Capítulo 17

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Mi copa de vino se meneaba sobre el barandal de la terraza, disfrutaba del fresco y poco viento que acariciaba mi piel, no tenía idea de cómo había descubierto este lugar, supongo que mi pánico por las cámaras me hizo huir sin mirar el camino. La puerta metálica se abrió de golpe, mi peor pesadilla estaba parado frente a mí y al verme, una sonrisa pícara se formó en sus asquerosos labios, mi corazón y cuerpo sabían que estaban siendo amenazados por ese hombre.
Leo: ¿qué haces acá tan sola?- suspiró mientras se acercaba con lentitud.- allá te están buscando abajo, pero sé que prefieres quedarte aquí conmigo.
T;N: ¿qué haces?- dije mientras veía cómo la distancia entre él y yo disminuía.
Leo: estuviste magnífica en la pasarela.- sonrió.- nuevamente me sorprendió tu presencia aquí, creo que estamos destinados a encontrarnos.- retrocedí un poco, sin embargo, el balcón detuvo mis movimientos, así quedando encerrada entre el y Leo.- cuándo te ví ahí, con ese vestido que me hacía imaginar muchísimas cosas, los recuerdos de nuestra juventud volvieron y no pude evitar tener una erección, ¿sabes?- su voz se volvió ronca y me aterraba, sus dedos acariciaron mi barbilla.- sé que tú lo recuerdas, esa noche en tu habitación, recuerdo que llevabas puesto un shorts diminuto que no dejaba nada a la imaginación, aunque claro que en ese momento tu desarrollo era escaso, pero se te veía de puta madre.- recordarlo me hizo temblar, su toque, su voz y su respiración agitada me estaban haciendo débil y temerosa.- tu piel era tan suave y estabas tan estrecha en ese entonces.
T;N: cállate, cállate, cállate.- solté la copa que tenía en mis manos haciendo que quedará esparcida por el suelo, cubrí mis oídos y las lágrimas salieron.
Leo: ¿por qué?- burló.- me gusta recordarlo, y más ahora que te veo convertida en una mujer, tus caderas me vuelven loco, ¿sabes?- se acercó demasiado a mí y hundió su cara en mi cabello, coloque mis manos en su pecho para intentar separarlo pero me era inevitable, su fuerza era demasiada comparada a la mía.
T;N: ¡Suéltame, por favor!- implore, sentía agujas en mi garganta que me cortaban en cada sollozo, sus horribles labios tocaron los míos y su lengua se introdujo a mi boca haciéndome asquear. Escuché la puerta abrirse y me sentí salvada, él se alejó de mí mientras sonreía, su labio sangraba debido a la mordida que le había propinado, pasó su lengua por ahí y lamió la sangre.
Mario: ¿Qué creen que están haciendo?- lo miré parado detrás de Leo, esquivé su cuerpo y corrí hasta dónde se encontraba Mario, enredé mi mano en su brazo y lo miré.
T;N: vámonos a casa.- susurré con las lágrimas corriendo por mis mejillas sin intención de detenerse.
Mario: no, lamento haberles interrumpido su romántica escena.- se soltó de mi agarre y me miró con decepción.- sigan con lo suyo.
T;N: ¡No, no, no!- le grité para que se detuviera, estaba desgarrada por dentro y solo quería un poco de protección. Él no se detuvo, continuó bajando las escaleras con demasiada prisa y yo iba detrás de él, no iba a quedarme en ese lugar para que ese idiota terminará de hacerme pedazos, quería que Mario estuviera conmigo y explicarle de alguna manera lo que había sucedido. Llegamos al final de estas y al abrir la puerta recibí la molesta luz de una cámara, me habían tomado una foto, en ese momento mi vista se nublo por completo y caí al suelo.
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Abrí los ojos con pesadez, mi cabeza retumbaba cómo sí le estuvieran martillando algo, trate de sentarme pero las manos de alguien me detuvieron, levanté mi vista y pude ver al amigo de Mario, Marco, sentado frente a mí con un pequeño algodón que contenía un poco de sangre. Estaba en mi cama, llevaba puesta una pijama color rosa con muñequitos de nieve, ahora no me interesaba pensar en quien me había colocado la ropa.
T;N: ¿qué sucedió?- pregunté mientras acariciaba mi cabeza, sentí algo suave a un costado de mi frente y lo miré con curiosidad.
Marco: te desmayaste.- cerré mis ojos debido al fuerte dolor de cabeza que tenía y los recuerdos aparecieron.- te golpeaste con uno de los escalones finales y heriste tu frente, por suerte no paso a mayores, estarás bien.
T;N: no quiero salir de aquí nunca más.- respondí, se quedó en silencio por unos minutos y sonrió.
Marco: puedes confíar en mí.- intentó acariciar mi mano pero lo evadí, estaba asustada.- ¿qué sucedió en ese lugar?- lo miré por un instante, dudaba en sí podía confiar en él o no, pero quizás podría ayudarme.
T;N: me sentí encerrada bajo la jaula de un león hambriento.- respondí temerosa al recordarlo.- quería un momento de paz, las cámaras me agobiaron, subí a la terraza con una copa que me habían entregado en el primer piso, no le dí ni un solo sorbo, ese chico entró, tengo horribles recuerdos con él que me atormentan cómo no te imaginas, él sabe lo que causa en mí, me hizo recordar todo lo que me hizo e intento hacerlo de nuevo, me beso y créeme, yo nunca le dí el consentimiento para que lo hiciera, intenté alejarlo pero se aferró a mí e incluso le mordí el labio para que me soltará, fue ahí cuándo Mario entró y nos miró, me sentí salvada por unos instantes pero él me dió la espalda y se fue, lo seguí hasta dónde pude pero nos tomaron una foto y la luz me hizo desmayar.
Marco: carajo, T;N, me imagino lo mal que la pasaste.- suspiro.- lo lamento demasiado, deberías de explicárselo a él, creo que le afectó y está de un genio insoportable.- me dió una media sonrisa.- y deberías de denunciar a ese grandísimo hijo de puta para que no te vuelva a hacer daño.
T;N: ¿dónde está él?- Marco se encogió de hombros y rascó su nuca, justo en ese momento abrieron la puerta de la habitación y entró Mario, traía un vaso de jugo sobre una charola plateada y un poco de fruta picada. Su mirada se encontró con la mía por unos segundos.
Mario: aquí está lo que pediste, Marco.- dijo con un tono frío.- estaré abajo por si necesitas algo.
T;N: ¿podemos hablar?- dije casi en susurro. Él se giró a verme y soltó un suspiro.
Marco: es mejor que lo hagas ahora o cuándo tú quieras ella ya no querrá contarte nada, Mario, no seas tan orgulloso y escucha por una vez en tu vida, terminarás pareciendote a tu padre sí sigues así.- le dió un leve golpe en el hombro y después se retiró de la habitación.
Mario: habla ya, tengo cosas que hacer.- suspiró y se sentó al borde de la cama.- aunque en realidad, no tienes que darme ninguna explicación, tú y yo no somos nada y lo que hagas a escondidas me viene importando una mierda.- estaba siendo demasiado duro conmigo, sus palabras habían sido cómo un golpe duro para mí y ni siquiera tengo idea de porque lo sentí así.
T;N: lo sé.- asentí y comencé a jugar con mis dedos sobre las sábanas.- pero quería ser salvada por ti, al menos en ese instante, quería que alguien me salvará.
Mario: pero te veías muy tranquila ahí.- reclamó, su voz lo hacía lucir dolido y demasiado decepcionado. Negué rápidamente y las lágrimas volvieron a salir causando aún más dolores de cabeza.- lo estabas disfrutando, T;N.
T;N: no fue así, Mario.- respondí con la voz entrecortada.- ese hombre es mi peor pesadilla y no quiero tenerlo cerca, ¿por qué crees que he tratado de huir cada que él está cerca?, me causa temor.
Mario: no me des explicaciones.- me interrumpió y se levantó de la cama.
T;N: sé que no debo dartelas, por qué cómo dijiste antes, no somos nada.- él volteó a verme y lanzó un suspiro.- pero, no sé, quiero que lo sepas y la próxima vez que él esté cerca, me dejes venir a casa o desaparecer de dónde nos encontremos.
Mario: te he traído algo para que comas.- evadió lo que yo le había dicho, asentí levemente y me levanté de la cama, me mareé nuevamente y solo alcancé a detenerme en el borde de la cama.- ¿estás bien?- se acercó con rapidez a mí y me sostuvo del brazo, intenté evadirlo pero su fuerza para detenerme fue más que la mía para impedirlo. Sentí un escalofrío en el cuerpo y lo miré.
T;N: estoy bien.- susurré y bajé la mirada, colocó sus dedos en mi barbilla y me estremecí, me elevó el rostro con suma delicadeza y nuestros ojos conectaron.
Mario: ¿qué fue lo que te hicieron?- susurró, su mirada y tono de voz parecían ser sinceros.
T;N: no me siento lista aún para hablar de eso.- suspiré y baje la mirada.
Mario: está bien, tienes que cenar algo.- me soltó y fue a dónde había dejado el plato para después acomodar la fruta con sus manos. Camino hacía mi y me lo entrego, había formado una carita feliz con dos uvas y un trozo de piña a la mitad. Sonreí al verlo.- no te acostumbres a eso, solo lo hago porqué estás mal.
T;N: te lo agradezco.- suspiré y después comencé a comer con lentitud la fruta que estaba al otro extremo del plato, quería dejar la carita feliz hasta el final.

UN CONTRATO AMOROSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora