Crash

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2003

Narrador

La madre de la familia conformada por cuatro, Iduna, se limpió las manos mojadas al escuchar el timbre de la entrada principal –Yo iré, tu sigue con las cajas– le dijo la mujer a su marido, Agnarr, al pasar por la sala desde la cocina.

–Está bien linda– le respondió sin mucho interés el hombre rubio, su mente estaba enfocada en tratar de abrir una caja perfectamente sellada la cual contenía la vajilla que tanto necesitaban para la cena.

La boca de Iduna se abrió un poco al encontrarse con la particular escena de una mujer y su hijo sosteniendo un pay que desprendía un espléndido aroma a manzana, canela y azúcar.

–Hola– le sonrió con cordialidad –Soy Mary Overland, tu vecina de al lado– Iduna se dio cuenta de que su casa al estar ubicada en la esquina de la cuadra no tenía más vecinos directos, así que sería de vital importancia causar una buena impresión con su aparentemente amable vecina.

–Oh– tartamudeó arreglándose el cabello y alisando su ropa –Yo soy Iduna de Arendelle– le extendió la mano, la cual Mary no dudó en tomar.

–Perdona si ya es muy tarde, pero queríamos pasar a saludar, hace muchos años que no tenemos a alguien nuevo por el vecindario y es emocionante– explicó extendiéndole el postre –Mi hijo, Jack, y yo les preparamos esto para darles la bienvenida–

–Eso es muy dulce de su parte– respondió Iduna apresurándose a tomar la bandeja de aluminio –Sin duda ha de saber tan bien como huele–

–Cielo– Agnarr asomó medio cuerpo para ver por qué su esposa demoraba tanto en la puerta y porque un exquisito aroma había captado su atención –¿Pero que huele tan bien?– al ver a las dos personas paradas en el pórtico de la casa decidió acercarse más.

–Por favor, pasen– Iduna les abrió paso para que entraran al menos al recibidor –Son nuestros vecinos de al lado– le explicó la mujer a su marido.

–No me digas– abrió los ojos con interés –Hey, yo te reconozco, eres el chico LeBron. Yo soy Agnarr– bromeó extendiéndole la mano a cada uno.

–Wow, su casa es preciosa– admiró Mary, y sin duda tenía razón, desde afuera la casa ya parecía tener un valor más elevado que la del resto del vecindario, pero el interior no le hacía justicia a la fachada. Los pisos marmolados se extendían por todo el hogar y las molduras de madera fina desprendían un agradable olor.

–Hey, tengo una excelente idea, ¿Por qué no se quedan a cenar?– sugirió el hombre rubio.

Iduna asintió estando de acuerdo –Seria una excelente manera de agradecerles por el detalle–

–Oh, no, no es necesario, es su primera noche aquí y no quisiéramos ser impertinentes–

–Por favor, insisto, tenemos mucho espacio y todo se siente muy vacío sin los muebles desempacados– dijo Iduna.

Mary giró la cabeza para mirar a Jack y él respondió con una sonrisa, él era algo tímido ante la presencia de adultos desconocidos, por lo que sabía que él no diría mucho a lo largo de la cena.

–Bien, si lo ponen así... será un placer–

.

–Me gustaría presentarles a nuestras hijas– Iduna apareció por la puerta del elegante comedor con dos niñas –Ellas son Elsa y Anna– señaló a la niña mayor y después a la más joven.

–Son encantadoras, Elsa tiene un color de cabello muy único– la rubia platinada solo se limitó a sonreír nerviosa y permanecer a un lado de su madre aferrándose a su falda.

Through the yearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora