano y mirándolo con timidez.

–¿Qué sucede?– le preguntó él inclinándose hacia adelante para ver mejor a la pequeña –¿Tienes hambre?– intuyó al ver la hora.

La pequeña asintió sin decir nada más.

–¿Qué te gustaría comer?– cuestionó con palabras llenas de amor paternal mientras sentaba a la pequeña en sus piernas.

La niña pareció meditarlo por unos segundos antes de responder con una gran sonrisa –Espagueti–

Elsa parpadeó, pues era la primera vez en el día que la había escuchado hablar.

–¿Tu qué opinas, Els?– le preguntó Jack poniéndose de pie dejando a la niña a un lado de Elsa y dirigiéndose a la cocina.

–Mhhhh, espagueti suena fantástico– y decía la verdad, sonaba como una buena idea.

–Entonces les prepararé espagueti a mis lindas damitas– declaró dispuesto a ponerse a cocinar cuando abrió la alacena y se dio cuenta de algo –Uhhh, ¿Els, nos quedamos sin espagueti?– le preguntó a su novia.

La rubia pensó por unos segundos –¿Cuándo fue la ultima vez que comimos espagueti?– preguntó sin recordarlo.

Jack suspiró, ya que esta pregunta solo confirmaba que no tenían más de la dicha pasta en casa –Supongo que hay cambio de planes. Iremos a la tienda primero– le explicó a la pequeña antes de comenzar a prepararse con todo lo que necesitaría para salir con Maddie.

–Si quieres puedo ir yo– sugirió Elsa.

–Oh, no tienes porque molestarte, no tardaré más que unos minutos– insistió él.

–Bueno, entonces, al menos deja a Maddie aquí– sugirió ella –Así podrás realizar las compras más rápido–

Jack suspiró pensativo –¿Estas segura?– preguntó inseguro.

–Por supuesto, ya he ayudado a Anna antes con sus hijos, puedo lidiar con ella por un rato– le aseguró.

–Mhhhh, okey, no tardaré– le dijo él tomando sus llaves –Volveré en unos minutos, Elsa te cuidará– le explicó a la pequeña antes de salir de casa.

Una vez Jack se fue, ambas quedaron en un silencio monstruoso –Así que... ¿te gusta mucho el espagueti?– peguntó Elsa sin saber que más hacer o decir.

Mientras tanto, el peliblanco tomó la pasta que necesitaba y un par de artículos más que seguro necesitaban en casa y se dirigió a casa despreocupado ya que no dudaba de la responsabilidad de su novia. Su expresión cambió por completo al abrir la puerta y encontrarse con las paredes rayadas con crayolas, sillas tiradas y el sillón volcado.

–¿Elsa?– llamó a su novia desesperado.

–¡Jack!– la puerta del baño se abrió de golpe para revelar a Elsa quien cargaba a Maddie con su ropa llena de mermelada y el cabello de la rubia con un mechón trasquilado –¡Intenté detenerla, pero era muy rápida!, solo la pude calmar dándole mermelada– explicó con rapidez.

Jack suspiró con una sonrisa en el rostro y tomó a su hija en sus brazos –¿Estas bien?– le preguntó revisando a la rubia.

–Si– asintió algo atemorizada.

–¡Elsa!– la pequeña exclamó con felicidad alzando los brazos en dirección a la rubia para que la cargara.

–Creo que superó su timidez contigo– bromeó Jack entre carcajadas.

–Oh– suspiró ella imaginándose los terrores que le quedaban por vivir con una versión femenina de Jack pequeño. Sin mucho más por hacer se resignó y le sonrió antes de volver a tomarla en brazos.

Los niños nunca serian su fuerte, pero seguro ella y Maddie podrían ser grandes amigas.

Through the yearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora